Teología de la Acción Social 1
Enviado por XOANAGISELE • 24 de Mayo de 2020 • Síntesis • 986 Palabras (4 Páginas) • 514 Visitas
Actividad Integradora de Entrega Obligatoria 2.
Profesor: Héctor. D. Galarza
Alumna: Xoana Crespo.
Materia: Teología de la Acción Social 1.
Consigna:
A partir de los conceptos de “Deseo” y “Responsabilidad”, “Ternura” y “Vigor” y la figura de “la mano” del apartado “La caricia esencial” de las páginas 97 y 98 del libro “El cuidado esencial” (provisto en la plataforma), escriba una ensayo de al menos 800 palabras reflexionando, relacionando y buscando maneras de concretizar la acción social y pastoral según esta perspectiva.
Entendemos por acción social y pastoral a la totalidad de la acción de la iglesia y los cristianos, a partir de la praxis de Jesús, de cara a la implantación del Reino de Dios en la sociedad. Una de las principales características que hay que tener en cuenta en la acción pastoral es justamente ser acción, no solo práctica. No se trata de interpretar a la sociedad, sino de poder transformar al mundo en Reino de Dios. La acción social pastoral es la práctica de Jesús, la solidaridad con los pobres; “el cuidado del rebaño”.
El que lleva a cabo la acción social pastoral ante todo no puede olvidarse y dejar de lado, que antes es una persona, un individuo que ha recibido una llamada por parte del Señor y que tiene una misión encomendada. En medio de este proceso, se encuentran las motivaciones y aparece la realidad personal: sus esperanzas, anhelos, sentimientos, logros, como así sus fracasos, dudas, miedos. Hay que trabajar todos los afectos, sentimientos y todos lo relativo a cuestiones personales, para poder aceptar sus cualidades humanas necesarias para la formación de una personalidad sólida y equilibrada. Se trata de crecer como personas para asumir la responsabilidad encomendada con alegría y deseo de ayudar y cuidar a las personas de la sociedad desde la honestidad y voluntad.
Cuando hablamos de cuidar, significa “cuidar de” y “velar por”, remite al cuidado de otros y al cuidado de cosas e implica un hacer con un fin previsto a través de la praxis; es también ocuparse de “sí mismo”. Es una actitud en cuanto a disposición, responsabilidad, compromiso, ocupación e involucramiento por el otro. Para esto, necesitamos de dos fuerzas que sostienen la ética humanitaria: la ternura y el vigor. La ternura es el cuidado con el otro, es una de las características esenciales del amor. Es un modo de ser, amar y de adorar para la humanidad, dejando así de lado el narcisismo, el egoísmo. El vigor es la contención sin la dominación. Es así como se funda una ética capaz de incluir a todos, es una ética fundada en los valores fundamentales de la vida como ser el cuidado, las relaciones personales, el respeto, la cultura de la no violencia y la paz.
Hay que considerar las dos visiones como un todo, tanto la ternura como el vigor son los representantes de los dos principios básicos y necesarios para el eficaz desarrollo de la humanidad y la sociedad.
Si tomamos las dos visiones por separado, vamos a notar que una acción social basada solo en la pasión, tiene como objetivo dar respuestas a lo urgente, mientras que una acción social basada solo en la razón, es una acción que especula.
La pasión es un caudal de energía que necesita de límites y de tener una justa medida para no ser avasalladora. Es aquí que entra la función de la razón. Es propio de la razón ver claro y ordenar, disciplinar y definir la dirección de la pasión. Estas dos visiones sin ser tomadas como un todo y viéndolas de manera independiente, son acercamientos limitados y reducidos. Por un lado, podemos ver que el único problema de los individuos de una sociedad no es comer, vestirse, tener la mejor tecnología, sino que también necesita tener principios y valores de vida para cumplir con sus necesidades básicas y lograr un mejor bienestar. De esta manera evitaríamos la dependencia y se fomentaríamos el desarrollo.
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