Realidad Actual De La Globalización Y Desarrollo De La Democracia

Es inevitable que México trace los planes de su desarrollo económico en concordancia con la globalización que se da en el mundo, pero no hay oposición en que, para lograrlo, imprima a la operación su propio sello.

Sobre el tema, la globalización y la democracia, que se debate acaloradamente en nuestros días, bordaron ayer ampliamente el empresario mexicano Carlos Slim y el ex presidente español Felipe González, en uno de los encuentros que hospeda EL UNIVERSAL en el marco de la 62 Asamblea General de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).

Ambos personajes han tenido un desempeño sobresaliente en sus respectivos campos de acción: Slim como financiero, inversionista en telecomunicaciones, industria y comercio; y González como líder político, estadista, asesor y conferenciante. Sus opiniones tienen sólidos fundamentos, pero la conducción de un país requiere de ponderaciones particulares a la hora de la toma de decisiones de trascendencia.

La globalización es un hecho ineludible, contundente. Es, según se ha repetido, como la ley de la gravedad: allí está y no se trata de aceptarla o no, sino de asumirla para aprovecharla.

Requerimos inversión extranjera ordenada, útil, que no deprede la naturaleza ni merme nuestra soberanía, pero sin demasiados remilgos. Demandamos niveles de competencia que nos hagan aptos para una mayor participación en el mercado mundial, donde hemos perdido puntos ante el empuje de nuevos actores, como China y la India.

Necesitamos modernizar plantas y métodos, incorporar nuevas tecnologías, preparar mejor a nuestros trabajadores técnicos y a nuestra gente de negocios internacionales; corregir nuestro sistema de justicia y simplificar papeleos engorrosos, así como abatir los índices de corrupción y de inseguridad.

Pero también tenemos el compromiso de conservar la dignidad nacional, de buscar que la globalización se traduzca en beneficio de los mexicanos y que sirva para dar sustento a la consolidación de una práctica democrática significada por la igualdad de oportunidades para todos a través de la amplia gama de la vida social moderna y estimulante.

Slim tiene clara conciencia de ello cuando llama a México a dejar los programa de ajustes y concebir planes de desarrollo de largo plazo, con empleo y capital humano. Ante más de un centenar de medios de comunicación de todo el continente, el presidente del Grupo Carso dijo que México y América Latina deben crecer a un ritmo anual de 5 a 6%.

No está de más recordar que los países que han logrado avanzar más en el camino del desarrollo, lo han hecho reduciendo o eliminando privilegios de grupos y personas que, por razón evidente, actúan en contra del bienestar general. En México debemos seguir ese camino y aprender de quienes ya tienen el camino andado.

Es por ello fundamental que tanto el nuevo gobierno, como todos los involucrados en la actividad económica,

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