Pobreza Chilena En El Bicentenario

En Chile la “polémica” que se ha armado a partir de los resultados de la Casen 2011 ha generado un espacio de reflexión, discusión, análisis y reconstrucción de la confianza. Todo esto junto no resulta tan fácil. Sobre los detalles de las tensiones y de los puntos de vista más técnicos, que son muy interesantes y sobre los cuales podemos aprender mucho, se pueden encontrar en la página web del Centro de Estudios Públicos (CEP), www.cepchile.cl

El avance fue modesto

Los resultados entregados a partir de la Casen 2011 nos señalan que el 14.4 % de la población chilena está viviendo en situación de pobreza (con aproximadamente menos de $ 2.400 pesos diarios), de ellos un 2.8% está en indigencia (sobrevive con menos de $ 1.200 pesos diarios). La pobreza disminuyó 0.7% en relación al 2009, diferencia que no resulta estadísticamente significativa. La pobreza en Chile no ha cambiado desde el 2006, apesar del crecimiento económico, de la generación de empleos, de las transferencias monetarias etc., en definitiva, en los últimos 5 años no hemos tenido éxito en esta tarea.

Eso si, entre el 2009 y el 2011 tenemos una buena noticia: la extrema pobreza desciende en casi un punto pasando de 3.7 aun 2.8 puntos porcentuales. Por otra parte, los resultados acerca de la desigualdad en la distribución de los ingresos son mejores que los del 2009 pero nos sitúan en un escenario similar al del año 2006, lo destacable es que esta vez los ingresos autónomos subieron su participación dado el aumento de perceptores de ingresos en las familias en situación de pobreza. Con todo, preocupa que la pobreza no disminuyera en las regiones más densamente pobladas a pesar de lo que se ha hecho, en efecto enla Región Metropolitana se mantuvo en el 11,5% (igual al 2009), en la 5ª región subió a 16,9 (15,1% el 2009) y en la 8ª región alcanzó el 21,5% (21% el 2009).

Este estancamiento puede ser una señal de advertencia al camino de crecimiento tomado por Chile, y una luz de alerta para el resto de los países de Continente en materia de políticas y programas sociales, ya en el mundo hay voces que se levantan hace décadas poniendo una alerta a la modalidad que ha adquirido nuestro desarrollo jibarizado en parte en el crecimiento económico[1]

Si tomamos en consideración el escenario socio económico y las políticas sociales implementadas en los últimos años, en especial las de ‘transferencias monetarias’, la expectativa era una baja más significativa en los niveles de indigencia y pobreza, inclusive a pesar del terremoto ya que las acciones emprendidas en esos territorios de reconstrucción anticipaban una activación económica más rápida y sólida, con inversiones y generación de empleos, y focalización de programas sociales del gobierno (se contó con recursos extraordinarios para ello). Más aun se recordamos sucintamente este contexto positivo que experimentamos durante el 2010 y el 2011. En ese período crecimos en promedio cerca de un 6%, el PIB per cápita subió de US $15.000 a US $ 17.000, el cobre superó la barrera de los US $ 3 la libra por largos períodos, se transfirieron durante el 2011 más de $ 50.000 millones en efectivo a las familias que viven en situación de pobreza, se multiplicaron los recursos destinados a las regiones más vulnerables, y se crearon más de 700.000 nuevos puestos de trabajo, reduciendo la cesantía a un dígito. Cualquiera hubiese pensado –entre ellos yo mismo- que la pobreza (con la actual línea de la pobreza) iba a llegar a cifras de un digito. Sin embargo, este escenario altamente positivo no lo permitió ya que como sabemos no cualquier crecimiento y empleo permiten salir de la pobreza (recordemos que muchos de quienes viven en situación de pobreza tienen contrato laboral).

Estrategias y rol del Estado: ver bien la realidad

Leer un poco de historia no le hace mal a nadie y en este tema se podrían sacar lecciones dela Ley de Oportunidades Económicas de mediados de los ’60 en EEUU, y sus consecuencias en la población norteamericana (lo mismo acerca de los vaivenes de la política social en Inglaterra entre el 1500 y mediados del 1800). Asimismo debiéramos mirar el triste laboratorio social y sus consecuencias en la reciente crisis de Europa, donde se demuestra que los países que ponían más acento en las transferencias económicas directas y con menos aseguramiento de políticas de calidad (España, Portugal, Grecia, Italia e Irlanda) fueron los más afectados, y en cambio aquellos que aseguraron políticas básicas de calidad (igualitarias) han logrado –por ahora- sortear la crisis mejor (Suecia, Dinamarca, Finlandia y Noruega). Hoy Inglaterra, ya está mirando a estos últimos para salir del estado comprimido en el que está.

La calidad de las políticas sociales si importa y eso implica poner recursos en estrategias adecuadas para que sean efectivamente espacios de oportunidades y de integración social real (educación, vivienda, trabajo), las personas no solo quieren ‘tener’ más sino que desean ‘ser’ y ‘hacer’ más[1], no esperan que el Estado les transfiera directamente más recursos sino que aspiran a que se les reconozcan sus derechos y se les amplíen efectivamente las oportunidades. Y esto se construye desde la política pública que promociona y no desde los ‘bonos’ del Estado (inclusive éstos podrían arruinarlos a mediano y largo plazo), dicha política es la que permite desarrollar los derechos asociados a viviendas integradas espacialmente, a educación de calidad, a trabajo y salario justo…etc. Esto es lo buscamos como ciudadanos activos desde América solidaria, construyendo redes de solidaridad y justicia.

Reflexiones y preguntas

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