No dejemos que la Navidad nos consuma

No dejemos que la Navidad nos consuma

Por Diego Eduardo Sáez Chahud.

Nos aproximamos a fin de año, y a su vez, a una temporada muy esperada, no sólo por los niños, sino también por los adultos que se encuentran al frente de las industrias que giran en torno de esta época: la Navidad. Esta festividad, que es una de las más importantes del Cristianismo, se remonta al siglo IV y se conmemora los 25 de diciembre de cada año.

Al inicio fue una celebración netamente religiosa, pero con el pasar de los años y con la llegada de la globalización, ha combinado su carácter religioso con el de la convivencia familiar y, al mismo tiempo, su esencia ha sido usufructuada por las empresas. Como se dice, “las personas emprendedoras son aquellas que ven oportunidades que otros no ven, de modo que se adelantan a los demás”. De esta manera, la industria poso su visión sobre la Navidad y, en una oportunidad como esta, no se dio excepción alguna.  Para ello, se creó un Papa Noel o Santa Claus y algunos artículos que son únicamente comercializados en esta temporada, como árboles de navidad, además de artículos relacionados con duendecillos, muñecos de nieve y renos.

La Navidad empieza a consolidarse con el carácter que tiene hoy en día a partir del siglo XIX: abundantes regalos bajo los verdes árboles que toda familia posee en su hogar, Papa Noel aparece en todos los spots publicitarios, tarjetas navideñas con hombres de nieve y cenas familiares con pavo y champagne incluido. Pasó de ser una celebración Cristiana a ser una celebración gobernada por el mercado.

Lo negativo de todo esto es que se ha  creado en la población una especie de “necesidad” de adquirir artículos en esta fiesta conmemorativa, con la finalidad de obsequiárselo a alguien. En la actualidad no son pocas las personas que buscan regalos para sus familiares cercanos y seres queridos los días anteriores al 25 de diciembre. Como consecuencia, el comercio, principalmente el de juguetes, observa cómo sus ganancias aumentan cada fin de año.

Sin embargo, a pesar de la Crisis Económica que el Mundo viene atravesando y que las proyecciones indican que las ventas en Navidad serán menores que en años anteriores, a fines de este 2009, las personas seguirán adquiriendo productos, de acuerdo a su capacidad económica. Como medida de contingencia, por ejemplo, las industrias de juguetes norteamericanas han optado por fabricar juguetes de bajo costo, que estén al alcance de la mayoría de las personas, en el principal periodo de compras en EE.UU.

La mercadotecnia navideña ha surtido efecto en un mundo globalizado como el nuestro y se ha incorporado en el inconsciente de cada uno de los consumidores. Se ha perdido el espíritu navideño de a pocos y está siendo reemplazado por una cultura consumista, que solo se preocupa por lo material. Muchas personas son víctimas de la publicidad y caen inocentemente ante los constantes avisos publicitarios, que lo único que buscan es su propio beneficio, al hacer creer que es una obligación obsequiar regalos y endeudarse a más no poder. Por estas razones, este año no dejemos que una fiesta como la Navidad nos consuma.    

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