Teoria general del Estado

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Definiciones de Estado.

Objetivas.

Teorías naturalistas, que ven al Estado como un simple hecho de fuerza; o como una mera situación concreta, en la que se dan relaciones humanas entre gobernantes y gobernados; o como alguno de los elementos de la vida política que dan a conocer la existencia del Estado; o como un organismo natural, que se rige por las leyes físicas y biológicas por las que se regulan los organismos humanos.

El Estado como un hecho. Los pensadores políticos antiguos han considerado al Estado, al fenómeno político en general, como una realidad inmediata, como algo que se da en el mundo de los hechos, y no como una mera abstracción o producto del pensamiento. El Estado tiene una existencia propia, una existencia de hecho. La existencia del Estado está asegurada por una fuerza natural: el impulso de asociación. El Estado es un grupo humano, establecido en un territorio determinado, en el que los más fuertes imponen su voluntad a los más débiles. Esta tendencia, de considerar al Estado como un puro hecho,  se vuelve a hacer presente en la literatura política de nuestros días, especialmente la alemana y la francesa.

El Estado como situación. Estas teorías explican el origen del Estado sobre la base de un contrato y lo consideran, en consecuencia, como el estado civil de los hombres, en contraposición del estado natural en el que se encontraban antes de la celebración del contrato. La característica fundamental de ese nuevo status es la dominación política.

El Estado identificado como uno de sus elementos.  Esta teoría pretende concebir al Estado partiendo de los elementos de hecho, que con más fuerza se imponen al observador: el territorio, el pueblo, y el poder de dominación o soberano. Algunos juristas crearon la teoría patrimonial para legitimar la dominación del rey, conde o barón feudal sobre su Estado, identificado con la tierra y sus accesorios. Tienen mayor persistencia, las doctrinas que identifican al Estado con alguno de sus elementos humanos: el pueblo o el dominador. El pueblo, ha aparecido desde muy antiguo como la expresión o manifestación más evidente del Estado mismo. El pueblo ha desempeñado un papel preponderante en la organización de la comunidad política.

Subjetivas.

Estas doctrinas miran más al aspecto subjetivo del Estado, pero no se fijan exclusivamente en él, no se oponen a las objetivas, las complementan.

El Estado como organismo ético-espiritual. Esta doctrina es quizá la más antigua y constante en el curso de las ideas políticas. Se concibe al Estado como un todo orgánico, dotado de una vida especia y con funciones múltiples y variadas.

El Estado como unidad colectiva o de asociación. Emparentada con la doctrina organicista del Estado. Esta doctrina no se fija en la naturaleza de la asociación, sino en el simple hecho de la misma.

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