Semblanza de Jorge Icaza

Semblanza de Jorge Icaza

Introducción

Jorge Icaza Coronel, nació en Quito el 10 de junio de 1906 y falleció el  26 de mayo de 1978). Después de graduarse en la Universidad Central del Ecuador, en Colombia trabajó como escritor y director teatral,  para este entonces ya  había escrito seis obras teatrales, cuando en 1934 fue publicada su más célebre novela, Huasipungo, que le daría fama internacional y que lo llevaría a ser el escritor Ecuatoriano más leído de la historia republicana.

 Es considerado junto con el boliviano Alcides Arguedas y los peruanos Ciro Alegríay José María Arguedas como uno de los máximos representantes del ciclo de la narrativa indigenista del siglo XX.

Desarrollo

Jorge Icaza después de haber abandonado los estudios de medicina, tomó cursos de declamación y se convirtió en actor, lo que le permitió recorrer el Ecuador y palpar la situación infrahumana del indio, posterior a esto se inició como autor dramático, pero sus obras no fueron muy exitosas, con la excepción quizás de Flagelo (1936).

El renombre que consiguió Jorge Icaza proviene de su obra narrativa, la que inició con el libro de cuentos Barro de la Sierra (1933), en donde ya se hace manifiesto la situación del indio Ecuatoriano. Ganó el Premio Nacional de Literatura en 1935 en su país con la novela En las calles (1935); la que trata de la situación del indio perdido en la ciudad, lugar donde sus protestas se esfuman sin alcanzar nunca las altas esferas del gobierno.

Fue lector entusiasta de los grandes novelistas rusos, desde Gogol a Tolstoi y Dostoievski. En 1944 formó parte del grupo de fundadores de la Casa de la Cultura Ecuatoriana y luego fue enviado a Buenos Aires como agregado cultural; allí permaneció hasta 1953. Al regresar a su país, fue nombrado director de la Biblioteca Nacional de Quito.

Icaza es una figura sobresaliente del indigenismo en la narrativa ecuatoriana: en su primera novela, Huasipungo (1934), expone la degradada situación en que se encuentran los indios, sometidos a esclavitud por los patronos que cuentan con el apoyo de la autoridad civil y eclesiástica; este libro, de valiente denuncia social y crudo realismo (constantes de la narrativa de Icaza), se ha convertido en una obra fundamental en la evolución de la corriente indigenista del Ecuador. Con él, la novela ecuatoriana entra de lleno en la tendencia del compromiso social de la novelística actual.

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