POSICIONAMIENTO DE LA CAUSA CONSTITUCIONALISTA MEXICANA, A.C

POSICIONAMIENTO DE LA CAUSA CONSTITUCIONALISTA MEXICANA, A.C., ANTE EL MENSAJE PRESIDENCIAL, VERTIDO EL DÍA 2 DE SEPTIEMBRE, EN PALACIO NACIONAL.

Cierto que el artículo 69 Constitucional, mandata al presidente de la Republica, en la apertura de sesiones ordinarias del primer periodo del Congreso, a rendir un informe del estado general que guarda la administración pública del País, sin embargo, lo que no faculta el precepto Constitucional, es a que el primer mandatario, ajeno al recinto legislativo receptor del informe, realice, ante una audiencia cómoda, selectiva y excluyente, un acto de esencia política, para emitir un mensaje a la Nación, sustentado, única y exclusivamente,  en su visión del devenir Nacional y, no en el estado real que guarda la materia político-social que rige la vida y existencia de 120 millones de mexicanos, como consecuencia de su gestión Ejecutiva.

La lógica detrás del mandato constitucional, ciñe la obligación de hacer saber al gobernado, en que forma la gestión de gobierno ha llevado a la Nación, y a la sociedad en su conjunto, a mejor desempeño y condiciones de vida, ajeno ello, a la visión personal del Presidente Peña Nieto. El momento llamaba a la necesidad de dar a saber a los mexicanos, con datos, cifras y estadísticas, las condiciones imperantes en todas y cada una  de las distintas regiones del País, y no para proyectar, retorica publica, que pretendió difundir como  obra de gobierno que vino a desterrar los mitos y paradigmas del desempeño público de los mexicanos, apuntalado ello, en un pacto por México, que produjo, a su decir, una democracia transformadora, cuando en realidad,  sólo fue una  orquestación política, que se llevó a cabo, extra muros del Congreso General de la Unión, y producto de la concurrencia condicionada, de sólo 4 de las fuerzas políticas nacionales.  

Señor Presidente, nuestro México, no es un País nuevo, que haya Usted tenido que venir a reinventar legislativamente, el nuestro, es uno con una antigüedad de casi 200 años de vida institucional, donde, en su  formación, han quedado las  vidas de  los mejores de nosotros. Los cimientos hace mucho que fueron forjados, sus aludidas 11 reformas estructurales, de donde se desprenden 58 modificaciones Constitucionales y 81 cambios a leyes secundarias, contrario a lo que su visión sugiere, no acusan un México nuevo, pues la acción legislativa no es panacea social, política, ni, económica. Lo que la Nación requiere y, está ávida de ello, es liderazgo incluyente y transparente. En tan sólo 21 meses, olvido que Usted ofreció a los mexicanos, constituir un gobierno sobre tres ejes de acción; Transparencia, Anticorrupción y  Democratización de Medios, sin embargo, su reformas transformadoras, no formalizan ninguno de estos compromisos iniciales; primero, porque ninguna de ellas atiende cabalmente estos compromisos; y segundo, porque aquello que reforma, nunca transforma y lo que transforma no necesariamente reforma.

Ante los incondicionales, se hizo alarde de un México en paz, señalando una disminución incipiente en algunos rubros de delincuencia, pero no señalaron los números y cifras escalofriantes de los homicidios dolosos que se han llevado a cabo en los últimos 21 meses, mismos que según medios, ascienden a más de 38 mil ejecutados, ni los alarmantes secuestros de los que da fe el Observatorio Ciudadano. No se puede hablar de paz en México, cuando las Fuerzas Armadas Nacionales, patrullan las calles y, son ellas las que llevan en su haber el auténtico combate a la delincuencia en el País. Tampoco se puede destacar la seguridad pública como parámetro de mejoría, cuando se ha creado, entre  desmantelar corporaciones existentes y la configuración de nuevas, un gran vacío policial que ha motivado un estímulo dentro de las filas de la delincuencia en todo el territorio.

Dentro de la visión del “México Nuevo”, se hizo alusión a uno Incluyente, apuntalado en los programas sociales actuales, tales como; Cruzada Nacional contra el Hambre; Tarjeta sin Hambre y la transformación de Oportunidades a Prospera, insinuándose que con el supuesto alivio alimenticio de poco más de 4 millones de mexicanos que, a decir Presidencial, ya comen tres veces al día, ello fuese la fórmula para la erradicación del hambre en nuestro País. Sr. Presidente, la pobreza y el hambre de ella derivada, no se combate con el sólo suministro de alimentos, la pobreza en la que viven 53 millones de mexicanos, requiere saciar el hambre asociada de educación, de oportunidades, de vivienda, de salud, de vestido, de trabajo, de ingreso, de seguridad  y de justicia.  

Como virtud de la reforma educativa, se destacó el propósito de lograr para final de sexenio contar con 40 mil escuelas de tiempo completo en el País, pero no se indicó cuantas más serán las que quedaran al margen de la extensión de horario, ni tampoco se señaló, que a pesar de haberse entregado 240 mil computadoras a estudiantes en algunos estados del norte de País, existen un sin número de escuelas, dentro de las cuales, las aulas no cuentan con piso, electricidad, baños, ni, agua potable para beber. Se destacó la inflexibilidad en la aplicación de la ley de servicio profesional docente, pero no se alude a la capacitación previa del magisterio, razón por la cual esta reforma, ha venido a incidir en elemento de inestabilidad magisterial, y no en fuerza de cohesión social.

Se dio a conocer la visión agropecuaria futura, donde se destinaran 44 mil millones de pesos al campo, para lograr con ello, un 68% de autosuficiencia en el campo mexicano y un 75% en autonomía agrícola, programa que no cubre la necesidad total del sector, ni, se dio a conocer el estado actual de la producción agropecuaria del País, la cual ha  descendido a un 6% del INB. El campo requiere, no sólo de financiamiento suficiente y oportuno, si no así mismo, de subsidios, maquinaria y equipo, tecnología, energéticos, insumos y, muy particularmente, de mercados a futuro, que garanticen la comercialización de los productos del campo. El sector primario, no puede seguir siendo objeto de políticas a medias, pues la estabilidad rural, depende de un desarrollo integral.

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