Procesos De Cambio Social Que Vivió México Durante El Periodo De Revolución.
Enviado por MayDay67 • 24 de Enero de 2014 • 1.193 Palabras (5 Páginas) • 326 Visitas
REVOLUCIÓN MEXICANA
La Revolución Mexicana ha sido calificada repetidas veces como esencialmente agraria. Se ve al movimiento de 1910 como un levantamiento campesino, y en menor medida obrero, en contra de los abusos de terratenientes y capitalistas extranjeros. Esta interpretación, aunque cierta, es parcial. Salvo algunas excepciones puede decirse que las demandas de los campesinos fueron pospuestas y habrían de pasar muchos años antes de traducirse en realidades parciales. Citando a Orlando Plaza, podemos encontrar que “toda teoría del cambio, considerada desde las representaciones colectivas (conciencia, cultura e ideología) contiene, y está atravesada, por nociones específicas de tiempo, y por horizontes temporales más o menos explícitos y más o menos conscientes. Estos horizontes temporales son los que proveen de elementos, contenidos y profundidad a las teorías del cambio, y según cómo los consideren y elaboren, tendrán mayor o menor fuerza interpretativa.” Las bases financieras, militares e ideológicas de esta lucha armada, que estalló el 20 de noviembre de 1910 en diversos lugares de México, fue preparada por Francisco I. Madero, como su caudillo, y otros antirreeleccionistas, y el Plan de San Luis como bandera; en éste se declaró ley suprema de la nación el principio de la No Reelección, se desconoció al gobierno de Porfirio Díaz y a las autoridades cuyo poder dimanara del voto popular. Estas bases se fueron enriqueciendo en el camino de la lucha, generando un verdadero cambio, que no fue automático, pero que contempla los distintos aspectos necesarios para que se concretaran, pues “…Así como las teorías del cambio contienen distintos horizontes temporales, también incluyen por lo menos tres tipos de apuestas que pueden estar más o menos explícitamente elaboradas y relacionadas entre sí: a) Una apuesta técnica,… b) Una apuesta política,... c) Una apuesta utópica…”
Podemos ver al movimiento de la Revolución Mexicana como una lucha en la cual una fracción de una clase –los sectores medios marginados estableció una alianza con grupos campesinos y obreros para acabar con un régimen personalista, anquilosado, y que le negaba la posibilidad de participar en la vida pública. Los dirigentes revolucionarios terminan por comprometerse a una redistribución de la propiedad rural recreando el ejido. Sin embargo, una vez que se ganó la lucha, y que la etapa violenta del a Revolución quedó atrás, la urgencia de esos líderes por poner en práctica sus promesas disminuyó. La tendencia predominante en los círculos dirigentes nacionales en la década posterior a 1920 no fue la de una reforma agraria radical, sino una economía agraria basada tanto en una pequeña o mediana parcela como en la hacienda, a la que no se pensó eliminar. A esta concepción tan poco revolucionaria, se unió otro factor que contribuyó aún más a retardar el fraccionamiento de la gran propiedad en los años veinte: la tendencia de algunos militares a llegar a un compromiso con los antiguos grupos dominantes en el agro mexicano, pues ello les reportaba un beneficio material inmediato que no era posible si la reforma agraria se ejecutaba. Este beneficio tenía lugar ya fuera cobrando por la protección, recibiendo dotaciones del estado, o reemplazando directamente a los antiguos amos. Excepto en el caso de la zona dominada por los antiguos jefes zapatistas, el ejército frenó más que coadyuvó a la reforma agraria.
Al triunfar Carranza tenía ante sí dos grandes tareas según el programa de reformas que había adoptado e incluido formalmente en la Constitución de 1917: destruir al latifundio y acabar con el control externo de los sectores más dinámicos de la economía. No tomó ninguna medida contra la hacienda, pero sí intentó poner en práctica las disposiciones constitucionales
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