Salvador Guillermo Allende

Buenas noches a todos los presentes; señora directora, personal de Utp, profesores, apoderados y familiares, auxiliares, compañeros y a todas las personas que trabajan y conforman este establecimiento .

Nos encontramos hoy reunidos para dar término oficial a una etapa. Una etapa a la cuál le entregamos 12 años de nuestras vidas; años llenos de momentos e imágenes que serán guardados para siempre en nuestra memoria y corazón. Una etapa caracterizada por elcrecer y el aprender; crecer que no solo se vio reflejado en lo físico, sino que también en nuestra personalidad y forma de ser. Y un aprender que no solo nos ayudó para avanzar de curso y llegar hasta este momento, sino que nos ayudará por el resto de nuestras vidas.

Fuimos parte de una comunidad escolar maravillosa. En donde todos sus miembros(incluyendo los que ya no nos acompañan y los que aún están en este establecimiento), han aportado y contribuido en la formación de cada uno de nosotros. Por esto, nos retiramos orgullosos y conformes, confiando en que llegamos a la meta de buena forma, y seguros de que nuestro liceo hizo todo lo que estuvo en sus manos para lanzarnos a la vida preparados y con todas las herramientas.

Somos tres cuartos medios llenos de pasión y garra, siempre queremos ser los mejores, hubo momentos en que quedó demostrado que podíamos trabajar y compartir .Muchos de nosotros hemos compartido la etapa más importante de nuestras vidas, nuestra formación como personas, en esta formación han estado presentes tanto profesores como padres ,apoderados, compañeros y un sin fin de personas que componen esta gran familia.

Hace 17, 18 o 19 años fuimos capaces de enfrentar con éxito el más difícil de todos los desafíos, conseguir un lugar en este mundo. Con una capacidad de la que quizás no estábamos consientes, comenzamos a desenvolvernos en este ambiente y a decir nuestras primeras palabras, así hace 13 años atrás, llegamos al colegio muchos de los que estamos presentes, llenos de incertidumbres y miedos nos enfrentamos a la primera difícil tarea de entrar a un mundo diferente y desconocido, en el cual nuestros padres inseguros, alegres y a la vez nostálgicos de dejarnos por un momento y entregar nuestra educación hacia las tías del Kínder, siempre llenas de alegría, acogiéndonos y guiándonos en esta primera y gran etapa. Muchos de nosotros, lloraron, otros entraron alegres y confiados, muchos lucharon por estar aquí, pero sin duda, nos unió en ese momento el deseo por aprender y compartir con personas que más tarde se convirtieron en nuestros mejores amigos y compañeros.

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