Sobrevivir en Tiempos Oscuros
Enviado por Melanie Espino • 17 de Agosto de 2021 • Documentos de Investigación • 365 Palabras (2 Páginas) • 683 Visitas
Sobrevivir en Tiempos Oscuros
Cuando el 27 de enero de 1945 el Ejército ruso entra en el campo de exterminio de Auschwitz y libera a los pocos prisioneros que todavía quedan en él, el fino velo que hasta entonces había separado la decencia moral de la ética cartesiana europea, culta, racional y al final indiferente, se rompía definitivamente. Nada de lo que habían visto hasta ese momento podía compararse con el horror extremo al que tuvieron que acostumbrar sus ojos en un solo instante. El mismo instante que transcurrió entre la sensación de extrañeza que les invadió y la constatación de que estaban frente a seres humanos a pesar de su deplorable aspecto.
Por el contrario, sentimientos de profunda desesperación se apoderaron de los supervivientes cuando, al verse reflejados en los ojos de los soldados que los liberaban, comprendieron la magnitud de su soledad. Rechazados por todos y despojados de todo, de nuevo vagarían como fantasmas errantes bajo los cielos encapotados de Europa en busca de su identidad deshilachada y su auténtica Libertad. Los medios de comunicación asaltaban las conciencias del mundo civilizado con fotografías que desgarraban el alma. La iconografía del horror había dado también un salto cualitativo.
La Historia de la Shoah es la Historia de la naturaleza misma del Mal y de cómo el poder destructivo del hombre puede llevar a gente normal y corriente a despojar a otro Hombre de toda su humanidad por la simple aplicación de una ideología que lo convierte en subhumano. Exclusión, deportación y exterminio son términos que entran de lleno en ese breviario del odio en que se convirtió la paranoia racista que caló hasta los huesos desde el primero al último de los europeos. Crueldad elevada a la categoría industrial. Otro salto cualitativo en esa vacuna social contra el dolor ajeno. En esta ocasión se había cruzado el límite. El enemigo no combatía en un frente abierto. Ni siquiera se defendía. No eran criminales. Ni sabandijas. Eran personas. Mujeres y niños, ancianos y hombres, sanos y enfermos. Que vivieron con honor manteniendo y transmitiendo su legado en condiciones extremas y murieron con honor sin recibir una sola medalla y sin ejercer siquiera el derecho a elegir como hacerlo.
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