Reseña, Ruth Sautu

En uno de sus famosos textos Erich Fromm trató de desarrollar la idea del conocimiento a través de una manifestación epistemológica diferente a las que fueron desarrollándose en la reciente historia moderna: la categoría del arte como reemplazo al clásico concepto de ciencia. Si bien las corrientes dominantes de la modernidad, empirismo, racionalismo, racionalismo crítico, teorías críticas, etc., lograron sintetizarse en una forma racional de conocer la verdad, o siquiera de acercársele, la ciencia, no lograron aproximarse a una segunda dimensión tan olvidada por la modernidad y debatida en toda la historia precedente; me refiero al plano subjetivo e irracional en el ser humano, donde podríamos incluir la noción de arte. Hay que tener presente que las formas históricas de interpretar el mundo, desde occidente, se han concebido desde sus precursores en un lógos y un mythos –entendido acá como ese componente meta-racional del conocimiento humano - que conjuntamente se asocian para enriquecer la aprehensión del conocimiento, sin embargo, en la actualidad encontramos una racionalización de los saberes que no acepta ningún saber alternativo o que se asemeje a una contradicción estructural.  A pesar de esta rigurosidad, para Fromm podemos hablar  del arte  como una expresión epistemológica alternativa en los estudios del conocimiento y como el contrapeso a la rigidez con la que los científicos han catalogado su construcción; mientras que unos lo interpretaron a través de la ciencia, Fromm lo hizo como un arte, como algo que necesita ser aprendido, sentido y pensado desde las dos categorías posibles –logos y mythos -; en este proceso de captación multidimensional, Fromm afirmaba que la forma de aprender un arte se basaba en una doble perspectiva: El dominio de la teoría y el dominio de la práctica, complementarias y dependientes, teniendo en cuenta que el propósito de éstas consiste en aproximarse hacia la construcción progresiva del conocimiento, constituida a su vez en la esencia del dominio de cualquier arte, la intuición; Fromm ejemplificó lo anterior de la siguiente manera:

“Si quiero aprender el arte de la medicina, primero debo conocer los hechos relativos al cuerpo humano y a las diversas enfermedades. Una vez adquirido todo ese conocimiento teórico, aún no soy en modo alguno competente en el arte de la medicina. Sólo llegaré a dominarlo después de mucha práctica hasta que los resultados de mi conocimiento teórico y los de mi práctica se fundan en uno, mi intuición que es la esencia del dominio de cualquier arte.”^[1]

Sin embargo, podríamos preguntarnos ¿A qué se quiere llegar con esta caracterización alternativa que Fromm planteó sobre el conocimiento? Aparte de la centralidad del arte como instrumento de conocimiento, el propósito de esta introducción es evidenciar que tanto en las prácticas racionales como en las narrativas meta-racionales existen dos componentes fundamentales para el aprendizaje y la verdadera aprehensión del conocimiento: La práctica y la teoría. Si bien los textos a reseñar se enfocarán en la reinvención de las ciencias sociales, o en términos de Fromm, en las artes sociales, hay que resaltar en ellos una tendencia a renovar la idea de la teoría en el proceso investigativo y comprensivo del conocimiento, conjuntamente con el estudio y los problemas metodológicos y prácticos que se constituyen ante este déficit teórico.  A partir de esta afirmación podríamos deducir, sin tener más aproximaciones, que hay una crisis en la interpretación que se tiene sobre la dimensión teórica del aprendizaje, mientras que su dimensión práctica se ha hegemonizado y ha copado en su mayoría el proceso de investigación desde una perspectiva errónea.

Sin concebir más apreciaciones sobre los textos, podemos resaltar que los dos están enfocados en la necesidad de renovar la investigación en ciencias sociales ante las dificultades que se presentan en su diseño, planificación y construcción. Mientras que el primero, el prólogo y la introducción del Manual de metodología: Construcción del marco teórico formulación de los objetivos y elección de la metodología, de Ruth Sautu, resultado de dos eventos: la clase que brindó el Campus virtual de CLACSO hacia el año 2004^[2] y el libro de Sautu titulado como “todo es teoría. Objetivo y métodos de investigación” es una apreciación general sobre la renovación, necesaria, del proceso de investigación en América Latina,  el segundo se enfoca en la renovación de la investigación y el conocimiento en el campo de la sociología. Este segundo texto es la introducción del libro de Pierre Bordieu, el oficio del sociólogo.

Como ya se había dicho, los dos textos harán un especial énfasis en la reconstrucción de la teoría como elemento fundamental en la conformación del conocimiento, sin embargo el texto de Bordieu tendrá un desarrollo especial en la metodología investigativa. Pierre Bordieu (Denguin, 1930 – París, 2002) fue uno de los sociólogos más relevantes del siglo XX. Su trabajo se centró en los ámbitos de la sociología de la cultura, la educación, los medios de comunicación y los estilos de vida; Aunque sus publicaciones sobre crítica social son numerosas, la de mayor consistencia es La misére du monde (1993), donde denuncia que el sufrimiento, la exclusión social y las desigualdades derivan de la modernización. En 1996 publicó Sur la télévision, un reproche hacia los medios de comunicación audiovisuales en la sociedad moderna^[3]. Por su parte, Ruth Sautu (1932) tiene un PhD. En economía y sociología, de la universidad de Londres. Es Profesora de Metodología de la Investigación e Investigadora de la UBA. Es miembro de la Academia Nacional de Educación. Sus publicaciones incluyen: El empresario y la innovación (en colaboración) (1972), La gente sabe: interpretaciones de la clase media acerca de la libertad, la igualdad, el éxito y la justicia (2000), Todo es teoría (2003)^[4].

Iniciando con el Manual de metodología, podemos referirnos a su propósito inicialmente, ya que de él se pueden recoger los elementos que harán parte de la estructura del texto; con el texto se busca reinventar la investigación científica y redireccionarla hacia la realización de actividades investigativas claras y coherentes, ante las problemáticas a las que se enfrentan los investigadores. Para los autores del texto el problema de la investigación no reside en la construcción de las temáticas de investigación, relacionadas con los problemas esenciales de las sociedades, sino más bien en la dificultad que tienen los investigadores al momento de estructurar sus proyectos teórica, práctica, y metodológicamente. Pero dentro de este problema encontramos la crisis de la teoría; ¿por qué crisis? Debido a una deslegitimación y consecuente desuso de los componentes y esquemas teóricos en el desarrollo investigativo, cambiados por un culto hacia los datos y la numerología investigativa. Ante tal dificultad los autores plantean que la presencia de la teoría es decisiva en cualquier investigación, ya que los datos terminan siendo signos, neutros, y sin un contenido analítico y crítico que los moldee, la teoría; es decir, que “la teoría, explícitamente o no, está siempre presente; sin ella los datos no hablan porque su lenguaje es el que le otorga la teoría”^[5] .

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