Repbrobacion

qué es la reprobación?…

por-qEn su definición más simple reprobar significa no acreditar una materia, asignatura, módulo o sub-módulo. Más allá de esta idea la reprobación plantea un fracaso del sistema educativo.

La reprobación es un evento con fines mayormente administrativos que presume la falta de conocimientos de un alumno colocándolo en la categoría de “no apto” en una asignatura o tema. En teoría no deberían existir reprobados, pues se supone que el que asiste a la escuela acude ahí por la necesidad de obtener conocimiento, no para reprobar, igual sucede con el que enseña, está ahí para enseñar no para reprobar a nadie. Por esta razón porque la reprobación es esencialmente ajena al hecho educativo tarde o temprano tendrá que ser borrada del mapa educativo, abolida dirán algunos, pero mientras esto sucede tendremos que seguir coexistiendo con ella.

¿Quiénes participan directamente en la reprobación existente en las escuelas?

1. Alumno.

2. Maestro.

3. Departamento de orientación educativa, psicopedagogía, psicología o como quiera llamársele.

Desde luego que hay más actores pero por ahora solo nos ocuparemos de los tres que mencioné.

¿Por qué reprueban los alumnos? Reprueban porque no estudian, es lo que dicen las mayorías. Un padre de familia me dijo una vez: “reprueban por flojos y sinvergüenzas”. Bueno… es la opinión de una persona que estaba viviendo el problema con uno de sus hijos del cual decía no tener otro quehacer más que estudiar, pero habiendo visto más casos diremos también que: reprueban porque tienen problemas en su casa o porque no han satisfecho sus necesidades básicas de alimentación, por influencias negativas (amigos con liderazgos negativos), por antipatía con lo que estudian, porque no tienen las bases suficientes que debieron adquirir en escuelas de nivel básico, por maestros reprobadores, porque no recibieron suficiente orientación educativa, etc. Hay por lo menos veinte causas al interior de las escuelas perfectamente identificadas por las que se da el fenómeno de la reprobación, unas son atribuibles –como ya lo dije- al alumno, otras al maestro y las demás al cuerpo de orientación educativa de la escuela.

Para dejar completo este modesto análisis hagamos un desglose de las causas de la reprobación existente en las escuelas del NMS.

Si le preguntamos a los alumnos el por qué de su reprobación en la mayoría de los casos nos dirán que fue porque:

1. No estudió.

2. No entendió los temas que le explicó su profesor o porque son muy “trabajosos”.

3. No le gusta una asignatura, materia, módulo o sub-módulo.

4. Su profesor le tiene mala idea.

Hay más razones infrecuentes.

Ahora veamos lo que dicen los profesores acerca del por qué reprueban sus alumnos.

1. Porque no estudian.

2. Porque no ponen atención en la clase.

3. Porque no resuelven sus tareas, solo copian.

4. Porque no tienen las bases suficientes que les permitan entender la materia que les imparten.

5. Porque les hace falta orientación educativa.

6. Porque sus padres no les supervisan el tiempo libre fuera de la escuela.

7. Porque sus padres no los orientan adecuadamente.

8. Porque tienen muchos distractores.

9. Porque tienen influencias negativas dentro y fuera de la escuela.

10. Porque no saben lo que quieren.

Y por último veamos lo que dice el cuerpo de Orientación Educativa al respecto. La reprobación se da porque:

1. Los alumnos no estudian.

2. Los padres de familia no apoyan.

3. Los maestros no apoyan.

4. El tiempo asignado para la orientación educativa les es insuficiente.

5. Tienen múltiples actividades además de la atención de alumnos.

Cada quien tiene su manera de justificar el hecho y no podemos negar que carezcan de razón.

La causa más recurrente en todos los casos es la de que la reprobación se da porque los jóvenes no estudian los temas, así pues la pregunta es obvia ¿Por qué los jóvenes no estudian?

En el NMS los alumnos no estudian porque:

1. No tienen interés por aprender.

2. No saben lo que quieren.

3. Tienen demasiados distractores dentro y fuera de la escuela.

4. La (o las) materia(s) no son de su agrado.

5. Les faltan las bases para entender lo que se les explica.

6. Quieren jugar en lugar de estudiar, se distraen fácilmente.

7. Carecen de hábitos de estudio.

8. No saben administrar su tiempo fuera de la escuela.

9. Practican anti-valores como copiar, robar tareas, o pagar porque se las hagan, porque les dan resultados más rápidos.

10. Están en la fase del desarrollo emocional y físico, lo que los vuelve rebeldes, contrarios a cualquier forma de autoridad o compromiso.

11. Entran en conflicto al comparar lo que les dicen los adultos y lo que les muestran con sus hechos.

Abatir todas estas variables se antoja sumamente complicado por la serie de acciones conjuntas que tendrían que realizarse. De poco sirve que solo se atienda a una parte del problema, como a veces sucede cuando se implementan acciones nada más hacia los alumnos. Busquemos pues soluciones que nos involucren a todos.

¿Cómo disminuir la reprobación?

¡Pongan a estudiar a los alumnos! Así contestarían muchas personas ajenas al entorno educativo, incluso colegas como el psicólogo que cité al principio, como si forzando a los jóvenes a estudiar se resolviera el problema.

Los profesores podemos obligar a los alumnos a memorizar los temas implementando una suerte de “terrorismo escolar”, esto es cierto, pero el hacerlo no garantiza a nadie mejores aprendizajes, ni mejor futuro para los jóvenes al egresar. Tenemos pues que encontrar la forma de que el joven entienda su responsabilidad y por su cuenta se interese por APRENDER sin sentirse violentado. Ahora bien, los profesores no podemos desviar nuestra atención mucho tiempo de los temas técnicos que el joven tiene que aprender por darle a conocer sus responsabilidades con pláticas motivacionales, ni tampoco podemos sentarnos a esperar a que madure y lo entienda por si solo, no, porque al hacerlo se nos esfumarían los tres años de que disponemos para prepararlo técnicamente. Hay que buscar entonces el punto de equilibrio entre estos dos caminos y aplicar soluciones que por una parte “presionen” al alumno, si, pero que por otro lado lo sensibilicen acerca de su responsabilidad de estudiar.

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