Responsabilidad social de los administradores, Ética en la administración y La confianza como base de la administración del cambio

Responsabilidad social de los administradores, Ética en la administración y La confianza como base de la administración del cambio.

A principios del siglo XX la misión de las empresas lucrativas fue exclusivamente económico, hoy en parte, por las interdependencias de los muchos grupos que conforman nuestra sociedad ha aumentado su participación social.

El concepto de responsabilidad social no es nuevo, ya se consideraba en la primera mitad del siglo XX, aunque recibió un impulso importante en 1953.

La responsabilidad social debe ser un tema que se expanda a la mayoría de las empresas, aunque es sabido que existen diversos argumentos en contra de la responsabilidad social se debe buscar una nivelación entre los argumentos a favor y en contra de la responsabilidad social basándose en la sensibilidad social de manera que existan beneficios tanto para la sociedad como  para las empresas.

La responsabilidad debe verse como la oportunidad de aumentar la utilidad de una empresa generando beneficios para la sociedad, de tal forma que no resulte perjudicada la empresa al destinar recursos que quizá no tenga y que no volverán y tampoco la sociedad al tener que pagar precios más elevados por los productos o servicios.

Saber definir entre lo bueno y lo malo desde el punto de vista del deber y la obligación moral es conocido como ética, la ética aplicada a la administración debe ser un instrumento que nos permita crecer dentro de un margen de justicia y verdad.

En el campo de ética normativa se han desarrollado tres tipos de teorías morales básicas: Teoría utilitaria, donde los planes y las acciones deben ser evaluados por sus consecuencias; Teoría basada en los derechos, que dice que todas las personas tienen derechos básicos y la Teoría de la justicia, donde quienes toman las decisiones deben guiarse por la justicia, equidad e imparcialidad.

Aunque se dice mucho sobre la ética, y sus variantes como la ética empresarial y la ética normativa hace falta trabajar en su institucionalización, con el fin de crear empresas que mejoren la calidad de vida de sus empleados, de la sociedad y con esto generen un mejor rendimiento. Aunque existe la denuncia de las irregularidades (whistle-blowing y whistler-blower) crearíamos una mejor sociedad si las empresas se guiaran por un código de ética.

La responsabilidad social y la ética son factores que pueden determinar indudablemente  el rumbo de una empresa, pero hay algo muy importante que ya casi no se ve y esa singular acción es la confianza; la confianza está presente en casi todas las relaciones humanas siendo de vital importancia en el desarrollo de relaciones interpersonales, la confianza es integridad, lealtad, atención y cumplimiento de promesas.

La confianza en las organizaciones debe crear una cultura de confianza que trascienda, el liderazgo individual, que permita que las personas por naturaleza diferencien entre lo bueno y lo malo y puedan reaccionar de la forma correcta sin necesidad de esperar una retribución y por otro lado la confianza toma valor cuando las personas usan la ética y saben diferenciar las situaciones laborales de las personales y además saben resolver las diferencias de una forma que no afecte a la organización.

Los líderes, los gerentes, los administradores, en fin la gente cambia, la gente se va, pero las organizaciones, las empresas se quedan, las organizaciones perduran.

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