¿Recuerdas aquella vez cuando te vi por primera vez?

¿Recuerdas aquella vez cuando te vi por primera vez?

Tengo tan vaga esa captura en mi mente y que solía presentarse en mis sueños brevemente; pasaron los días y un Domingo se presentó como el mismo aire sin aviso; solo nos abrazamos tan fuertemente y nos miramos fijamente donde las palabras sobraron para expresar lo que realmente pasó en ese instante.

Caminamos, comimos, dormimos y despertamos juntos por un breve tiempo justo cuando yo caí sin que nadie estuviera a mi lado y sin pedir un tope de lo que realmente quería en mi vida solo volteé a lado de mi cama y estabas durmiendo conmigo con esa peculiar postura hacia mi (abrazándome con tu brazo sin soltarme); frecuentemente me despertaba en medio de la madrugada y allí estabas tan dormido, tranquilo y roncando como solías hacerlo a lado mío.

Cesaron los apresurados días a tu lado cuando la agonía del saber que perpetuamente seguías diciendo lo mismo y sabía que en absoluto pasaría con nosotros, te encontré en el momento preciso y no cabalmente como pensábamos; donde la felicidad o amargura de cada momento era impredecible de cada palabra que parloteaba nuestra boca.

Los días pasaban tan rápido como suele pasar un día…

De un día maravilloso y radiante a una tarde estos últimos meses tan grises, con lluvia y nuestra adorada niebla por dondequiera así tan velozmente cambiaba nuestra “situación de amor” si así la pudiéramos llamar; eran días asombrosos y eran días tan repulsivos para mí. Únicamente no podía pedir algo que absolutamente no cedería como este frío de Febrero aunque todas las acciones me llevaron a no ser parte de algo que sabía totalmente que me iba a herir más de lo que había vivido en los últimos meses. Dándole importancia a lo que quería como persona, sin pensar con el corazón y dejarme llevar por los sentimientos; solo reaccione ante los hechos y la razón.

Vivía con mucha desilusión del no saber muchos temperamentos que sé que nunca sabré, veía que el tiempo pasaba tan galopante y ver que mis sentimientos no se disipaban sino que solo se iban fortaleciendo cuando ya había tomado una decisión (no estar contigo), no por darme por vencida si no por quererme más como persona y sin temblar tomé la decisión correcta al dejarte ir con todo lo bueno o lo malo que te brinde cuando estuve en tu compañía.

Aprendí tal porcentaje de aprendizaje en mi vida sin ti, lamentaba los días que te recordaba sin poder cesar tanto llanto al recordar momentos plasmados para la eternidad en mi memoria y cuando menos lo esperé volvimos a darnos ese tan repentino y escalofriante abrazo que duró más de lo que realmente esperaba, sentí y escuché ese peculiar palpite de un corazón cuando un ser humano se entrega totalmente a una persona amada; me estremecí y moría de nervios no lo puedo negar.

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