REVANCHA DE LA MUJER EN LA ARQUITECTURA
Enviado por NATALY JOHANA CIEZA HERRERA • 16 de Septiembre de 2021 • Ensayo • 2.323 Palabras (10 Páginas) • 666 Visitas
UNIVERSIDAD CATÓLICA SANTO TORIBIO DE MOGROVEJO
Facultad de Ingeniería
Escuela Profesional de Arquitectura
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ENSAYO FINAL
Apellidos y nombres: Cieza Herrera, Nataly Johana
Curso: Comprensión y Redacción de Textos Académicos
Docente: Ricardo Chanamé Chira
Ciclo: 2020-I
REVANCHA DE LA MUJER EN LA ARQUITECTURA
Cieza Herrera Nataly Johana
La discriminación de género es una de las más comunes desde hace mucho tiempo. A pesar de esto, las mujeres han venido luchando contra este problema que no las ha dejado progresar en el ámbito profesional, este problema también se presenta en el ámbito de la arquitectura. En este sentido, ¿la arquitectura les ha dado el debido reconocimiento a las mujeres? ¿se puede suprimir la dominación sexista y los obstáculos que limitan la igualdad? A pesar de estar en el siglo XXI aún no se ha logrado que a la mujer arquitecta se le reconozca por su trabajo, no obstante, sumando esfuerzos, podemos lograr la igualdad, llegar a disfrutarla y hacer que la disfruten las nuevas generaciones. A continuación, desarrollaré argumentos que ayudarán a sustentar mi postura.
Partiendo de la definición y origen del término arquitecto, podemos encontrar como desde los inicios de las sociedades, siempre quien dirige un proyecto era un hombre, por la responsabilidad, demanda de esfuerzo, las leyes y costumbres que la amparaban, según [1] “La palabra arquitecto proviene del latín architectus y este del griego antiguo ἀρχιτέκτων (architéktōn), que significa literalmente el primero de la obra, es decir, el máximo responsable de una obra”. Sin embargo, poco a poco, con el transcurrir del tiempo, la aparición de la industria y la aprobación de leyes equitativas que promuevan la igualdad, a ocasionado que la mujer vaya ganando el protagonismo en diferentes aspectos, siendo uno de ellos la arquitectura. Por otra parte, según un censo estadounidense [2], “los arquitectos se ubican, con un 77,8% de trabajadores masculinos”, esto alude a la discriminación de género ya que se menosprecia a una mujer por el único motivo de serlo y no se le permite desarrollarse profesionalmente originando que haya más trabajadores masculinos en la mayoría de profesiones y trabajos. Debido a esta problemática, se han originado movimientos feministas para incentivar una cultura de igualdad, por ello, es indispensable conocer qué es el feminismo como ideología. En [3] se define al feminismo como toda teoría, pensamiento y práctica social, política y jurídica que tiene por objetivo hacer evidente y terminar con la situación de opresión que soportan las mujeres y lograr así una sociedad más justa que reconozca y garantice la igualdad plena y efectiva de todos los seres humanos. En este sentido, hace algunas décadas las mujeres no tenían ni voz ni voto en la sociedad y fueron tratadas con inferioridad, ya que se les denominó como “el sexo débil”, por consiguiente, esta problemática ha incentivado a la creación de movimientos feministas que lograron cambiar la historia, dándoles mejores oportunidades y mejorando su calidad de vida, por ejemplo, en [4] se manifiesta que en 1975 en Islandia los hombres ganaban un 40% más que las mujeres, es por ello que el 24 de octubre se realizó un paro con el fin de que se les asigne el mismo sueldo. [1]
Por otra parte, como se señala en [5], Denise Scott Brown pidió, a los 81 años de edad, que se le reconociera y fuera incluida en el Premio Pritzker que se le había otorgado a Robert Venturi en 1991 por el libro “Aprendiendo en Las Vegas”, publicado en 1972. Este es uno de los casos más polémicos del menosprecio al trabajo femenino, pues fue ella quien habría insistido en hacer el estudio que ganó mencionado premio, y no fue reconocida por su esfuerzo. De igual manera, años después la arquitecta Lu Wenyu no fue tomada en cuenta para el galardón que recibió, en 2012, el arquitecto chino Wang Shu, su esposo, a pesar de que ella fue su socia en oficina; casos como estos se siguieron presentando en los años venideros, ya que se considera que el rol de cónyuge es más que suficiente como reconocimiento para el trabajo femenino en las investigaciones arquitectónicas.
Como hemos visto, históricamente la mujer ha sido considerada un ser inferior, débil y sumiso, es más, podemos apreciarlo en afirmaciones de diversos filósofos como Platón, quien dijo: “doy gracias al cielo que me ha hecho libre y no esclavo, que me ha hecho varón y no mujer”, de igual manera Aristóteles deja clara su visión: “la mujer es un hombre enfermo”. Con estas afirmaciones, no es de extrañar que los progresos que realizan las mujeres pasasen desapercibidos o, con suerte, registrados en la historia como hallazgo de un hombre.[6][2]
Del mismo modo en [6], si hacemos un análisis, sobre los arquitectos clásicos modernos, vemos como Le Corbusier cuando habla de arquitectura lo manifiesta haciendo referencia al sexo masculino, mientras que, cuando se refieren al sexo femenino lo hace de una manera despectiva. Lo mencionado se refleja en sus escritos y sus obras, en l’Esprit Nouveau afirma que “la Arquitectura se ocupa de la casa normal y corriente, para hombres normales y corrientes” y también señala que “nuestras necesidades son unas necesidades de hombres”. Además, así responde a la pregunta “¿para quién debe construirse la casa? para el hombre, no cabe la menor duda”, añadiendo “construir para el hombre, para que éste no se encuentre nunca ausente, de ninguna de las obras de la construcción, sino que se convierta en su invitado más honrado y en su Señor”. Además, el arquitecto suizo no olvida la existencia de la mujer, ya que cuando se refiere al género femenino lo hace de manera despectiva, un ejemplo de ello es la siguiente afirmación de Le Corbusier: “El arte no es una cosa popular, ni mucho menos una querida de lujo”. Otra evidencia de la invisibilidad femenina se muestra en uno de los principios más conocidos y universalmente aceptados de Le Corbusier, el Modulor.
“se trata de un sistema de medidas organizado a partir de las matemáticas y la escala humana, pero que, en realidad, propone adaptar todas las construcciones arquitectónicas a las dimensiones del hombre. En 1942, el Modulor mide: 1,829 m; cuatro años más tarde en 1946, la altura del Modulor pasa a 1.75 m; es decir, se basa sólo en las medidas del hombre y se da por hecho que representa e incluye a las mujeres, puesto que se generaliza erróneamente a la anatomía humana”[6]
en consecuencia, a lo mencionado podemos decir que, como afirma Aaron Betsky en [6], la sociedad está dominada por los varones donde estos vigilan y controlan el espacio, ya que la imaginería del cuerpo masculino está en cualquier lugar, desde la construcción fálica de los rascacielos a las construcciones musculares de nuestros edificios cívicos. además, según este mismo autor los roles del hombre y su poder se hacen reales a través de la arquitectura. [3]
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