Sakud Athad Al Haddi
Enviado por Intelnous • 12 de Junio de 2012 • Documentos de Investigación • 397 Palabras (2 Páginas) • 311 Visitas
Sakud Athad Al Haddi.
de supervivencia. La reacción de contenido realmente ecohumanista está en la
segunda parte de la disyunción: resistencia y rebelión con vistas a establecer como
norma y meta última una vida buena salpicada de buena vida. ¿Será posible a estas
alturas? Sí, si hay la suficiente inteligencia para analizar y entender los procesos
autodestructivos en que se encuentra atrapada la sociedad mundial, la suficiente
memoria para no repetir los errores del pasado lejano o inmediato, y la suficiente
voluntad para buscar medios y modos con miras a escapar de ese callejón sin salida
y adoptar un estilo humano de vida.
2. El deseo también es realidad
Por fortuna, la realidad natural y social no se agota en los elementos de contexto,
entre muchos otros, antes señalados. Realidad natural y social que no es algo dado
y acabado. Realidad en cuyo interior hay que sumergirse para advertir lo que en
ella anida. Interior que, por un lado, en su existencia objetiva, lleva un potencial de
energía por el que puede dar más de sí, y, por otro, recibe los efectos provenientes
de las acciones del sujeto que pueden incidir en ese potencial de energía haciendo
que esa realidad experimente alguna transformación en una u otra dirección.
Realidad, entonces, que no es sólo fáctica, sino además, y al mismo tiempo, es
desiderativa. En síntesis, el mundo del deseo, de los imaginarios y de los sueños es
también realidad.
Hago mías en este punto las propuestas de Rubem Alves y de Etty Hilesum. El
primero hace ver cómo desde el punto de vista de la ciencia eso que se llama
realidad habla sólo de un mundo manipulable y dice cómo es el mundo. Pero ese
concepto de realidad, en el que se vive en medio de presencias, “es apenas una
posibilidad entre muchas otras”. La otra cara de la realidad es aquélla que se vive
en medio de las ausencias, que dice el mundo desde el punto de vista del deseo”, y
que se refiere a aquello que falta en el mundo. “Y nosotros, seres extraños, somos
capaces de vivir por causa de esta ausencia” (2008, pp. 219-220).
Y Etty Hillesum, desde su barracón en el campo de concentración de Auschwitz y en
su esfuerzo sostenido para crecer en su interioridad, se pregunta si acaso la
realidad se agota en lo que uno lee en los periódicos o en las irreflexivas
conversaciones de la gente enardecida. Y ella misma se responde con la afirmación
de que existe también “la realidad de este pequeño ciclamen rosa y la del gran
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