SOBRE EL CONCEPTO DE DESARROLLO SOSTENIBLE
Enviado por Ricardo Delvasto Jaimes • 7 de Octubre de 2022 • Tarea • 1.797 Palabras (8 Páginas) • 36 Visitas
SOBRE EL CONCEPTO DE DESARROLLO SOSTENIBLE
Apreciación sobre el Concepto de Desarrollo Sostenible
Promulgado en el Informe Brundtland
Ricardo Delvasto Jaimes
Fundación Universitaria Iberoamericana
Resumen
La definición de desarrollo sustentable como “…aquel que satisface las necesidades del presente sin comprometer las necesidades de las futuras generaciones”, expresada en el Informe Brundtland ha sido sometida al escrutinio sobre su aplicabilidad práctica dado que se le atribuye un tono de ambigüedad y falta de concreción respecto de cursos de acción sugeridos; sin embargo, en esta supuesta falencia radica su principal fortaleza.
Marco Conceptual del Desarrollo Sostenible
Las muy frecuentes manifestaciones extremas de fenómenos meteorológicos que acarrean consecuencias de gran impacto social y económico, magnificadas por la exposición mediática potenciada por la inmediatez y espectacularidad que le imprimen a los eventos las imágenes fijas y en movimiento que en poco tiempo le dan la vuelta al mundo gracias a las redes sociales[1], dan cuenta de grandes catástrofes asociadas al cambio climático y han puesto este tema en el foco de la opinión pública, lamentablemente muchas veces sin la profundidad que ameritan sus intrincadas connotaciones.
Indefectiblemente las referencias a desarrollo económico y social se relacionan con las implicaciones en doble vía entre las actividades humanas y el hábitat, como elementos estrechamente ligados en un ciclo dinámico y de frágil equilibrio en el que las repercusiones de un cambio alteran en un espiral ascendente el balance entre el ser humano y el ambiente. La evolución de la civilización, asociada al crecimiento demográfico, aunque diversa y desigual alrededor del globo, ha incrementado en términos de calidad y cantidad la necesidad de recursos demandando que la tecnología, en muchas áreas del conocimiento, responda a este requerimiento.
En el contexto de este panorama, y el llamado de atención que sobre su criticidad se viene manifestando desde pasada década de los setenta, se inscribe el concepto de desarrollo sostenible planteado en el informe publicado en 1987 por la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo titulado "Nuestro futuro común"[2] como un paradigma surgido en el seno de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), tras una década y media desde el primer informe del Club de Roma y desarrollos elaborados por entidades como el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), la World Wild Fund (WWF) y comisiones delegadas, para fijar un lineamiento y alertar sobre la necesidad de vivir el presente de forma responsable con el futuro; sin embargo, la adopción de esta definición no ha estado exenta de cuestionamientos.
Pertinencia del Concepto
Frente a la opinión de José Manuel Naredo respecto de adjudicarle el éxito del concepto, más bien aceptación generalizada, a la expresión de un deseo general acompañado de la imprecisión de una estrategia para materializarlo, cabe pensar que es precisamente esa característica de generar consenso en torno una visión sin pretender imponer conductas, lo que permite hacerlo congruente con legislaciones, prácticas de gobierno y pautas de comportamiento social en la multiplicidad de escenarios culturales que se encuentran aún al interior de las fronteras; sin embargo, se destaca la necesidad de establecer y divulgar conocimiento (contenidos) para facilitar no solo la comprensión del concepto de sostenibilidad sino también su puesta en práctica.
Los esfuerzos de quienes se han concientizado sobre la problemática de la huella ecológica y el déficit actual y proyectado de recursos se deben enfocar, más que en debatir sobre la pertinencia del concepto, en lograr que la esencia de este postulado acerca del desarrollo sostenible, es decir el mensaje de compromiso con la supervivencia cómoda de las próximas generaciones mientras la actual se procura su sustento y bienestar, se expanda con la contundencia suficiente para alcanzar su asimilación por parte de la mayoría de la humanidad de modo que en la medida de su cultura y sus circunstancias particulares desarrollen iniciativas y modelos que le apunten a un mañana sin carencias que atenten contra la calidad de vida, o la vida misma, del ser humano.
La promulgación del informe Brundtland una marcó un nuevo hito en el abordaje del tema ambiental. Adicionalmente al tratamiento de los asuntos referentes a conservación y capacidad de carga del planeta, integró la simbiosis entre ambiente y desarrollo, es decir entre recursos y actividad antrópica, como una cuestión de primordial interés que abarca aspectos antes ignorados en los estudios sobre el ambiente como la economía, la industria y la energía. De hecho, su impronta es fácilmente evidenciable en eventos, programas y documentos posteriores como las Cumbres de la Tierra[3], el Programa 21, El Protocolo de Kioto, y el Acuerdo de Paris, entre otros.
El abordaje genérico del desarrollo bajo esta concepción de sustentabilidad, que no sujeta su implementación a ópticas estandarizadas inamovibles, proporciona la amplitud para interpretar y actuar en concordancia con las realidades propias de cada comunidad, en tanto que la falta de una identificación precisa y limitada sobre a quienes está dirigida su aplicación y con qué alcance fundamenta la libertad e impulsa la necesidad de sustentar su análisis, planificar su aplicación y evaluar los resultados con óptica inter, multi y transdisciplinaria, como se observa en la transversalidad e interrelación de tópicos que se engloban en la promulgación por parte de la ONU de la agenda de Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Economía, Ecología y Desarrollo
Cuando se circunscribe el sentido de crecimiento a los indicadores que reflejan la acumulación de riqueza sin considerar los costos no monetarios que genera la producción de bienes y servicios, ni cuantificar los beneficios en términos de desarrollo integral, se desprecian variables intangibles de importancia como los efectos sobre la naturaleza y las condiciones de vida. Economía, ecología y desarrollo humano constituyen una tríada que se puede representar en los ángulos de un triángulo que suman 180° independientemente de su factor de forma, lo que genera un compromiso entre ellos de modo que la variación en uno afecta a los otros dos.
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