¿Sirve la literatura para expresar lo que soy o saber quién soy?

¿Sirve la literatura para expresar lo que soy o saber quién soy?

El ser humano a través del tiempo se ha caracterizado por la constante necesidad de dejar una “huella” en el transitar de la vida, documentar todo cuanto se hace en el día a día, tal como ocurre en las redes sociales más comunes en la actualidad. Por lo que siempre estamos atentos a leer lo que otros comentan, exponen o simplemente nos interesa sobre temas específicos, cada frase o expresión transmite algo en particular que plasma el sentimiento de quien la dice, algo que evoca recuerdos o anécdotas que nos representan como individuos y para hacerlas parte del colectivo a donde pretendemos dirigirnos, se necesita cargarlas de aspectos y rasgos únicos que lo determinan, procuramos entonces contextualizarlas con un idioma y un lenguaje propio, que nos caracteriza, de esta manera darnos a entender con quienes nos sentimos afectos, aunque en ocasiones lo que expresamos puede trascender en el tiempo y las fronteras.

En este sentido el lenguaje es un aspecto muy importante por considerar, las expresiones de nuestros antepasados por ejemplo denotaban características propias de sus épocas, imprimían un sentimiento que simplemente podía reproducirse en ese momento, pero la gran diferencia con los tiempos actuales es la manera en que se hacía, por los recursos expresivos que había y precisamente el lenguaje que se empleaba, fuera escrito u oral existieron múltiples lenguas a lo largo del territorio mexicano, cada una con una identidad propia y que por si sola hace ver la importancia que representa para sus comunidades.

Una de las maneras más significativas (quizás la más importante) de mantener en vigencia estas manifestaciones culturales es sin duda la escrita, Máynez (2003) reconoce que esta afirmación es considerable, ya que en Oaxaca por ejemplo, se podía encontrar en casas de familia ejemplares de un texto tan antiguo como la biblia escrito en mixteco y al preguntarles a los habitantes de ahí si acostumbraban a leerla respondían que no, pero que la tenían porque consideraban lo importante de tener una demostración de su lengua escrita. Esto sin duda representa un sentimiento de pertenencia que intensifica el reconocimiento de nuestros antepasados y la necesidad de ser tomados en cuenta como parte de la historia.

Y así como se habla de este caso particular de un texto como la biblia, es de suma importancia contar con otros documentos que narren o dejen ver los acontecimientos significativos de distintas épocas, los cuales se pueden encontrar en diversos lenguajes que al ser traducidos, dan pie para conocer más a fondo las expresiones culturales y sociales de los pueblos originarios de México, sus expresiones y lo que vivieron, todas en su caso representan una memoria histórica hecha de tradiciones orales y escritas, lo que posee un fundamento poderoso para mantener la identidad colectiva de los mismos (Medina, 2007), pasando desde los escritos o documentos antiguos coloniales más elaborados, hasta llegar a expresiones más elementales como mitos y tradiciones narradas a través de los años, que mantienen viva las bases de una civilización, lo autóctono y lo que termina por representar lo que somos.

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