TESTIMONIO A SOBREVIVEINTE DE ATAQUE DE TORRES GEMELAS
Enviado por Victor Manuel Perez Zuñiga • 12 de Noviembre de 2019 • Documentos de Investigación • 501 Palabras (3 Páginas) • 101 Visitas
TESTIMONIO DE SOBREVIVIENTE DEL ATAQUE A LAS TORRES GEMELAS
William Rodríguez narra los dramáticos hechos de ese 11-Septiembre
Tenía la llave maestra que abría todas las oficinas de las Torres Gemelas y el valor suficiente para subir piso a piso –hasta el 39- para salvar centenares de vidas. Ese 11 de septiembre de 2001, William Rodríguez pasó de conserje a héroe.
Por 20 años, William, nacido en Puerto Rico, trabajó barriendo las escaleras de los 110 pisos en las Torres Gemelas.
A las 8:45 de la mañana del llamado 11-S, William estaba en el sótano de la Torre Norte en el Word Tarde Center en Nueva York. Ese día no debía trabajar, pero su jefe se lo había pedido como un favor especial.
“Un minuto después se oye una explosión muy fuerte que nos levanta por el aire. Las paredes se rajan, el cielo falso nos cae encima, los rociadores contra incendio se activan, 14 personas entran a la oficina gritando, un hombre llega con su cuerpo quemado y nadie lo quería ayudar”.
Liderados por el puertorriqueño logran salir por el área de carga y descarga. Pero él insiste en volver.
El barrendero de la llave maestra
Decide regresar, sale de nuevo con dos personas que estaban atrapadas en el ascensor y allí se encuentra con un policía que le pregunta si él tenía la llave maestra.
Como si fuera un miembro del Cuerpo de Bomberos, sube piso por piso con ellos. Abriendo puertas. Nunca pensó que podría encontrar la muerte. “Yo estaba desesperado por sacar a las personas; en ningún momento pensé que me iba a enterrar vivo”.
Llegó hasta el piso 39. Allí un bombero le pide que baje, que ya hubiera ayudado lo suficiente. Pero no quería. Fue entonces cuando le pidieron que ayudara a bajar a un señor que estaba en silla de ruedas en el piso 37. Y así lo hizo sin saber que se salvaría, una vez más, de la muerte.
“Voy a morir y va a ser una muerte lenta”
Al salir del edificio escuchó varios gritos: “no mires para atrás”. Cuando lo hizo, vio cómo la Torre norte, de la que acababa de salir, se derrumbaba a pocos metros de sus espaldas.
Corre con la velocidad que le dan sus piernas y el desespero de salvar su vida, pero sabe que no va a ser suficiente. Por instinto, o no sabe por qué, se arrastra bajo un camión de bomberos y allí espera.
“Voy a morir, y va a ser una muerte lenta y fea”, pensó William bajo los escombros. Pasaron horas y él allí, solo... Cuando tenía pérdida la esperanza, las manos de los organismos de socorro, lo sacaron entre los fierros retorcidos del camión y las columnas de polvo que no dejaban respirar.
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