PATRIMONIALISMO POLÍTICO EN EL PERÚ ACTUAL
Enviado por JOSANCH • 2 de Septiembre de 2017 • Ensayo • 4.819 Palabras (20 Páginas) • 378 Visitas
TRABAJO FINAL:
DEMOCRACIA Y CIUDADANÍA:
PATRIMONIALISMO POLÍTICO EN EL PERÚ ACTUAL
CURSO: CIUDADANÍA Y DEMOCRACIA (PARTICIPACIÓN CIUDADANA)
JULIO DEL 2017
DEMOCRACIA Y CIUDADANÍA:
PATRIMONIALISMO POLÍTICO EN EL PERÚ ACTUAL
RESUMEN
En pleno del siglo XXI, en la proximidad de sus doscientos años de independencia política, el Perú continúa en la construcción de una democracia sólida y estable. La debilidad de las instituciones, ha sido uno de los factores por el cual muchos gobernantes se han visto favorecidos por el patrimonialismo, camino llano para entornillarse en el poder. El presente trabajo, analiza el patrimonialismo como dominación tradicional como práctica política que erosiona principios básicos de la democracia y la ciudadanía, reproduciendo, cultura política opuesta al modelo republicano formalizado, e inscripto en formas particularistas de institucionalidad informal, configurando un sistema político patrimonialista. El tema, que se aborda, no ha tenido suficiente tratamiento y análisis, y la literatura existente, aún no es tan abundante. Al respecto, se ha revisado las principales contribuciones que la literatura especializada, sobre las categorías patrimonialismo, democracia y ciudadanía existen. El objetivo del presente trabajo, por un lado ofrece una explicación del patrimonialismo en el funcionamiento de del estado peruano, a partir temáticas abordada en el curso de ciudadanía y democracia; así mismo permite una descripción de los efectos negativos que causa en el patrimonialismo en la consolidación de la ciudadanía la democracia en el sistema político peruano
Palabras claves: Democracia y ciudadanía, sistema político, patrimonialismo
1. Análisis de Caso: Patrimonialismo en el Perú Actual
1.1. Contextualización del Caso
La globalización ha tenido un papel muy importante en el cuestionamiento de categorías teóricas, que por sus consecuencias negativas ponen en duda los principios e instituciones en los que se fundamentan las sociedades democráticas. Este es el caso del patrimonialismo, categoría desarrollada por Max Weber para conceptualizar la enajenación de los bienes públicos por parte de los que ejercen el poder.
Bajo esta perspectiva, se analiza el patrimonialismo en el Estado peruano, caracterizado por mantener un sistema hibrido, en donde conviven un sistema político de institucionalidad formal y un sistema político informal. Esta situación, en la actualidad ha impactado en el sistema político peruano, generando una crisis política y una crisis de la política. Sobre la problemática, el análisis básicamente se ha centrado en la transferencia y consolidación de instituciones claves de gobierno, pero han prestado muy poca atención a la forma en que dichas instituciones se conectan con las prácticas sociales, con los valores de la cultura política. Así, los funcionarios públicos violan las normas con frecuencia, hasta el punto de que el sistema político no logra tener los estándares mínimos convencionales para la democracia y se mantiene un déficit de ciudadanía.
En el Perú actual, el patrimonialismo afecta negativamente el desarrollo de la ciudadanía y la consolidación de la democracia, como lo muestran los recurrentes escándalos de corrupción, desvíos de fondos, mal uso de los recursos públicos, favorecimiento de grupos empresariales en licitaciones y obras públicas, loobies de grupos con poder económico, negociaciones, concesiones, financiamientos de campaña y favores políticos; es decir predomina el interés privado en detrimento del interés público. Por lo tanto, se puede afirmar, que el patrimonialismo político es un componente presente a lo largo de nuestra historia como nación y de innegable actualidad, sobre todo, en época de crisis política y tal como como vivimos en el momento.
Para comprender el patrimonialismo en el Perú, se ha recorrido a autores peruanos que ha estudiado el tema. Así: Para, López, (2004):
“El Estado neoliberal peruano es "clepto-patrimonialista". Dados los altos niveles de corrupción que permite, mi hipótesis es que fue organizado para saquear el país y para robar. Eso pasa por una operación previa: el secuestro de los aparatos económicos del Estado en los que operan la cúspide del poder, la alta burocracia y los poderes fácticos. La historia reciente explica la reproducción del “sistema de botín”.
Calderón (2009), sostiene que este modelo “… cumplió con la función de legitimar un estilo de gobierno en que los asuntos nacionales se trataban como si fueran familiares, con mecanismos y funciones que se definían de acuerdo al grupo hegemónico que los manejaba”.
Para, Álvarez (2009), el patrimonialismo “… cumplió con la función de legitimar un estilo de gobierno en que los asuntos nacionales se trataban como si fueran familiares, con mecanismos y funciones que se definían de acuerdo al grupo hegemónico que los manejaba”.
Por ello cuando se producen los “destapes” vienen primero las “comisiones investigadoras”, pero luego siguen los “arreglos”, que enfrían la indignación e inoculan el fatalismo de que las cosas no pueden ser de otra manera, pues lo que vale es el espíritu de cuerpo, que es sólido y permanente, y no la pretensión ciudadana de justicia que es solo una emoción volátil.
En este caso prima la lealtad de quien dirige la institución pública, se coloca por encima de la ley y el interés general. El amiguismo y el intercambio de prebendas es el aceite que lubrica las organizaciones de gobierno. Las leyes son retorcidas hasta que sirvan a los intereses del grupo (hecha la ley hecha la trampa). Y a la gente se le enseña que el camino más seguro para progresar es la adulación al poderoso, el estar dispuesto a ser su cómplice, a infringir la ley apenas se requiera. Esta lógica mafiosa impide la construcción de una institucionalidad ciudadana, genera suspicacia y resistencia hacia la autoridad y sus normas. Una sociedad es ciudadana, si está compuesta de gente que prefiere poner la ley por encima de sus conveniencias particulares. Y lo contrario es una sociedad de cómplices en la que (casi) todos están dispuestos a pactar en desmedro del interés común.
Como consecuencia, en el Perú, el patrimonialismo constituye
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