Tabaquismo

El tabaquismo en los jóvenes

El elevado índice de tabaquismo entre los jóvenes es un dato preocupante. Por eso resulta vital que se impulsen campañas efectivas que alerten sobre los graves efectos del tabaco en el organismo.

Según una encuesta realizada por las secretarías porteñas de Salud y Educación, dos de cada tres adolescentes fuman, y la mayoría de ellos son mujeres de entre 13 y 16 años.

Por lo general, los chicos empiezan a fumar cuando entran a la adolescencia, con una mayoría de iniciados entre los 13 y los 16 años. Entre los motivos del comienzo del fumar está el deseo de aprobación de los pares; por eso los encuestados señalan que fuman porque lo hacen sus amigos o para imitar a otros.

Aunque casi todos los chicos reconocen el daño a la salud que produce fumar, de la encuesta se desprende que no tienen información detallada y precisa sobre la naturaleza y la gravedad de esta adicción, dato que refuerza la necesidad de intensificar la prevención.

Los epidemiólogos alertan sobre la ausencia de campañas oficiales para luchar contra el tabaquismo, algo que tiene efectos letales sobre la población. Y lo peor, advierten, es que las enfermedades asociadas al tabaco pueden prevenirse en un alto porcentaje si se deja de fumar.

En el mundo, los países que tuvieron éxito en el combate contra el tabaco delinearon políticas permanentes y campañas agresivas para erradicar el hábito, impulsadas por el propio Estado, que debe jugar un rol central en la materia.

Es coincidente la opinión en cuanto a la necesidad de focalizar sobre los jóvenes el esclarecimiento sistemático, y la escuela es el ámbito natural donde debería tratarse en profundidad el problema del tabaquismo. Porque debido a que el blanco de la industria está puesto precisamente en los jóvenes de los países en desarrollo hace falta esclarecerlos más activamente sobre los riesgos que corren.

¿podría fumarme algún cigarrillo de vez en cuando?

La respuesta es un gran NO. Sobre todo aquellos fumadores y fumadoras que ya tienen experiencia en esto, saben que es el inicio de la recaída.

El error principal que se comete en esta situación es que al no haber fumado durante un tiempo, que al principio parecía imposible, se cree que ahora ya no se tiene adicción y por eso se puede fumar un cigarrillo. Una idea que debe quedar marcada en todo fumador/a que quiere dejarlo es que al final del proceso se convertirá en un exfumador y no en un nofumador, lo que quiere decir que si se vuelve a fumar, aunque sea una calada, todos los recuerdos, hábitos, receptores nicóticos que hasta ese momento estaban siendo controlados van a dar rienda suelta a sus necesidades. El resultado: le costará cada vez más no darse un premio en forma de cigarrillo. Al principio parece una situación controlable pero al poco tiempo se hace insostenible. Es más fácil mantenerse sin fumar que fumar 2 o 3 al día Además no hay una cantidad de consumo que podamos considerar menos dañina.

Por lo tanto no caiga en la trampa de pensar que "por uno no pasa nada". Es la llamada Fantasía de Control: aquella situación en la que el fumador/a cree ser el que controla la situación, cuando es la situación la que se está desbordando. Además, ¿tirará por la borda todo el esfuerzo realizado? ¿No quería dejar de fumar? ¿El cigarrillo no era su peor enemigo hace unas semanas? Pues piense que no ha cambiado nada en el cigarrillo, sí en usted: está dispuesto a seguir sin fumar.

...