Relatividad en los códigos morales de una sociedad
Enviado por Andrés P. Sillo • 29 de Mayo de 2018 • Informe • 1.203 Palabras (5 Páginas) • 102 Visitas
Relatividad en los códigos morales de una sociedad
Sumilla:
En el presente trabajo pretendo abordar el tema de la variabilidad de códigos morales dentro de un grupo de personas, el cual considero relevante y de gran impacto en nuestra sociedad actual pues es en base a estos códigos morales que las leyes y normas son establecidas, revela el problema de si es o no prudente plantear las leyes de acuerdo a valores morales cambiantes, ante esta formulación de problema tengo una respuesta que consiste en que la forma más fácil y que se usa para gobernar es la imposición de valores pre-establecidos en la sociedad.
Cuando realizamos un acto en la vida cotidiana, sea cualquiera que sea, desde el más mínimo como botar la basura al tacho o incluso el matar a alguien que entra a robar a tu casa, éste será juzgado. Es parte de la naturaleza del ser humano el juzgar el actuar de los demás y este juicio será distinto dependiendo de la persona que lo realice pues los juicios morales que una persona tiene dependen estrictamente de las experiencias que haya vivido y de cómo se haya formado a lo largo de su vida. Entonces, al ser las opiniones proposiciones variables, no parece ser posible llegar a una conclusión general acerca de lo que es bueno o lo que es malo. Aquí hay muchos puntos por evaluar: ¿Ciertos actos son siempre buenos o malos, o pueden llegar a ser lo uno o lo otro dependiendo del contexto en el que se lleven a cabo? O, si no se puede llegar a un consenso de lo bueno y lo malo pues esto depende de cada persona y cultura, ¿cómo es posible estructurar correctamente un código ético y moral que sirva eficientemente al manejo de una sociedad?
Partiendo del hecho que existen actos que son siempre buenos, ¿lo son para todos? Como expuse líneas arriba, las personas realizan juicios propios y distintos, por lo que sería prácticamente que dos personas tengan la misma manera de pensar. Entre dos individuos, la experiencia personal los hará diferir aunque sea mínimamente de sus opiniones, pudiendo siempre asemejarse en líneas generales. Entonces, utilizando de ejemplo el matar, es debatible el hecho de si es más moralmente correcto matar a un ser humano que a cinco de nosotros. O si, obviando el humanismo, es más correcto matar a un animal que a alguien de tu propia especie. En este último escenario se debe considerar que matar animales para el disfrute indirecto (pues no disfrutamos el mero hecho de matar a un cerdo, si no el sabor que este tiene en una comida) de las personas es algo que ocurre en el día a día y se ha visto normalizado por gran parte de la sociedad (excluyendo la válida opinión de los activistas veganos y vegetarianos). Entonces, ¿es normal es nuestra sociedad matar animales para su consumo? La respuesta alguien sin ningún conocimiento de la realidad, extraída a partir del dato anterior, sería que sí, es totalmente normal que si vas a comer un perro, lo mates y lo cocines, pero bien sabemos que no es así. El hecho de matar a un animal como los perros, los gatos, los cuyes, puede ser muy mal visto en diversas partes del mundo, pese a que en otras es normal el hacerlo. Entonces, a partir de esto podemos denotar que lo que es normal y bueno y necesario para algunos (independientemente de su cultura), puede llegar a ser abominable, malo y cruel para otros. Entonces, no es posible que exista algo que se siempre bueno.
¿Indica lo anterior que lo correcto o incorrecto de nuestros actos depende enteramente (o debería depender, pues las leyes ya están fabricadas e impartidas) de las circunstancias en las que nuestros actos ocurren? Yo podría decir que sí, pero parcialmente. El ir por la calle, sacar un arma y asesinar a una persona es considerado ilegal, inmoral y un acto enfermizo en la sociedad actual, pero suele volver más entendible cuando en medio de la noche despiertas y al ir a tomar un vaso con agua te cruzas con un ladrón que se ha metido en tu casa y le disparas. En la primera situación, de ser llevada a un juicio, un juez lógico pediría un examen psicológico y de resultar una persona normal (sin ningún trastorno mental que pueda afectar su juicio) se le sería otorgada la pena correspondiente; mientras que en el segundo caso, habrían ciertas variables que determinan la gravedad del hecho: el occiso estaba armado, si el arma estaba cargada, si se le encontró en el instante de la sustracción, etc. Solo entonces se le sería otorgada una sentencia, presumiblemente menor a la que sería condenado el hombre del primer caso. Ante la sociedad está mejor visto que alguien haga algo malo siempre y cuando tenga razones válidas para hacerlo, lo cual me parece absolutamente bien, pero esto se problematiza cuando las razones llegan a ser válidas, pero no para todas las personas. Es decir, llegan a afectar negativamente más de lo que afectará positivamente. ¿Son en esos casos, pese a tener argumentos sólidos, los actos malos considerados no tan malos? No deberían, pero suelen serlo. A este caso en particular se le conoce como pedagogía: Convencer a la gente que algo que no les beneficia, puede no ser tan malo, y hasta instarlos a que es bueno también para ellos, sin siquiera serlo.
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