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¿QUÉ ES LA GOBERNABILIDAD?


Enviado por   •  6 de Julio de 2015  •  1.591 Palabras (7 Páginas)  •  382 Visitas

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• ¿QUÉ ES LA GOBERNABILIDAD?

Pareciera que no pudo haber mejor momento para hablar acerca de gobernabilidad. Justo en estos días en los que la resaca electoral aún deja sentir sus estragos, podemos hacer una reflexión acerca de lo que sucedió y sobre todo, lo que debería suceder respecto a un tema que si bien no es mencionado, es consciente o inconscientemente percibido: La Gobernabilidad.

No podemos establecer parámetros para medir los grados de esta si ni siquiera sabemos de su existencia en función de la definición que adoptemos para iniciar su análisis.

¿Qué es la Gobernabilidad?

Para Juan Rial define gobernabilidad de la siguiente manera:

“La capacidad de las instituciones y movimientos de avanzar hacia objetivos definidos de acuerdo con su propia actividad y de movilizar…con coherencia las energías de sus integrantes para proseguir esas metas previamente definidas. Lo contrario, la incapacidad para obtener ese… ‘encuadramiento’ llevaría a la ingobernabilidad”.

No existe una definición exacta de la noción de gobernabilidad, sino que el concepto varía y refleja distintos matices según quien lo pronuncie. Para las entidades supranacionales y los organismos internacionales, la gobernabilidad está vinculada al estilo de un gobierno que busca colaboración y entendimiento con los actores no estatales.

Un gobierno nacionalista o que sostenga la importancia del Estado, en cambio, afirmará que la gobernabilidad depende de la independencia que puedan tener las autoridades para construir el orden social.

La gobernabilidad comprende los mecanismos, procesos e instituciones que determinan cómo se ejerce el poder, cómo se toman las decisiones sobre temas de inquietud pública y cómo los ciudadanos articulan sus intereses, ejercitan sus derechos, cumplen sus obligaciones y median sus diferencias.

• GRADOS DE GOBERNABILIDAD.

No es raro encontrarnos con el hecho de que la mayoría de la gente suela pensar que la gobernabilidad pertenece a un universo en el cual los extremos son los que imperan; es decir, suele ser más sencillo polarizar visiones en función de lo que asumimos ‘es gobernabilidad’ y lo que ‘no es gobernabilidad’. Lo anterior es un producto de llevar a cabo un ejercicio superficial de adecuación con lo más básico del concepto que nos ocupa.

Para algunos analistas el empleo de esta noción bifocal de gobernabilidad conlleva a que se cree la idea de la gobernabilidad como una especie de gobierno perfecto, al cual resultaría fácil lanzar consignas y construirle juicio sin reserva de conocer los recursos con los cuales este cuente para satisfacer la totalidad de las demandas populares aún sin el análisis de factibilidad del que deben ser objeto.

Afortunadamente, quienes estudian a fondo la materia y la estructura de la gobernabilidad pueden asegurar que nada es más falso que asumir que la gobernabilidad está o no está.

En determinada medida, la mayoría de las sociedades poseen ciertas características que delimitan qué tan gobernables son. En función de ello, resulta natural entonces pensar que habrá problemas de gobernabilidad, ya sea en un mayor o en un menor grado. No podemos referirnos a la existencia de la gobernabilidad en un sentido absoluto.

La medida en la que la gobernabilidad se presente depende en un primer momento del nivel de equilibrio que existe entre las necesidades sociales y las respuestas que los agentes del gobierno tienen frente a las demandas que nacen de dichas necesidades. Como resultado de este ejercicio de equilibrio entre ambos factores, surge la concepción que la población tiene respecto a su realidad social, política y económica.

La percepción que la sociedad tiene del gobierno claramente depende de los patrones históricos de vinculación entre los gobernantes y los gobernados, entre el Estado y la sociedad.

A lo largo del transcurso del tiempo de vida de una sociedad, resultan patrones de conducta comunitaria que explican las costumbres de un determinado pueblo. Por tanto resulta natural que de esos patrones se desprenda el catálogo de demandas sociales al gobierno; pero no solo las demandas, sino la forma en la cual el gobierno históricamente ha dado respuesta dichas exigencias, generando así mecanismos y principios sobre los cuales actuarán ambas partes en este binomio de poder.

Cada sociedad relativiza la efectividad y por tanto los grados de existencia de gobernabilidad en su caso. Tal como el viejo refrán lo versa: ‘cada quien lo cuenta a según como le fue en la feria’.

Así mismo, cada sociedad concientiza y establece sus márgenes de tolerancia o de error sobre los cuales puede aceptar que la inefectividad del actuar gubernamental puede llegar a ser considerada ‘permisible’. Es decir, las sociedades pueden aceptar ciertos grados por ejemplo, de seguridad, de inflación, de desigualdad y demás.

Cuando la línea que separa la línea de lo ‘permisible’ se ve rebasada por el mal actuar gubernamental, la sociedad abandona la percepción de normalidad para comenzar a considerar que esto está fuera de lo establecido por los parámetros

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