PENA DE MUERTE
Enviado por jhon.978 • 5 de Agosto de 2013 • 467 Palabras (2 Páginas) • 313 Visitas
LA PENA DE MUERTE. ABOLICIONISMO O RETENCIONISMO.
(Ensayo)Por:
José Luis Coba Uriarte
Según el Art. de la Constitución de 1993, “”. Este precepto es el resultado de un largo proceso histórico transnacional que parecía llevar a una progresiva abolición de la penade muerte. Sin embargo, en la actualidad, los políticos de hoy, piensan en una reformaconstitucional, para poder implementar la pena de muerte a delitos
aberrantes.
Antes de analizar el alcance de la declaración constitucional citada, conviene detenerse brevemente en las líneas más generales del proceso histórico mencionado.Se distinguen, a menudo, dos grandes fases en la historia de la pena capital. El sigloXVIII trazaría la frontera entre ambas. Hasta sus postrimerías la pena de muerte seaplicó de forma masiva, tanto por su frecuencia como por el número de figurasdelictivas a las que se señalaba.“La pena de muerte- escribe Antón Oneca
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- se aplicó en el AntiguoRégimen con gran extensión y dureza. El alemán Carpzovio se jactaba de haber pronunciado más de diez mil condenas capitales y de haber enviado más de uncentenar de brujos a la hoguera. Hechos hoy castigados levemente e impunes,como un simple hurto o el contrabando de la sal, eran crímenes que acarreabanel último suplicio en Francia.”La historia nos indica que en el reinado de Enrique VIII (siglo XVI) fueron ejecutadasen Inglaterra, como vagabundos, 27 000 personas. En el mismo país, en el año 1800todavía se castigaban con la muerte más de doscientos delitos. En España, por virtud dela Real Pragmática de 23 de febrero de 1734, Felipe V ordenó la pena de muerte para elmayor de 17 años que hurtara en la Corte o en su rastro, “sin arbitrio para templar oconmutar esta pena en alguna otra más suave y benigna”.Por otra parte, hasta fines del s XVIII la pena de muerte no sólo perseguía la privaciónde la vida, sino también infligir dolor al condenado. La pena de muerte aparecía, en estesentido, como la culminación de la escala de las penas corporales. También éstas seaplicaban con profusión, cuando no se llegaba a la de muerte. No es de extrañar quesiendo usuales no sólo los azotes, sino también el tormento de las mutilaciones, serodease a la pena capital de formas de ejecución igualmente dolorosas. Aquellas penascorporales eran a menudo el preámbulo de la última pena.La Ilustración, y la corriente humanizadora del Derecho penal que ella determinó, propiciaron desde fines del s XVIII una reacción contra las penas corporales ylógicamente, también un cambio de concepción de la pena de muerte. Esta empieza alimitarse a unos pocos delitos de máxima gravedad, al tiempo que va perdiendo sufinalidad de producción de dolor físico para convertirse en la pura privación de la vida.Se buscan, por ello las formas de ejecución más rápidas e indolorosas. Así se justificó laintroducción de la guillotina en la Francia
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