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Que es la justicia ?


Enviado por   •  14 de Agosto de 2019  •  Ensayo  •  1.408 Palabras (6 Páginas)  •  139 Visitas

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¿QUÉ ES LA JUSTICIA?, Kelsen.

De primeras el título de la obra no deja al lector en nada indiferente, pues, efectivamente, el autor trata aquí de definir, de establecer ─o más bien, de tratar de hallar─ un concepto universal de Justicia. No obstante, como añade Kelsen al final de la obra, éste acaba cayendo en un profundo relativismo dentro de dicha búsqueda; en la medida en que en la salvaguarda de ciertos valores morales universalmente aceptables, pueden surgir enfrentamientos entre aquellos, que derivarían, quizá, en la subordinación o en la preeminencia de unos sobre otros, no derivándose dichas relaciones de un saber científico-racional, habríase de discernir que no cabe la posibilidad de una justificación universalmente aceptable de las normas éticas por sucumbir dicha imposibilidad al yugo del subjetivismo y la multiplicidad moral del hombre, concluyendo, por consiguiente, con que no es posible fijar un concepto absoluto de justicia, por ser ésta claramente relativa ─en palabras del autor: «Sería más que presunción de mi parte hacerles creer a mis lectores que puedo alcanzar aquello que no lograron los pensadores más grandes. En rigor, yo no sé ni puedo decir qué es la justicia, la justicia absoluta, ese hermoso sueño de la humanidad. Debo conformarme con la justicia relativa: tan sólo puedo decir qué es para mí la justicia»─. Aclaremos, si bien, el porqué de lo anterior y hagámoslo en base a los ejemplos expuestos en la obra.

Empecemos diciendo que la justicia no es una condición necesaria para el establecimiento de un orden social determinado, más sí una finalidad deseada para con el mismo. Por ello, un orden social justo habrá de aspirar a que sus integrantes alcancen la plenitud humana, la felicidad, esa eudaimonía de la que ya hablaban los antiguos griegos; o lo que es lo mismo, una vida que merezca la pena ser vivida. Esto lo deja claro el autor en las siguientes líneas: «aspirar a la justicia es el aspirar eterno a la felicidad de los seres humanos: al no encontrarla como individuo aislado, el hombre busca la felicidad en lo societario». No obstante, lo anterior no deja de crear otra incógnita, pues ahora habrá de resolverse que entendemos aquí por felicidad.

Si decidiésemos entender la felicidad en términos puramente subjetivos y prospectivamente individualistas, nuestro comportamiento no estribaría muy distinto al de aquellos que se enfurruñan constantemente en intentar subir por unas escaleras mecánicas en sentido inverso: no avanzaríamos en absoluto. Ello debido a que la felicidad de unos a veces puede menoscabar la felicidad de otros o incluso ser sólo posible a costa de la de los otros, como podría ser el caso de un triángulo amoroso en el que finalmente dos saldrían adelante a costa de los sentimientos, de la felicidad, del tercero; no existiría aquí, al igual que en casos similares, «un orden social capaz de dar solución a semejante problema de manera justa». Más aún, habríase de tener en cuenta, como inmediatamente apunta el autor, que la Naturaleza es ya de por sí injusta ─«unos nacen sanos y otros enfermos, unos inteligentes y otros tontos. Y no hay orden social alguno que pueda reparar por completo las injusticias de la Naturaleza»─. Luego, esta felicidad a la que ha de aspirar un orden social considerado justo, ha de entenderse en un sentido colectivo-objetivo, que no en un sentido individual, tal y como indica el autor de este escrito. Tenderá, por tanto, sólo a la satisfacción de ciertas necesidades, reconocidas así por la autoridad social o el legislador; básicamente ─y en lo que a nosotros nos ocupa─, los derechos y libertades fundamentales reconocidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos, y en la legislación del país a que se refieran. Surge así una transformación del lenguaje en lo que al concepto de felicidad se refiere, pasando se sus términos puramente hedonistas ─y significativamente popular─ al lenguaje estrictamente jurídico, como sucede con emotividades similares como la libertad. Y de igual modo, tal y como indica Kelsen a continuación, «la idea de justicia se transforma, de un principio que garantiza la libertad individual de todos, en un orden social que salvaguarda determinados intereses, precisamente aquellos reconocidos como valiosos y dignos de protección por la mayoría de los súbditos».

No obstante lo anterior, la problemática en lo que a la justicia se refiere, aparece cuando algunos de aquellos intereses entran en conflicto, esto es, cuando la satisfacción de alguno de esos valores implica el menoscabo o la supresión de otro/s; surge, de esta manera, un conflicto de valores, conflicto éste de difícil solución, dada la subjetividad y multiplicidad valorativa del hombre y la consecuente relatividad de la justicia, en lo que atañe a esta cuestión. Un ejemplo de dicha contraposición serían aquellas convicciones morales que establecen como valor supremo la vida humana frente a las que lo identifican con el interés y el honor de la nación: las primeras se mostrarían, así, reacias al ejercicio militar e incluso a la pena de muerte, mientras que las segundas probablemente se mostrarían favorables a ambas. Otro, la disputa entre la vida y la libertad: ¿el valor de la vida por sí misma, o solamente una que merezca la pena ser vivida? La máxima del «Mejor morir de pie que vivir de rodillas», frente a la defensa de la vida misma, sea en las condiciones que sea, aun viviendo carente de dignidad alguna. Y como ejemplo último ─mas aún se le podrían seguir más─, podríamos situar el eterno debate entre el liberalismo económico y el socialismo, la defensa de la libertad individual frente a la seguridad económica ─según indica el autor─.

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