Normatividad y Gestión de Centros Históricos
Enviado por AreliA1 • 28 de Enero de 2022 • Trabajo • 9.339 Palabras (38 Páginas) • 87 Visitas
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Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
Facultad de Derecho y Ciencias Sociales
Licenciatura en Criminología
Normatividad y Gestión de Centros Históricos
Mtro. Rubén Ángel Montero Urrusquieta
Servicio Social
Alumna: Areli Agui Rojas
Matrícula: 201832260
El siguiente proyecto de investigación pertenece al programa de servicio social de Gestión y Normatividad de Centros Históricos que tiene como propósito explicar y describir la metodología para la elaboración, seguimiento y evaluación de instrumentos de gestión, enfocada a los centros históricos del país, que dé orden a la acción concertada de los sectores público, privado y de la sociedad en general para un mayor compromiso y participación en la gestión, conservación, rehabilitación y desarrollo sustentable del patrimonio cultural de la nación..
- Antecedentes de la UNESCO y Declaratorias de Patrimonio Cultural de la Humanidad.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) es un organismo especializado del Sistema de las Naciones Unidas (ONU).
La UNESCO obra por crear condiciones propicias para un diálogo entre las civilizaciones, las culturas y los pueblos, fundado en el respeto de los valores comunes. Asimismo, contribuye a la conservación de la paz y a la seguridad mundial, mediante la promoción de la cooperación entre las naciones a través de la educación, la ciencia, la cultura, la comunicación y la información.
La Organización cuenta con 195 Estados Miembros y 10 Miembros Asociados. Estos últimos son territorios o grupos de territorios que no asumen por sí mismos la conducción de sus relaciones exteriores.
La UNESCO tiene sede en París. La Organización cuenta también con más de 50 oficinas fuera de la Sede. La UNESCO nació de las cenizas de la Segunda Guerra Mundial cuando, en noviembre de 1945, se celebró en Londres, justo al concluir la guerra, una conferencia de las Naciones Unidas para establecer una organización educativa y cultural. El evento reunió a representantes de 37 Estados –entre ellos México– y, con el impulso de Francia y del Reino Unido (dos naciones muy afectadas por el conflicto), los delegados decidieron crear una organización destinada a instituir una verdadera cultura de paz con la finalidad de fortalecer la solidaridad intelectual y moral de la humanidad e impedir una nueva guerra mundial. Al final de la conferencia, los 37 Estados firmaron la Constitución que marcó el origen de la UNESCO. El documento entró en vigor en noviembre de 1946, tras ser ratificado por 20 países signatarios.
En 1958 se inaugura en París el edificio de la Sede permanente de la UNESCO, proyectado por los arquitectos Marcel breuer (EE.UU.), Pier-Luigi Nervi (Italia) y Bernard Zehrfuss (Francia).
- El Instituto Internacional de Cooperación Intelectual (1926-1946)
La cooperación intelectual multilateral se concibió, desde el final de la guerra de 1914-1918, como uno de los aspectos de la organización internacional. Así, en la primera reunión celebrada por la Sociedad de Naciones, en noviembre de 1920, se discutió la necesidad de establecer una cooperación intelectual junto a la actividad política de los gobiernos. En sucesivos encuentros y reuniones, se hacía patente el hecho de que cualquier pacto de la Sociedad de Naciones tenía que encontrar las fuentes mismas de su existencia en una cooperación espiritual. Fue el señor M. Hymans, representante de Bélgica en la Conferencia de la Paz, el primero que presentó la cooperación intelectual como un elemento importante de la obra de la Sociedad de Naciones y el que propuso que una parte del Pacto tratara de las relaciones intelectuales internacionales.
El Consejo adoptó, el 2 de septiembre de 1921, un informe del representante de Francia, señor Léon Bourgeois, en el que proponía la creación de una comisión para el estudio de las cuestiones internacionales de cooperación intelectual y de educación. Sobre la base de este informe, la Asamblea decidió, el 4 de enero de 1922, la creación de la Comisión Internacional de Cooperación Intelectual a la que concedió el estatuto de Órgano Consultivo del Consejo. De esta Comisión formaron parte diversas personalidades que no representaban a su país respectivo ni estaban sometidas a instrucciones nacionales. La Comisión, integrada por trece miembros, se reunió por vez primera en Ginebra el 1 de agosto de 1922 y eligió como presidente al filósofo francés Henri Bergson. El mandato de los miembros era de cinco años renovables. Quedó así dotada la Sociedad de Naciones de su Comisión Internacional de Cooperación Intelectual, que se reunía en Ginebra en el mes de julio de cada año y una de sus primeras actividades consistió en renovar, entre academias y especialistas, los lazos que la guerra había roto. Asimismo era preciso establecer una coordinación entre las diferentes actividades nacionales y pronto se comprobó la conveniencia de crear Comisiones Nacionales de Cooperación Intelectual. A partir de enero de 1923 fueron numerosos los países que establecieron una Comisión Nacional con el objetivo principal de organizar la coordinación interior y de mantener las relaciones entre los propios países y la Comisión Internacional de Cooperación Intelectual.
Servir a la intelectualidad en todas sus formas, incluyendo las ideas científicas, que tomaban cada vez más importancia.
El Instituto Internacional de Cooperación Intelectual llevaba a cabo una lucha eficaz contra los obstáculos que encontraba la vida intelectual, mediante un mejor entendimiento internacional y esforzándose por evitar las anomalías de orden político o comercial que oponen a los pueblos y aumentan las dificultades que provocan la transformación de las condiciones de vida y la adaptación a situaciones nuevas. Algunas de las vías trazadas para el logro de estos fines consistían en las facilidades acordadas para viajes de estudio, la preparación de numerosos acuerdos intelectuales bilaterales, la concesión de becas y de bolsas de estudio, el intercambio de profesores y de trabajadores. Existía un acuerdo general aunque el remedio profundo no podría encontrarse más que transformando las condiciones generales de la vida y las relaciones internacionales.
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