Palabras del Director en el cierre del ciclo lectivo 2011
Enviado por josemartinez123 • 11 de Diciembre de 2014 • Informe • 437 Palabras (2 Páginas) • 639 Visitas
Ana María Pastore
Palabras del Director en el cierre del ciclo lectivo 2011
Posted at 16:34 under General
Finaliza otro curso escolar, tiempo de enseñanza y aprendizaje, de trabajo, dando paso a un tiempo de descanso y recreación.
Esta secuencia de esfuerzo y trabajo seguida de reposo y diversión para retornar luego nuevamente a la labor se repite cada año, cada semana y cada día en la vida humana.
En la cultura social actual no se distinguen tan claramente estos distintos momentos, mezclándose el juego y la tarea, el descanso y el trabajo, el estudio y la recreación. Es casi como si continuamente “jugáramos” a vivir.
Décadas atrás, nuestras vidas transitaban un camino lineal: unos años para ser hijos en el entorno familiar; luego un tiempo para ser alumnos de primaria; con suerte, luego de secundaria y para algunos de nivel superior. Cuando terminaba el momento del estudio, pasábamos a trabajar: ser empleados, obreros o profesionales. Una vez asentados en el trabajo, ser padres, formar una familia. Finalmente la jubilación, el término de la vida laboral y la ancianidad.
En la actualidad, no vivimos esta secuencia lineal: los estudios se prolongan y se superponen con el trabajo y la paternidad; la interrupción de la vida laboral puede ocurrir a cualquier edad o podemos continuar trabajando toda la vida.
Los roles son simultáneos, los tiempos son veloces y las distancias no existen…
Sin embargo, los seres humanos seguimos atados a nuestra corporeidad, a los ritmos cronológicos propios de nuestra condición animal, que se imprimen sobre la inmediatez y globalización de las vivencias de la era actual.
En este contexto social, la escuela continúa siendo un espacio y un tiempo que transitamos alumnos, docentes y familias. Un lugar de encuentro y comunicación en múltiples momentos.
Durante el año escolar transitamos juntos usa multitud de momentos, que son al mismo tiempo: ordenados y espontáneos, pero por sobre todo, fecundos más allá de su valoración curricular y numérica. Momentos que nos enriquecieron por la proximidad, por la donación de unos a otros.
Porque tal como nos dice el libro del Eclesiastés en el Antiguo Testamento:
En el mundo todo tiene su tiempo; hay un momento para todo cuanto ocurre:
Un momento para nacer,
y un momento para morir.
Un momento para plantar,
y un momento para arrancar lo plantado.
Un momento para llorar,
y un momento para reír.
Un momento para estar de luto,
y un momento para estar de fiesta.
Un momento para esparcir piedras,
y un momento para recogerlas.
Un momento para abrazarse,
y un momento para separarse. (Ec. 3,1-2, 4-6)
Pues bien, hoy hemos llagado a un momento de separarnos por algunas semanas. Pero cada uno de nosotros,
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