Palabras De Despedida A Los Graduados De Posgrado
Enviado por melyta123 • 18 de Diciembre de 2014 • 675 Palabras (3 Páginas) • 672 Visitas
“Agradezco la oportunidad inmerecida que se me ha conferido de decir unas palabras de cierre de este solemne acto. Las mismas se encuadran, como no podía ser de otra manera, en el contexto del afecto; y, al mismo tiempo, del rigor académico propio de un acto de esta naturaleza.
Hoy celebramos el fin de una etapa importante y especial en nuestra vida, y quienes hemos alcanzado este escalón, no podemos dejar de rendir justo homenaje a esos extraordinarios maestros que con su acompañamiento, apoyo y generosidad han guiado nuestra investigación durante años, lo cual nos permitiera estar aquí.
En nuestras memorias tenemos presente, el día en que ingresamos a esta casa de estudios, que nos abrió sus puertas…; llenos de emociones, curiosidades y profunda sed de conocimiento, nos abocamos a la ardua tarea de culminar nuestros estudios. Finalmente, entramos a este salón y nos sentamos compartiendo el lugar con algunos que quizás no conocemos, pero todos coincidimos al sentir que esta casa y cada una de las personas que integran su claustro tienen un toque especial y único que nos ayudo a incrementar nuestra capacidad de resolver situaciones complejas.
Hemos venido con ansia de profundizar nuestra cultura sobre un aspecto particular de la ciencia del derecho, y lo hemos hecho en la más íntima convicción de que el saber no se agota en el logro de un reconocimiento académico. Alcanzamos el anhelo esperado, pero lo más importante es que, sencillamente, hemos dado un paso más para alejarnos de ese terrible mal que esla IGNORANCIA, en esa búsqueda inagotable de saber.
Ser mejor sólo quiere decir: llegar a conocer mejor. Sin embargo, debe ser un conocimiento que no nos dé tregua, que nos acose siempre. Es mortal (como expresara Elias Canetti) un conocimiento que nos vaya aplacando.
Pero, si nos preguntamos que es el conocimiento me gustaría relatar una breve historia:
Según una vieja leyenda, un famoso guerrero, va de visita a la casa de un maestro Zen. Al llegar se presenta a éste, contándole de todos los títulos y aprendizajes que ha obtenido en años de sacrificados y largos estudios.
Después de tan sesuda presentación, le explica que ha venido a verlo para que le enseñe los secretos del conocimiento.
Por toda respuesta el maestro se limita a invitarlo a sentarse y ofrecerle una taza de té.
Aparentemente, distraído, sin dar muestras de mayor preocupación, el maestro vierte té en la taza del guerrero, y continúa vertiendo té aún después de que la taza está llena.
Consternado, el guerrero le advierte al maestro que la taza ya está llena, y que el té se escurre por la mesa.
El maestro le responde con tranquilidad: ‘Exactamente señor. Usted ya viene con la taza llena, ¿cómo podría usted aprender algo?’
Ante
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