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¿POR QUÉ NO LOS VALORAMOS Y LOS REPETAMOS?


Enviado por   •  28 de Agosto de 2012  •  595 Palabras (3 Páginas)  •  476 Visitas

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¿POR QUÉ NO LOS VALORAMOS Y LOS REPETAMOS?

Un día por la mañana, iba caminando por la calle y vi a un anciano, sentado en una banca leyendo un periódico con el bastón a su lado, con una cara triste y amargada. Veía que todas las personas no se le acercaban y lo miraban con una cara de lástima; no sabía si acercarme a él, tenía miedo que de pronto, fuera un viejo gruñón y amargado. Pero no, me decidí a acercarme a él, mientras que una voz dentro de mi me repetía ¨no te acerques, no te acerques…¨, cuando llegue a la banca, me senté y me puse a idear un plan para saber bien que le iba a decir y que le iba a responder, pero no fue necesario porque inmediatamente, que me puse a pensar, el anciano me saludo calurosa y cordialmente. Yo sorprendida por la actitud del anciano, no me quedaba más que responderle al saludo. Seguimos hablando por un rato, el me pregunto mi nombre y yo el de él; se llamaba Carlos. Le pregunte sobre el articulo del periódico que estaba leyendo y me contó y explicó con todos los detalles que se puedan imaginar ese interesante artículo, quede sorprendida con lo que me dijo y me dio inmediatamente escalofrió y ganas de llorar. Pero aguante y le dije:

-Me parece muy mal que las personas traten así a los ancianos, gente llena de sabiduría y experiencia, que nos sirven de gran ejemplo para el diario vivir.

Y el anciano me respondió:

-Nosotros la gente anciana no somos valoradas en la sociedad, con solo decirte que todas las mañanas me siento aquí en esta banca a esperar que se me acerque un joven o una persona mayor, aunque sea a que me dirija la más mínima palabra, pero esta es la primera vez que se me acerca alguien, tú, aunque desde que te vi cruzar la esquina, sospechaba de ti, de tu mirada tan dulce hacia mí, tu pensamiento tan dudoso, porque lo demostrabas en tu manera de moverte, pero yo aquí esperándote a ti, a una niña inocente de buen corazón, que se preocupa por el sentimiento de los demás.

Yo le respondí con un poco de incertidumbre e inquietud:

-Las personas no saben cómo van a ser ellas en un futuro, como las van a tratar, como las van a tratar ante esas miradas amargas que se hacen de la vejez. No sé qué ira a pasar el día en que todas las personas valoremos a los ancianos y sepamos respetarlas y saber qué es lo que quieren.

El anciano me respondió con alegría y me dijo:

-La única forma de formar una sociedad que respete a los ancianos y que los sepa valorar como se lo merecen, es empezando desde los niños más pequeños, enseñándoles todos esos valores que hacen que la sociedad sea más unida.

Por eso voy a contarles a todos los niños de mi colegio todas estas cosas tan maravillosas que me has dicho.

-¿Cómo quieres ser tu cuando seas anciana? Me pregunto el anciano y yo le respondí:

-Yo quiero ser una persona que le sea útil a la sociedad, que le enseñe

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