Relación ciencia sociedad

Desde la antigüedad hasta el renacimiento la ciencia constituyó un conocimiento que se apoyó en la contemplación de la naturaleza. Es a través de la observación y el razonamiento que es posible acceder a la esencia de la naturaleza.

La ciencia moderna, modifica parcialmente esto, parcialmente sustituye la contemplación y la especulación sobre las esencias y alienta una racionalidad apoyada en la experimentación y el descubrimiento de las leyes matemáticas que están detrás de los fenómenos sensibles.

La capacidad de explicar y manipular que la ciencia ha demostrado, la ha convertido en una fuerza social extraordinaria, cuya relación con los intereses sociales no se puede negar. Por ello decir que la ciencia no depende más que de sí misma es una afirmación de alcance muy limitado ya que no abarca todo lo que ello conlleva aun así no se puede negar que grandes progresos de investigación que se alimentan de los resultados precedentes y del diálogo con otras y ello ha dado como resultado una hegemonía de la ciencia como una verdad indiscutible parcialmente al menos.

Este proceso lo defino yo como un efecto de bola de nieve que se alimenta de las investigaciones y/o descubrimientos pasados para alimentar a los nuevos que a su vez alimentan la “fe” que las personas le tienen a la ciencia; la ciencia es, ante todo, producción, difusión y aplicación de conocimientos y ello la distingue, la califica, en el sistema de la actividad humana es decir la sociedad. Pero la ciencia no se da al margen de las relaciones sociales, sino penetrada de determinaciones materiales e ideológicas, tipos de actividad a las cuales ella también influye considerablemente.

Por lo que podemos ver que ambas se complementan, se alimentan y se influyen mutuamente: una necesita de la otra para su sustento y la otra de su apoyo y difusión.

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