Poblacion y raza

Población y raza

La población es el elemento humano del estado, consistente en el conjunto de individuos, nacionales y extranjeros, que se encuentran en el territorio del estado de manera estable.

“Llámese población a la totalidad de individuos que habitan el territorio de un Estado. La población presenta dos aspectos: uno, demográfico o cuantitativo, referido a su número y densidad; otro, demológico o cuantitativo, vinculado a la raza, herencia y selección. En cuanto elemento del Estado, como pueblo o comunidad nacional, esos aspectos gravitan en la estructura, pudiendo, como variables, determinar la forma política”^[1]

El sistema internacional contemporáneo se caracteriza por la extrema diversidad entre los Estados en aspectos demográficos y sociales.

La relación política entre la población y el Estado ha evolucionado. Tradicionalmente, la población se consideraba tan solo como el conjunto de los gobernados. En la era posterior a la Revolución Francesa, y especialmente bajo la influencia de los movimientos socialistas del siglo XIX, cobró fuerza la concepción del Estado como una entidad política nacional. El Estado no debería tener una población fijada arbitrariamente, sino aquella que constituía la correspondiente nación, que de este modo se articulaba políticamente en un ente soberano único.

La población de un territorio constituye la sociedad del mismo, entre los cuales interaccionan, dándole lugar al Estado y a las relaciones políticas que constituyen el mismo. Esto lo convierte en una formación social, en una forma de convivencia entre otras formas de convivencia.

En lo que respecta a la calidad de la población, el problema se centra en torno a la cuestión de la raza como factor que puede influir tanto en la heterogeneidad u homogeneidad de la población, así como también en los caracteres morales e intelectuales y en los hábitos y costumbres sociales y políticas, gravitando indirectamente en la organización política.

Carlos Fayt define a la raza “como la frecuencia de ciertos rasgos físicos y hereditarios que distinguen, entre sí, a los grupos humanos”^[2].

La raza, en cuanto a objeto de estudio científico, no se vincula con el racismo, en cuanto forma mítica destinada a servir de instrumento al triunfo de ideologías de dominación, odio y exterminio.

Algunas razas generaron y generan cuestiones políticas de diversa índole. “Son “datos” de la realidad, como son datos de la realidad las relaciones asimétricas que han mediado entre diferentes razas en términos de hondas desiguales personales, sociales y políticas, que en ciertas oportunidades han llegado a la esclavitud y a otras formas de sometimiento”^[3].

José María Medrano considera presenta a la raza como un causa material del Estado, debido que la misma sirve como fundamento de diferentes Estados, los cuales están “constituidos sobre la base de grupos raciales mayoritarios y predominantes” (Medrano, 2012: 249).

“La presencia de la raza en la política aparece de muchas maneras, incluso bajo la forma de un determinismo según el cual entre los rasgos transmitidos genéticamente se incluye la inferioridad con respecto a otras razas, e incluso –sobre todo en el caso de la raza negra o “negroide”- la imposibilidad de un uso adecuado de la razón y de la voluntad libre. Semejante determinismo conduce a sobrevalorar las razas presuntamente superiores, que han de evitar “cruzarse” y mezclarse con las razas inferiores. Quiere decir que de esa manera del “dato” de la raza se transita al determinismo racial y de este a distintas variedades de racismos.”^[4]

...