Problematica De La Educacion En America Latina
Enviado por juanitagcf • 11 de Mayo de 2012 • 7.893 Palabras (32 Páginas) • 1.425 Visitas
Introducción
Dada la problemática que se vive en la actualidad en todo el orbe, se considera a la educación como un factor de vital importancia para formar seres humanos, transformándolos en ciudadanos responsables, preocupados del medio que los rodea y sujetos activos, propositivos y comprometidos para actuar directa o indirectamente en problemáticas del acontecer diario en su región, México, América Latina y el Mundo.
Aunado a las problemáticas de sobra conocidas que acontecen en nuestro planeta, y enfocándonos estrictamente en nuestra vida en sociedad observamos en América Latina un rezago educativo que pese a los esfuerzos realizados a través de diferentes reformas a lo largo de muchos años, no ha podido superar en relación con otros países en donde las transformaciones económicas, las revoluciones de la información y de las telecomunicaciones requieren entre otras cosas de gente preparada a la par de éstas transformaciones, para hacer frente de manera eficaz al mundo cambiante en el que vivimos hoy en día, y en donde los esfuerzos de formación hacia estos ciudadanos que exige el siglo XXI rinden frutos. La pregunta en este caso es: ¿qué nos hace falta en América Latina?
El análisis realizado al documento, tiene como objetivo concentrar un extracto respecto a los esfuerzos realizados en América Latina en aras de mejorar su educación, concentrándose en los años setenta y ochenta para proyectar un panorama a futuro. Como lo indica el nombre del artículo ¿Qué rumbo debe tomar el mejoramiento de la educación en América Latina? , es una pregunta clave, es decir ¿qué futuro deseamos? ¿qué antecedentes tenemos? Y ¿qué debemos hacer en el presente para lograrlo?
A nuestra interpretación la visión que nos presenta el documento analizado, referenciando las distintas reformas realizadas en América Latina, tiene la intención de hacernos reflexionar mediante la contrastación de las acciones llevadas a cabo en los diferentes países, sus aciertos, problemáticas presentadas y áreas de oportunidad. Como acertadamente lo menciona una conocida frase: “Aquel que no conoce la historia está condenado a repetirla”
A nivel país podemos pensar, que el hacer comparaciones, no nos llevará a la solución de la problemática por la que atravesamos actualmente en cuestión de educación, ya que se trata de contextos y situaciones muy diferentes y de encontrar alguna estrategia, modelo, plan o programa exitoso, tampoco nos beneficia ya que de sobra sabemos que el copiar modelos que han dado resultado en otras países, más tratándose de países desarrollados, no funcionan en el nuestro; Sin embargo las experiencias vividas en el pasado por estos países nos dejan un aprendizaje muy valioso, que se podría tomar en cuenta en el futuro para poder implementar estrategias adecuadas para mejorar la educación tanto en México como en toda América Latina.
Desde la promulgación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948, la educación se reconoce como un derecho inalienable de la persona y por lo tanto constituye un fin en sí misma. Pero además tiene un carácter propedéutico porque facilita el ejercicio efectivo de otros derechos fundamentales, tanto civiles y sociales, como políticos. Desde ambas perspectivas, la educación de los ciudadanos constituye un deber para los poderes públicos. Si entendemos por desarrollo humano el proceso de ampliación efectiva de la libertad de las personas y de sus opciones y posibilidades, vemos que el riesgo para lograrlo es mayor en países donde se mantienen aún altos niveles de desigualdad y pobreza. Cuando la persona no tiene acceso a los derechos sociales básicos (alimento, salud, educación, trabajo, etc.), tiene serias barreras para acceder a los derechos políticos y cívicos propios de la ciudadanía democrática (Vélaz de Medrano, 2005).
Como lo menciona Martínez (2009) “La educación es un campo amplio de objetos, saberes e instituciones que está atravesado por políticas, relaciones, significaciones históricas y reformas que intentan afectar su naturaleza, función social y estructura”.
De igual forma, resulta evidente que cada uno de nosotros tanto en el papel de docentes, como alumnos o ciudadanos vivimos la encrucijada de esta experiencia generalizada que parece estar en crisis y, sin embargo, no hay en principio, novedad alguna en tal crisis, que en el caso de América Latina presenta un largo historial.
Como lo menciona Puryear (1997), citando a Iborrola: “La calidad de la educación que la mayoría de los niños recibe en América Latina es deficiente. Es particularmente el caso de las escuelas públicas que reúnen a la mayoría de los estudiantes de primaria y secundaria y virtualmente todos los sectores pobres. El énfasis puesto en la expansión ha significado reducir la atención en los procesos y los resultados del aprendizaje. Fondos que pudieron haber sido gastados en laboratorios, textos o capacitación de los docentes se han dedicado, en cambio, a salas de clases, administradores y al pago de profesores. No se han establecido programas para apreciar y promover la calidad, tales como medidas confiables para el rendimiento escolar, para el producto docente y para la excelencia institucional. Como consecuencia, muchos niños no logran un manejo efectivo del lenguaje ni de las matemáticas al ciclo básico no lo completan, dejándolos sin las adecuadas capacidades de lectura y escritura y sin los conocimientos básicos de aritmética.
La experiencia internacional nos dice que no existe una sola nación en el orbe que se separe de esta lógica: donde hay calidad educativa, hay desarrollo, con todo lo que ello conlleva; donde no hay calidad educativa, hay subdesarrollo, con todo lo que ello conlleva. La educación de calidad es condición necesaria, indispensable, para el desarrollo de una nación. Desafortunadamente, en México no hemos entendido esta lección: el cierre de la brecha entre México o algunos países de América Latina y otras naciones de mayor desarrollo tiene como requisito, no único, pero sí ineludible y central, el cierre de la brecha entre sus logros educativos y los de los países desarrollados. Las desafortunadas consecuencias sociales los pobres resultados educativos son evidentes: Empleo insuficiente, baja remuneración y pobreza extendida; poca competitividad; inseguridad; corrupción; una democracia puramente electoral, no participativa; manipulación electorera; patrimonialismo y dependencia; abusos en materia de derechos humanos; insalubridad; inequidad (Brechas, 2010).
De acuerdo con estimaciones relativas de 1970, “cerca del 50% de los alumnos de las escuelas primarias desertaban en condiciones de semialfabetismo o de analfabetismo potencial en la
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