Oportunidades y desafíos de la democracia en América Latina

2018: Oportunidades y desafíos de la democracia en América Latina 

El Escenario Mundial

Los próximos dos años marcaran tanto los escenarios mundiales como los regionales. Proceso que aparece marcado por la globalización liderada por China^[a]. Las características del actual contexto resultan ser novedosas y preocupantes debido a la incertidumbre que generan. Es útil, como imagen a tener en mente que se podría afirmar que el Presidente Trump ve el mundo en blanco y negro, y que los países lo van observando en distintas tonalidades de gris.^[b]

El contexto internacional y el comportamiento de los principales actores internacionales pareciera estar definiendo el futuro del proceso de globalización y con ello lo que suceda con los países dependientes, especialmente en América Latina. Al efecto, la globalización en^[c] tanto proceso, ha ingresado a una nueva fase definida por el alineamiento entre los organismos políticos y financieros internacionales respecto a objetivos claves de crecimiento y desarrollo social con el marco de referencia de los objetivos sustentables de la ONU. De esta forma, FMI, OCDE, BM, ONU y G20 entre otros impulsan estrategias y políticas públicas para disminuir la desigualdad y reconocer un rol más activo del Estado en su relación con el mercado. Dicho de otra forma, estamos frente a una evolución del modelo neoliberal con el cual nació la globalización. Hoy se trata de identificar la fórmula mediante la cual la relación entre Estado y Mercado asegura gobernanza, calidad de vida, desarrollo social y transparencia.

Todo ello tiene un impacto ideológico el cual se expresa en una notoria disminución de las izquierdas y derechas tradicionales en términos electorales y el surgimiento de un “pragmatismo ideológico” expresado en un porcentaje que es capaz de definir las elecciones.

Es^[d] un porcentaje de ciudadanos que decide concurrir a votar, pero lo hace por candidatos que le satisfagan sus expectativas de calidad de vida, transparencia y desarrollo económico. No importa si el candidato es populista o nacionalista, solo es evaluado por la viabilidad de la propuesta que presenta y su capacidad o credibilidad para enfrentar los desafíos individuales que cada cual identifica.

Sin embargo, todo lo anterior se torna más confuso al observar la relación económica, estratégica y política de Estados Unidos, China y Rusia en lo principal y el rol activo que tienen los países de la Unión Europea y la presencia silente de India en este proceso de definición de nuevos equilibrios geoestratégicos y geoeconómicos a nivel mundial.

La perspectiva futura, tendrá dos grandes dimensiones. Por una parte, la manera en que los organismos económicos y políticos logran mantener el dinamismo del proceso de globalización y el^[e] resultado de las negociaciones entre China y Estados Unidos cuyas implicancias geopolíticas resultan ser fundamentales para la proyección de los próximos 10 años.

Sin duda, el resultado de las elecciones de “medio tiempo” en noviembre próximo en Estados Unidos^[f], entregarán elementos suficientes para establecer la probabilidad de reelección de Donald Trump.

El escenario Regional

En términos regionales, la situación es desafiante. Por una parte, está la debilidad institucional de las democracias para enfrentar la corrupción (asociada muchas veces a Crimen Organizado Transnacional) en sus sistemas políticos y que resulta transversal a todos los partidos, pero afectando directamente las capacidades gubernamentales en términos de gobernanza y credibilidad. A ello, se suma la fragmentación del sistema político y al interior de cada partido político. El pragmatismo ideológico de un porcentaje de la ciudadanía hace difícil predecir resultados de las elecciones. El resultado evidente es la presencia de un Presidente que no necesariamente puede contar con una mayoría legislativa para implementar su programa y con ello se producen las condiciones para una mayor conflictividad social^[g].

La situación de Perú y Brasil resultan ser paradigmáticas respecto a la fragilidad democrática y su impacto en la gobernabilidad doméstica y en la región. Si bien, son procesos distintos los potenciales políticos y económicos para sostener una estrategia de integración efectiva en el marco de la globalización están lo suficientemente debilitados para ejercer liderazgo e influencia creíble. Ello marca un primer desafío a los países de la región respecto a cómo se plantea frente a al rol de China, tanto en el plano mundial como regional, y las expectativas respecto a los TLC con Estados Unidos, por ejemplo.

En el caso de Brasil, mientras Lula se someta a las resoluciones judiciales –más allá de los argumentos jurídicos y políticos a favor o en contra que las respaldan-, asegura una hoja de ruta razonable y de conflictividad regulada, aun cuando quedan todavía instancias que deberá someterse a la prueba institucional respecto a su rol futuro ya sea como líder o eventual candidato.

Aparte del impacto de las elecciones en Brasil, las de Colombia y México marcan un punto de análisis respecto a la viabilidad de la Alianza del Pacífico y su capacidad para ser un motor o articulador eficiente del crecimiento económico de economías dependientes de Asia y Estados Unidos. Las dudas respecto al proceso de paz en Colombia y la conflictividad que se percibe a futuro demandan una atención preferente de quien sea presidente, retardando un porcentaje importante de las expectativas de solidez democrática y desarrollo social y económico. En el caso de México, la probabilidad de que López Obrador sea el próximo mandatario significa redefiniciones acotadas pero trascendentes respecto al manejo interno del gobierno –donde existe una alta división interna- en temas de seguridad, económicos y, en especial, en su relación, con Estados Unidos.

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