No La Mires A Los Ojos
Enviado por Camilo Zavala • 26 de Noviembre de 2015 • Trabajo • 1.421 Palabras (6 Páginas) • 131 Visitas
“No La Mires A Los Ojos”
By: Camilo Zv
Capítulo 1
“Conociéndose”
Me desperté por la mañana, tomé una ducha, bajé a la cocina por mi desayuno, hablé un poco con mamá.
-Buenos días hijo.
-Buenos días mamá.
-¿Ya estás listo para la preparatoria?
-Más que listo.
Asiento
-Bueno, ve con cuidado.
-Claro mamá.
Terminé mi desayuno y salí camino a donde comenzaré mis estudios por los siguientes 3 años. Aun no sé lo que me espera, el siempre hecho de entrar a la preparatoria, hacía que me sintiera genial.
Al entrar al plantel me percaté de lo extenso, que era bueno, ya que así tendría mucho espacio para socializar, practicar deportes y esas cosas, ni hablar de las chicas. Todas eran lindas, pero había una que resaltaba sobre las demás, no lo sé, era diferente a las otras chicas. Era tanta su belleza que me mantuvo hipnotizado por varios minutos, lo que provocó que llegara tarde a mi primera clase. El profesor se molestó tanto que me echó del salón.
Caminé hacia la plaza cívica del plantel para sentarme bajo el gran árbol, estaba en medio de dicha plaza rodeado de plantas y un par de bancas donde podía sentarme. Ese lugar era extremadamente hermoso, era algo así como el jardín de Edén.
Terminó la primera clase.
Al fin logré entrar a mi aula, la cual me pareció magnífica; era un sitio más o menos grande, una habitación de 8x10 metros, de un color amarillo claro, con un gran pizarrón blanco al centro y otro a un lado. La clase que tomaría "Lectura, Expresión Oral y Escrita" con la maestra Georgina Martínez. Era una mujer de entre 40 o 45 años, extrovertida, con anteojos, pelo rubio y una piel color dorado; atractivo para una mujer de su edad. Tan pronto comenzó la clase, ella se presentó con nosotros:
-Buenas tardes jóvenes, yo soy la profesora Georgina Martínez. Les implementaré la materia de Lectura, Expresión Oral y Escrita o LEOYE por sus siglas. Bueno, sin más ni más que decir comencemos, abran su libro en la página 12 y contesten.
El trabajo no se dificultó tanto, ya que tenía que ver con el libro "Cien Años de Soledad" de Gabriel García Márquez, que terminé de leer hace un mes.
Gracias a eso fui el primero en acabar el ejercicio, todos me veían un poco raro mientras decían entre susurros:
-Es el genio del salón.
Me puse nervioso, yo no era un genio, solo conocía el manuscrito de García.
Sonó la campana que indicaba el final de clase, por lo que todos se pusieron de pie y salieron del aula. Caminé hacía la puerta del salón me preparaba para salir cuando de pronto escuché un golpe seguido de una voz diciendo -Hola, por lo que levante la mirada era una chica la miré, y le contesté sonriendo Hola. Y así entablamos una conversación.
-Mi nombre es Ann, ¿y el tuyo?
-Yo soy Cam…
Sonrío nervioso
-Me imaginó que eres nuevo ¿no?
-Sí, si lo soy pero ¿Tu lo eres?
-Obvio
pone los ojos en blanco
-Bueno, y ¿en qué carrera estás?
-Yo estudió Construcción, es una carrera llamativa para mí, ¿y tú?
-Estudio Sistemas Digitales
-¿Y eso de que se trata?
-Computadoras y todo eso
-Genial ¿eso te gusta?
-Si algo, y a ti ¿te gusta Construcción?
-No mucho, sólo lo estudio porque mis padres me inscribieron
-En serio, ¿Por qué estudiar algo que no te agrada?
-Siendo sincera ni siquiera quería estudiar
-¿Porque no?
-Odio la escuela
-¡Quien no!
-Los cerebritos
-Cierto
-¡Hey! Tengo hambre ¿vamos a la cafetería?
-Si claro vamos.
Caminábamos hacía la cafetería cuando de pronto la vi ahí sentada bajó el árbol que está en medió de la plaza cívica no lo sé, su cabello brillaba demasiado no podía creerlo, me miró, nos miramos fijamente cuando de pronto sentí un jalón.
- Hey ¿seguimos?
-A sí, claro, vamos
-Ella te gusta ¿cierto? Lo noté por la forma en que la miras
-¿A sí? ¿Es tan obvio?
-Créeme, lo es
-Diablos
-Al menos ¿sabes su nombre?
-No
-Ella se llama Sharon, va en mi salón
-En serio, ella es tan linda
-Si, lo sé, y debes cuidarte de las chicas como ella
-¿Porque lo dices?
-Ella te puede lastimar
-¿En serio?
Hago una mueca de duda
-Sí, no es por ser mala onda ni arruinar tus ilusiones pero en serio ella no te conviene
-Pero la puedo enamorar
-O existe el plan B
-¿Cuál plan B?
-Olvidarte de ella y buscar a alguien a quien si le importes
-¿Cómo quién?
-No lo sé, no soy adivina bobo
-Lo sé, lo sé; pero háblame de ti
-De mi pues no hay mucho que decir solo soy una chica amante de la literatura, y del pop, mi cantante favorita es Elizabeth Grant
-Vaya tenemos algunas cosas en común
-¿Cómo cuáles?
-Nos gusta la literatura, Lana y el que los dos estamos en primer semestre
-En eso estás en lo cierto, solo no estamos de acuerdo en algo
-¿A si? ¿En qué?
-En que sigas detrás de la tal Sharon
-Por lo menos he de intentarlo ¿no?
-Sí, pero si te dice que sí, ¿y sólo juega contigo?
-Eso no pasara
-¿Por qué tan seguro?
-No lo sé, lo voy a intentar
-Bueno hazlo, inténtalo, y si te lastima aquí estaré yo, ¿Vale?
-Vale
-Oye tengo clase de Álgebra me tengo que ir
-Vale, igual
Bien, mientras más pasaba el tiempo más me cargaba de valor para acercarme a Sharon, recuerdo que tuvieron que pasar días, semanas para que me acercara a ella, hasta que al fin me acerqué y dije: Hola, ella sonrió y me contestó.
-Hola… ¿cómo estás?
-¿Bien, y tú?
-De maravilla, ¿Y eso que me hablas?, he notado que siempre me miras “sonriendo tiernamente”
-Bueno es que eres muy linda, y no sé, temía a que me rechazaras
-No… ¿porque haría eso?
-No lo sé, me ponía nervioso cuando te me acercabas
-En serio eso es tan tierno
Lo decía con un tono de lindura
-No soy tierno
Trato de alargar la plática
-A, claro que lo eres
-Bueno si un poco
-¿Un poco?, ¡demasiado!, y ¿Cuál es tu nombre?
-Camilo, ¿y… el tuyo?
-Sharon, Camilo es un lindo nombre
-Sí, papá dice que es digno de un rey
-Tiene razón, y lo porta el rey de los chicos tiernos.
Se sonroja al decirlo
-Que no soy tierno
-Bueno ya señor tierno me tengo que ir después hablamos ¿vale?
-Vale, chica linda
-¡Hey! No soy linda.
Me besa en la mejilla y se va.
En ese preciso momento pasaba frente a nosotros Ann, la cual no me saludo, por lo que me preocupé, no había un sólo día en que ella no me saludara, así que corrí para tratar de alcanzarla pero no pude, ella ya había entrado a clase, así que tendría que esperar hasta el receso para poder hablar con ella.
...