¿Se puede derrumbar un edificio por ser feo?

¿Es correcto derribar un edificio por ser feo?

Partiendo de la idea de que la percepción de la belleza es relativa, en primera instancia la respuesta debería ser no; pero, ¿por qué es feo?, puede haber dos distintas formas de verlo, la primera es a través del funcionalismo, y la segunda a través de la estética.

Con la llegada de la arquitectura moderna, han sido muchas las edificaciones que han sido criticadas por ser ajenas al paisaje, al no mimetizarse con su entorno. Lo anterior puede responder a simples caprichos o a un aislamiento del tejido social de la ciudad o lugar en cual se erige.

En su momento, la arquitectura barroca le pareció horrorosa a los arquitectos del neoclasicismo, el art-nouveau resultó irritante para los racionalistas de los años 30’s, y el brutalismo de los años 60’s provocó el mismo rechazo en el sentimiento en Chicago (p. ej.), y así con cada una de las nuevas corrientes que surgen a lo largo de la historia; siempre tendrán una corriente opositora. Sin embargo, en la actualidad apreciamos y protegemos esos estilos como valores culturales indiscutibles y, por supuesto, reconocemos sus cualidades estéticas y las apreciamos, por lo que nos parece absurdo el que alguna vez los pudiesen considerar feos. Además del valor cultural y estético, debemos tener en consideración la autenticidad de los materiales, los valores sociales e históricos, las técnicas constructivas, su repercusión en el debate social y en la historia de la arquitectura. En las opiniones acerca de lo feo y lo bello influye el conocimiento y no todo el mundo que opina sobre esto posee las herramientas para diferenciar las cualidades de ambas definiciones.

Respondiendo a la pregunta inicial, debería ser incorrecto derribar un edificio por ser “feo”, pues depende del sentido que lo esté viviendo o disfrutando en ese momento. Para muchos arquitectos puede ser feo, pero tal vez para otro sector de la población le parezca sublime, puesto que muchas personas no lo ven desde el sentido estético, sino desde el punto de vista funcionalista, corriente mediante la cual, la fealdad sólo podría ser asignada a aquellas edificaciones que no solucionen la necesidad para la que fueron concebidas. Otra perspectiva es criticar un edificio por no responder al contexto arquitectónico que vive una población o comunidad en un cierto punto de su historia, la cuál es la razón más poderosa por la que se critican los edificios hoy en día.

La búsqueda de los arquitectos por nuevas e innovadoras formas los ha llevado a caer en el peor error que podría cometer un arquitecto: crear arquitectura para él (o para sus clientes), dejando de lado el contexto social e histórico en el cual vive.

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