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Repenzar La Pobreza


Enviado por   •  31 de Mayo de 2014  •  4.592 Palabras (19 Páginas)  •  224 Visitas

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Introducción

El principal problema al enfrentarse a la pobreza radica en que hasta ahora

no se ha considerado a los propios pobres como una fuente de información

válida y efectiva a la hora de definir los problemas y las soluciones en la

desigualdad global. Banerjee y Duflo desvelan la importancia que tiene —y va

a tener— acercarse a las víctimas y distinguirlas como protagonistas y

sujetos clave en el desarrollo de las acciones antipobreza. Repensar la

pobreza nos permite, justamente, reconsiderar los puntos de partida y las

generalizaciones y definir otro tipo de teoría para aplicar una nueva práctica.

Ésta debe romper con los clichés en los que caen algunos proyectos de ONGs

y gobiernos, debe acercarse al problema, romper la barrera de la distancia

entre el que ayuda y el que es ayudado.

En los 50 países donde vive la mayoría de los pobres, el umbral medio

de pobreza se sitúa en 16 rupias indias por persona, es decir, 36 céntimos de

dólar. Los precios en estos lugares son más bajos; el equivalente en Estados

Unidos sería de unos 99 céntimos de dólar. Es decir, para posicionarse al nivel

de pobreza que se evalúa, es preciso imaginarse viviendo en un ciudad como

Manhattan con menos de un dólar al día para todos los gastos, a excepción del

alojamiento. En 2005, 865 millones de personas (el 13% de la población

mundial) gestionaban su vida, y la de su familia, con esta cantidad. Por lo

tanto, se vuelve imprescindible conocer la vida económica de los pobres para

poder llevar a cabo políticas útiles.

«Cada capítulo de este libro relata una búsqueda para descubrir cuáles son

estos escollos y cómo se pueden superar. Empieza con los aspectos básicos de

la vida familiar: qué compran; cómo tratan la escolarización de sus hijos, su propia salud o la de sus hijos o padres; cuántos hijos deciden tener, etcétera. A

continuación se describe cómo funcionan para los pobres los mercados y las

instituciones: ¿pueden pedir préstamos, ahorrar y asegurarse frente a los

riesgos que afrontan? ¿Qué hacen por ellos los gobiernos y cuándo les fallan? A

lo largo de todo el libro se retoman las mismas preguntas básicas. ¿Existen vías

para que los pobres mejoren su vida? ¿Qué les impide utilizarlas? ¿Es mayor el

coste de empezar, o eso es fácil y lo difícil es continuar? ¿Qué hace que las

cosas sean costosas? ¿La gente se da cuenta de la naturaleza de los beneficios?

Si no es así, ¿qué es lo que dificulta su comprensión?»

Desde Occidente

Las primeras reacciones contra la pobreza han sido siempre de generosidad.

La esperanza se pierde rápido ya que se tiende a hacer preguntas demasiado

Grandilocuentes que no tienen respuestas claras y operativas que permitan un

trabajo humanitario con sentido. No se cuestionan los remedios contra la

malaria, sino las causas absolutas de la desigualdad y la pobreza.

Hasta ahora pueden distinguirse dos claras tendencias de actuación al

respecto: por un lado, la ayuda externa resulta fundamental ya que permite

que los países pobres puedan invertir en zonas críticas; la otra vía sostiene

que la ayuda hace más mal que bien, al disuadir a la gente de buscar

soluciones propias, al corromper y socavar las instituciones locales y crear un

entramado de ONGs que tiende a perpetuarse. En este sentido, y pese al

análisis estadístico, es improbable conocer los efectos de la ayuda a gran

escala, pero sí es posible, como hacen los autores, detenerse en los ámbitos en

los que ha sido muy útil y en los que no.

Los ejemplos se suceden a lo largo de la obra para ilustrar de manera

cercana y práctica la problemática. Por ejemplo, la distribución de

mosquiteros en el África subsahariana para prevenir el contagio de la

malaria, ¿debe subvencionarse?, ¿deben regalarse, venderse a precio de

mercado?, ¿se utilizan? ¿Una vez deteriorados, se adquieren unos nuevos?

Conocer lo que están dispuestos a pagar los pobres y si los van a usar cuando

los consiguen gratis no es relevante sólo en lo que se refiere a la distribución

del bien, sino porque ayuda a entender su toma de decisiones, sus prioridades

y su gestión de la economía.

En 2003 los autores fundaron el Laboratorio de Acción de la Pobreza

(Poverty Action Lab), que más tarde se convirtió en el Abdul Latif Jammel

Action Lab (J-Lab). «La respuesta al trabajo de J-PAL sugiere que muchos

comparten nuestra premisa básica, es decir, que es posible conseguir un

avance muy significativo en la lucha contra el mayor problema del mundo

mediante la acumulación de una serie de pequeños pasos, cada uno de ellos

bien pensado, probado cuidadosamente y realizado con criterio». Los estudios

que se utilizan en Repensar la pobreza siguen esta línea, y presentan, como

rasgos comunes, un alto nivel de rigor científico, la disposición a aceptar el

veredicto de los datos y un enfoque basado en preguntas concretas y

específicas que tienen relevancia para la vida de las personas pobres. Los

autores identifican las múltiples «trampas» que existen tanto para los que

viven en la pobreza como para los que quieren eliminarla. Es muy fácil caer en

medidas equivocadas, sobre todo dentro de lo que los autores llaman las «tres

íes»: ideología, ignorancia e inercia. Y además, se debe lidiar con el inevitable

escepticismo en relación a las supuestas oportunidades que se les brinda y a

la posibilidad de que haya cambios radicales en sus vidas.

El hambre

La pobreza no es sólo la falta de dinero, es también la incapacidad para

desarrollar el potencial de una persona como ser humano. El hambre y la

miseria, además de deshumanizar, son dos de las verdaderas trampas de la

pobreza: los pobres que no puedan permitirse una nutrición suficiente serán

menos productivos y esto, a su vez, les mantendrá en las mismas condiciones

de una manera casi crónica. Uno de los casos en que se detienen los autores

para ilustrar esta trampa es en el de un hombre demasiado débil para hacer

un trabajo físicamente más exigente, demasiado inexperto para hacer las

tareas más cualificadas y demasiado deteriorado para empezar como

aprendiz en cualquier otro empleo. Puede ocurrir que quienes tengan acceso

a una mayor alimentación realicen trabajos agrícolas mejor pagados, sin

embargo, un supuesto oculto

...

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