Politica. En Chile, a partir del golpe de estado y la imposición del sistema económico e ideológico neoliberal

En Chile, a partir del golpe de estado y la imposición del sistema económico e ideológico neoliberal, se va generando en la idiosincrasia chilena, un sistema de vida centrado en el mercado, en donde los ciudadanos pasan a ser clientes de este asentamiento neoliberal, dado por la fuerza, sin legitimización política ni mucho menos alternativa de lucha, en donde la globalización ha representado desde entonces un proceso de desintegración social que ha ido individualizando a los sujetos sociales, siendo estas problemáticas abordadas desde perspectivas de consumo como referente de pautas de conducta y estilos de vida.

         La privatización del espacio público y el debilitamiento de la política son la clara consecuencia de que dicho consumo sea la base valórica de identidades y reconocimiento. Así la globalización trae consigo desigualdad, alcance irregular, pobreza y exclusión, pues de cierta forma conspira con la capacidad de poder participar e influir sobre la realidad en que se vive, así como a la autonomía de desarrollar un proyecto de vida integral, denigrando la calidad de empleo, sobreexplotando a la población en nombre la productividad y el desarrollo, pues las condiciones de desarrollo humano son subjetivas para el gobierno, clasificando estratos sociales en un país donde incluso la educación es un negocio lucrativo, muy a pesar de que ésta representa una base para el desarrollo humano. (Estudio de PNUD y UNICEF sobre” El papel de la educación  en la formación del bienestar subjetivo para el desarrollo humano, una revisión al caso Chileno”)

El proceso de globalización no representa mucho más que la ramificación del capitalismo que se presenta como la nueva forma de sometimiento y dominación, no sólo en el aspecto económico, sino que abarca lo cultural, comunicacional e ideológico y es asumida como un sistema de vida que no permite pensar en muchas alternativas para su trasformación, naturalizando las consecuencias para nuestra sociedad con la adquisición de pautas de vida y consumo identificados con el mercado, dejando atrás el espacio público y el colectivismo como una posibilidad de transformación social e imponiendo a la tecnología como “gran comunicador”. La proliferación del activismo digital, que si bien representa un espacio de debate y comunicación a escala mundial, también representa desastres mirados desde la pura reflexión, que paralizan a los ciudadanos frente a procesos vertiginosos que continúan operando y prometen traer más efectos negativos. La solución radica en construir nuevos poderes, nuevas capacidades de toda la sociedad y el estado, que incluyan de manera autónoma una definición del desarrollo humano y como este desarrollo se vincula con la vida de las personas y como es que se ha de conseguir. De poco y nada sirve si los puntos de encuentro entre los ciudadanos no son representados ni aprovechados en la realidad. ”Las empresas no quieren un cambio radical de sociedad pero claramente cabe cuestionarse si la revolución de la información es indivisible de la economía mundial” (De la utopía digital a la lucha social, Le monde Diplomatique, Noviembre 2014)

La integración económica que trae la globalización, nos ofrece dilemas con respecto a la mirada de desarrollo y modernidad, pues ésta depende de una inserción competitiva en el mercado mundial, mientras que la apertura al exterior profundiza las desigualdades sociales y  va produciendo fragmentación en la sociedad por la falta de incorporación a procesos sociales y económicos, así la segmentación basada en el consumo va produciendo más exclusión. Se puede visualizar entonces de manera simple como es que la globalización es para minorías privilegiadas con capacidad adquisitiva, bien educadas, con acceso a la tecnología y capacidad de manejo de ellas  y como los ciudadanos son consumidores de derecho, anulando a los ciudadanos políticos que interfieren en el campo socioeconómico. “El mercado acentúa las desigualdades y dada la enorme fuerza que tiene es necesario crear nuevas instancias de poder para poder contenerlo”. (Políticas Sociales y Globalización, Juan J.Riqué y Raúl O. Orsi).

Una forma de contención a los problemas que acarrea la globalización es representada por el desarrollo local, pues como proceso de desarrollo integral conjuga las dimensiones territoriales, de identidad, políticas y económicas, apostando por la democratización de las localidades y al desarrollo sustentable y equitativo, mientras que su potencial radica en que presenta una idea diferente para el desarrollo, una estrategia sociopolítica de cambio. Así la legalidad y legitimidad  de gobernarse permitirá que las acciones de los actores sociales a través de la participación permanente,  puedan afectar la dimensión estructural a la que están sujetos, en un proyecto común de desarrollo, que implicaría la generación de crecimiento económico, equidad, cambio social, cultural, sustentabilidad ecológica y equilibrio espacial y territorial. Pues todas estas mejoras elevarían la calidad de vida de cada familia que convive en este territorio, contribuiría al desarrollo económico del país y permitiría enfrentar adecuadamente los retos de la globalización así como las trasformaciones de la economía mundial, otorgando una significancia única de desarrollo humano para cada región, de acuerdo a sus prioridades e intereses.“…El desafío es construir un nuevo marco de desarrollo, contando con el nivel local como soporte básico de cercanía y de proximidad”. (Manual básico para agentes de D.L. y otros actores, Arizaldo Carvajal B.)

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