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Resistencia democrática


Enviado por   •  8 de Septiembre de 2014  •  11.258 Palabras (46 Páginas)  •  222 Visitas

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Resistencia democrática (1946-1957)

En efecto, cuando en el mundo se celebraba el fin de la Segunda Guerra Mundial e iniciaba la Guerra Fría, que en América Latina significó el alineamiento con Estados Unidos, en Colombia se aumentó la tensión entre los partidos tradicionales por el ascenso del conservador Mariano Ospina al poder en 1946.

En una mirada de conjunto sobre las protestas estudiantiles de estos doce años, que se plasma en el Gráfico , hubo 43 registros en una trayectoria que muestra.En una mirada de conjunto sobre las protestas estudiantiles de estos doce años, que se plasma en el Gráfico 114, hubo 43 registros en una trayectoria que muestra.

"No es fácil para el historiador o para el sociólogo restituir la palabra a quienes nunca la tuvieron, a quienes no gravaron inscripciones ni dejaron tabletas ni manuscritos y cuyos heraldos murieron colgados, crucificados o agotados por las privaciones, sin que ningún memorial los registrara. De allí el interés por las incursiones, hoy posibles, en la historia de los colonizados, de sus protestas, de su motines y de sus sueños".

(Alain Touraine citado por Javier Giralda, reivindicación urbana, Bogotá, Cinep, 1987, pág. 236)

El presente escrito es una nueva incursión en el pasado de los sectores sociales subordinados colombianos quienes, como dice Touraine pero sin tanto dramatismo, no han dejado muchas huellas de su transcurrir histórico. En ocasiones anteriores habíamos descrito la gestación de la clase obrera entre 1910 y 1945 y su evolución en el período que nos ocupa[1]. Hoy queremos abordar la dinámica de la protesta social, incluyendo otros grupos además del obrero, durante los años 1946-1958. Este tipo de reconstrucción no se ha realizado sino en forma parcial, para el período en cuestión.[2]

El nombre con el que se designa a este período, la Violencia, es indicativo de las dificultades de todo orden para cumplir nuestro cometido. Empíricamente no es fácil encontrar testimonios de protestas en una época de dura represión y de abierta censura. Conceptualmente es complicado hablar de la existencia de protestas sociales cuando la exacerbación de la contradicción política absorbió al conjunto de la sociedad y la violencia física era el medio de expresión de las tensiones sociales. A pesar de estas limitantes, creímos necesario y posible, hacer una incursión en las pocas luchas sociales que quedaron registradas en las fuentes consultadas, con el ánimo de completar la lectura sobre la historia social contemporánea que desde hace años iniciamos.

Nuestra fuente principal de información sigue siendo la prensa, pero para este período tropezamos con obstáculos adicionales[3]. En los años de la Violencia desaparecieron muchos periódicos locales u obreros que contenían ricas descripciones de los conflictos sociales. La prensa que subsistió estuvo sometida a severa censura desde fines de los cuarenta y gran parte de los cincuenta. Cuando se filtra alguna noticia, es incompleta en términos de actores, motivos y logros. La revisión de otras fuentes escritas y estadísticas, de literatura de la época y aún la realización de algunas entrevistas, ayudó a llenar vacíos sin superar la oscuridad que caracteriza a este período en términos de la historiografía social del país. Por ello el banco de datos sobre luchas sociales plasmado en los anexos, dista de ser completo y por ende las conclusiones que de allí derivamos deben considerarse como provisionales.

Antes de dar cuenta de lo investigado, conviene precisar conceptualmente el objeto de estudio. No hablamos de movimientos sociales durante la Violencia pues según las definiciones en boga hoy día no se dieron las condiciones para hacerse visibles[4]. Hablamos de 'lucha' o 'protesta' social cuando se trata de una acción colectiva que expresa intencionalmente demandas y/o presiona soluciones ante el Estado —en sus diversos niveles—, entidades privadas o individuos[5]. En este punto es necesario hacer una breve consideración sobre la relación entre protesta social y violencia. Si bien la tendencia de la primera es a dirimir las diferencias sin recurrir a la aniquilación del antagonista, es indudable que la violencia marca, hasta nuestros días, los conflictos sociales. Desde una mirada histórica, el uso de la violencia no es una característica inherente a la protesta social, sino que hace parte de las modalidades de confrontación que según el contexto institucional y la dinámica de los actores son viables.

Estas precisiones teóricas se vuelven más complejas cuando se aplican al período estudiado. La Violencia, con mayúscula, fue una época en la cual la exacerbación de los odios políticos marcó el comportamiento de los colombianos. Así la interpretaron quienes la vivieron y la siguen entendiendo quienes la reconstruyen. En consecuencia, dinámicas de carácter social, especialmente en el agro, fueron subsumidas por la espiral de violencia política vivida en esos años. Pero tampoco podemos reducir las luchas sociales a la confrontación bipartidista, pues algunas se expresaron como tales, de una parte, y hubo conflictos políticos en los cuales los motivos sociales estuvieron ausentes, de otra parte. A pesar de la dificultad para distinguir unas de otras, insistimos en reseñar aquellas protestas con un claro sello social en las cuales la intención de los actores no fue la destrucción física del contradictor, siendo conscientes de que el conflicto social no se agota en ellas. Esta perspectiva conceptual es acorde con nuestro esfuerzo investigativo por reconstruir series históricas de la protesta social en el país.

En concordancia con los criterios esbozados hemos ubicado seis tipos principales de protesta, a saber: huelgas (obreras), paros (cívicos o estudiantiles), amenaza de paros o de huelgas, marchas y movilizaciones, invasiones de tierra y 'otras'. A excepción de la huelga, cuya definición es más precisa[6], las demás categorías de protesta resultan de una agrupación empírica. Los paros los definimos como ceses de actividades de sectores no laborales, particularmente aquellos adelantados por habitantes urbanos o por estudiantes[7]. La 'amenaza' se refiere a acciones explícitas tendientes a paralizar actividades (laborales o no laborales) si no se resuelven las demandas planteadas. Las marchas o movilizaciones que incluimos son aquellas de carácter social, las explícitamente políticas no se contabilizaron. Las invasiones de tierras cubren acciones en esa dirección tanto urbanas como rurales. Finalmente en 'otras' agrupamos referencias vagas por parte de los periódicos a luchas tales como 'resistencia civil' o 'protesta civil'.[8]

Los

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