Teoría de la comunicación social y estereotipos en medios de comunicación

Teoría de la comunicación social y estereotipos en medios de comunicación

Desde el trabajo clásico de Marshall McLuhan (1964), los medios de comunicación de masas pueden ser considerados como extensiones de las propias facultades sensoriales del individuo o como el sistema nervioso de la comunidad en que se encuentran. Los medios de comunicación también son una industria o una empresa, un poder importante en el espacio individual, familiar y social; mediadores políticos que canalizan y crean opinión pública (elemento decisivo en el proceso de elaboración de las políticas públicas); instrumentos de cultura y vehículos de difusión de obras culturales; mecanismos a través de los cuales los individuos perciben el mundo que los rodea.

Es por eso que los medios de comunicación juegan un papel importante como intermediario entre la realidad y el espectador, esto no solo aplica al tipo de contenido que se transmite sino también a la forma. En el caso de esta investigación nos referimos a como se utiliza o no la imagen de la presentadora, que puede significar para el espectador una desconexión y distorsión de la realidad.

Por otra parte, los estereotipos e imágenes que transmiten estos medios informativos se arraigan profundamente en nuestras mentalidades y perduran en el tiempo. Estos estereotipos tienen la característica de pasar inadvertidos, y por ello resultan potentes y eficaces; se nos imponen sin que nos demos cuenta, y así van forjando nuestras mentalidades (Ortiz, 2001).

Los medios por tanto son una parte importante para moldear una realidad y dan como resultado interpretaciones de la misma a base de imágenes falsas. Esto no solo afecta la visión de los espectadores, sino también su forma de entender y desenvolverse en la sociedad. Las expectativas de lo que es y se supone que debería ser se entrecruzan, resultando en normas que deben cumplirse sin cuestionamientos ni una identificación real de donde provienen tales ideas.

“Los medios de comunicación construyen creencias y opiniones que se estructuran como reglas sociales (Vega Montiel: 2010).

 Estereotipos en medios  de comunicación

Los estereotipos de género son presentados en los distintos medios noticiosos, es decir que hoy en día siguen atribuyendo papeles diferentes a hombres y mujeres. Por ejemplo, las mujeres  se muestran más en programas de entretenimiento, donde los cuerpos femeninos son cosificados y además se convierten en un objeto, conduciendo la atención de los espectadores al físico y a los valores materiales, mientras que los hombres  se  observan en programas informativos, programas deportivos, en los que las mujeres mayormente ocupan un rol secundario.

“En muchas ocasiones los medios de comunicación se convierten en un reflejo de transmisión de estos estereotipos sociales sin hacer mucho por cambiar esta situación”(Martínez te al, 2007,p.8).

Estos medios tambien muestran ideales de belleza  prácticamente imposibles  de alcanzar para la mayoría de las personas. Se impone a mujeres con buen cuerpo "estilizado" y con medidas de 90-60-90, altas, delegadas, tez blanca y buena vestimenta. En cuánto a los hombres, se presenta con buen porte. De esta manera se impone una imagen corporal  como un símbolo del cuerpo perfecto, las mujeres aparece con un vestuario que hipersexualiza y  el público accede a ciertos estereotipos que reproducen y construyen en su entorno.

Sin embargo la autoestima y los patrones de alimentación se ven afectados negativamente por lo que se ve y se escucha en los medios.

Por ello “los medios de comunicación son simultáneamente reproductores y creadores de los modelos femeninos y masculinos, es decir, de lo que social y culturalmente es considerado adecuado del ser mujer y del ser hombre”( Rodríguez,et al, 2016,p.11).

 Estereotipos

Un estereotipo es una generalización exagerada de lo que pudiera ser o se cree que es una persona o grupo de personas con sus características, comportamientos, habilidades o cualidades.

Los estereotipos son modelos de socialización que se emplean mayormente de manera peyorativa, sin embargo, a pesar de esta simplificación y globalización de la realidad, son constructores y ordenadores de las relaciones sociales, necesitamos los estereotipos como referentes, construyen caminos a seguir, son designios que sirven para delimitar identidades.

Tabla 6 Descripción de las categorías de estereotipos

Como muchas otras imposiciones morales, la de ser bella recae principalmente aunque no exclusivamente sobre la mujer, la belleza femenina fue una de las más codiciadas figuras por los artistas, de allí que su cuerpo, convertido en objeto de deseo desde tiempos inmemoriales, sea tomado por la publicidad para compararlo y extender ese deseo mediante procedimientos metafóricos y metonímicos hacia la mercancía que pretende vender.

Siendo así que por medio de este procedimiento, se produce a la vez una transmutación de entidad y vende también el cuerpo se convierte en el objeto vendible. “Estar perfecta”, “ser perfecta” son fórmulas asiduamente empleadas en el lenguaje mediático para interpelar a las ganas, de una mujer real, de ser aquella a quien todos desean.

Valores y estereotipos femeninos

No se debe perder de vista que la publicidad se guía siempre por la lógica de mercado que domina por completo el entorno mediático, según está afirmación toda aquella información pagada y que tiene un emisor identificado, es ajena a cualquier consideración ética. Teóricamente esto no debería ser así, pero también es comúnmente aceptado, tanto por los emisores como por los propios usuarios, que la publicidad escapa de cualquier valoración moral y, por lo tanto, sobran las consideraciones de este tipo.

El caso de la moda es particularmente interesante y a pesar de ello ha sido escasamente investigado desde el entorno académico. Ningún consumidor se identifica tanto con su producto como lo hace el comprador de moda: en nuestra sociedad el vestido y el complemento forman parte, sin lugar a dudas, de la propia identidad de las personas (Bourdieu, P.: 1991). La primera descripción que ofrecemos a los demás de la nuestra propia personalidad es la que elaborada a partir de la corporeidad que tenemos, y el vestido que llevamos. Como dirá Elizabeth Entwistle en la primera pagina de su libro The Fashioned Body, el cuerpo humano es un cuerpo vestido. En su aspecto más externo la realidad social esta compuesta por cuerpos vestidos y la primera impresión que percibimos de cualquier persona siempre es, a parte de su cuerpo (fundamentalmente rostro, cuello y manos), su ropa.

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