Origen de la propiedad y conceptos
Enviado por omarlozbel • 24 de Octubre de 2015 • Resumen • 1.867 Palabras (8 Páginas) • 239 Visitas
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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA
ALDEA JOSÉ FRANCISCO BERMÚDEZ
“ESTUDIOS JURÍDICOS”
CARÚPANO- EDO. SUCRE
U.C. PROPIEDAD Y DERECHO
Antecedentes Históricos
del
Derecho a la Propiedad
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CARÚPANO, OCTUBRE DEL 2015.
1.- Estudios sobre el origen de la Propiedad. Lectura del capitulo IX “Barbarie y Civilización” del libro “El Origen de la Familia la Propiedad Privada y el Estado”.
Este capítulo nos relata, en sus inicios, la manera en la que nacen las Gens, que no eran más que las familias que llevaban un mismo nombre, y de las que provienen a su vez, las tribus conformadas por varias de estas, donde existía una sencilla organización que internamente podía resolver los conflictos de forma eficaz y, aquellos externos, mediante la guerra.
En este régimen de las gens, según nos cuenta el autor, no existía la dominación ni la servidumbre, ni tampoco diferencias entre los deberes y derechos, por lo que la base de tal sociedad era la sumatoria de esfuerzos, sin ningún tipo de divisiones de clases, ni en la tribu ni en la gens.
En ese entonces, la división del trabajo se da únicamente entre los dos sexos, hombre y mujer, de forma natural y espontánea. Así, el hombre va a la guerra, se dedica a la caza y a la pesca, procura las materias primas para el alimento y produce los objetos necesarios para esto. La mujer cuida de la casa, prepara la comida y hace los vestidos. La producción en esos momentos era esencialmente colectiva y el consumo se daba también mediante el reparto directo de los productos. Los productores tenían dominio sobre el proceso de la producción y sobre su producto, es decir, lo producían, repartían y consumían, por lo cual este nunca podía sobreponerse a los productores como ocurre luego en la civilización.
Más adelante, de forma gradual, se van dando los cambios, mediante la división del trabajo, el aumento de la producción y la apropiación individual, transformando la conducta de los individuos, dado que la producción mercantil se volvió poco a poco la forma dominante, no para el propio consumo del producto sino para ir de unas manos a otras, generando el dinero que a su vez, trajo la figura del mercader a intervenir entre los productores y consumidores, complicando el sistema de cambio y entregando la producción al azar.
Se había descubierto que la fuerza de trabajo del hombre podía producir más productos que los necesarios para su sustento, lo que introduce la división del trabajo y el cambio entre individuos, pero no fue suficiente y deciden que el hombre también puede servir de mercancía y su fuerza de trabajo podía llegar a ser un objeto de cambio y de consumo haciendo del hombre un esclavo.
La esclavitud implantada produjo una gran división en la sociedad, la cual constaba ahora de una clase explotadora y otra explotada, hecho que alcanza su máximo nivel durante la el periodo de la civilización y se mantiene, según el autor, durante todo el estadio de civilización, hasta nuestros días, porque define a la esclavitud como la primera forma de explotación del hombre, durante el mundo antiguo, la servidumbre, en la Edad Media y el trabajo asalariado en los tiempos modernos. Según explica, estas son las tres grandes formas del avasallamiento, que caracterizan las tres grandes épocas de la civilización, manteniéndose la esclavitud, antes franca y luego disimulada.
En cuanto a la familia, la forma que corresponde a la etapa de la civilización y se establece de manera definitiva es la monogamia y con esta se abre paso a la propiedad privada, puesto que se empezó a considerar a la familia individual como unidad económica de la sociedad. Así el suelo cultivable se distribuyó entre las familias particulares, primero temporalmente y luego para siempre.
En este mismo orden de ideas, nace el Estado como fuerza cohesiva de la sociedad ahora civilizada, actuando siempre en favor de la clase dominante y explotadora y reprimiendo a la otra, ya oprimida y explotada. La civilización, además establece una oposición entre la ciudad y el campo como base de toda la división del trabajo social y, por otra parte, introduce los testamentos, a través de los cuales el propietario puede disponer de sus bienes aun después de su muerte.
Desde entonces y hasta nuestros días, la codicia ha movido a la civilización, convirtiendo a la riqueza individual en el único objetivo, basándose invariablemente en la explotación de una clase por otra. De allí que todo desarrollo, progreso y beneficio logrados por la clase pudiente ha significado históricamente el retroceso, el perjuicio y la opresión, entre otros males, para la clase menos favorecida. Se pasó de una diferencia mínima entre los deberes y derechos de los bárbaros a un contraste claro y visible para cualquiera, pues se otorgan todos los derechos a una clase y demasiados deberes a la otra, siendo la primera la responsable de todos los males de la segunda, en su afán de lograr el desarrollo propio y no el colectivo como debería ser.
Finaliza este capítulo con unas citas del juicio emitido por Morgan en su libro "La Sociedad Antigua", acerca de la civilización, donde este augura que habría guerra entre los hermanos, e incluso se asesinarían unos a otros, ignorando hasta sus lazos de estirpe y relacionando la llegada de la civilización y la riqueza desmesurada con una especie de fuerza que va en contra de los intereses colectivos. Sin embargo, se espera que en algún momento despierte y se imponga al fin, la inteligencia humana a la riqueza y que el Estado pueda fijar de una vez, algunos límites a la clase explotadora, en función de los intereses de la sociedad, los cuales deben ser considerados superiores a los intereses individuales.
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