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Teoría sociológica clásica: capítulo 10, Racionalidad, Historia y Modernidad: Weber


Enviado por   •  5 de Octubre de 2019  •  Resumen  •  2.395 Palabras (10 Páginas)  •  438 Visitas

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Teoría sociológica clásica: capítulo 10, Racionalidad, Historia y Modernidad: Weber

Salvador Giner

Max Weber, fue un importante científico y teórico social del siglo XIX. Nació en la Turingia, en la ciudad de Erfurt, en 1864. Pero se mudó junto a su familia a Berlín, a la corta edad de 5 años. Provenía de una familia protestante, con un padre que abandonó el negocio familiar para dedicarse a la política, ejerciendo de diputado en el parlamento, como liberal moderado, y una madre de tradición calvinista.

Las raíces de la sociología weberiana: Weber debe ser visto como un intelectual cuya perspectiva proviene de la tradición germana, que reúne la triple herencia de Geothe, Kant y la reforma protestante. A pesar de no poseer un dogma cristiano específico, sintió una afinidad por la moral calvinista. Tuvo una gran influencia por el pensamiento Kantiano.

La influencia más grande, que tuvo de Kant fue el concepto de libre albedrio. En efecto, como racionalista, Weber asumió que la razón humana era la sede de la elección libre del hombre. (Tomando el concepto de elección kantianamente, Weber, entendía que esta elección consistía en cumplir con un deber, obedecer principios morales, o ser fiel a sí mismo). Por lo cual este asumió que somos seres capaces de decisión independiente y responsable, siendo esta siempre personal, en donde ni instituciones, no colectividades son capaces con ella.

Cuestiones de método: Su teoría tuvo un trasfondo triple a base de teóricos, véase Kant, Nietzsche y Marx. Asimismo, la teoría weberiana se formó a lo que es, gracias a la aparición de la concepción de las ciencias humanas como, esencialmente, diferentes a las naturales. Una diferenciación sobre el entendimiento del conocimiento científico humano con criterios diferentes al positivismo tradicional, rompiendo los esquemas que nadie, hasta el momento, ponía en duda.

El surgimiento de esta concepción, llevó a lo que se llama “lucha por el método” o methodenstreir. Que ejerció un fuerte influjo sobre la concepción weberiana de la sociología.

Esta disputa se desencadeno tras la publicación del ensayo de Carl Menger “investigaciones sobre el método de las ciencias sociales” en 1883. Recibiendo una dura crítica por parte de Gustav Schmoller,  que recalcaba que los fenómenos sociales eran irrepetibles, Asimismo, poniendo énfasis en la importancia de los deseos e intenciones de los individuos en una situación concreta

En el marco de esta disputa, Weber militó junto a los antipositivistas, o de quienes tomaron su posición contra Menger y su herencia, Sin embargo, su obra no permite adscribirlo íntegramente a un bando de la disputa. Así, del modo más pragmático y expeditivo imaginable, Weber echó mano a cuantos datos y explicaciones “positivistas” le convino en cada momento de su análisis (pg. 273)

Para poder tener lo mejor de los dos lados, es que Weber inventó una salida de compromiso, para poder cumplir con los requisitos del buen hacer científico tanto a lo ideográfico como nomotético: se trata de su noción metodológica del tipo ideal o generalización abstracta

Los tipos ideales y la realidad social: La posición metodológica weberiana acepta el hecho de que los procesos sociales son hechos irrepetibles, así como la intencionalidad de los seres humanos, por una parte. No obstante, se ve obligada, de igual manera, a reconocer la necesidad de formular alguna suerte de generalización para la compresión de los fenómenos sociales.

Weber, entonces postula una fórmula que “se apoya en un rechazo previo de toda concepción global y general de la historia, así como de la afirmación opuesta de que ésta (y con ello la vida social) se descompone en un amasijo de eventos inconexos y sin sentidos” (pg.273)

El tipo ideal está vinculado a la idea de la comprensión, dado que todo tipo ideal es una organización de relaciones inteligibles, propias de un proceso histórico o de  una realización de acontecimientos. Asimismo, el tipo ideal está vinculado con el proceso de racionalización. El tipo ideal se relaciona también con la concepción analítica y parcial de la causalidad. En efecto, el tipo ideal permite aprehender individuos históricos o conjuntos históricos. Pero el tipo ideal es una aprehensión parcial de un conjunto global. Mantiene el carácter parcial de toda relación causal, aun en aquellos casos en que, aparentemente, abarca a una sociedad entera.

 Es así que rompe radicalmente y explícitamente con aquella tradición sociológica (Comte, Marx, Spencer, etc.) que se fundamenta en una gran narración general de la evolución humana. Este quiere atenerse de los hechos, más bien busca, escapar de la fragmentación positivista de la realidad. Sin teorías, ni generalizaciones, la ciencia social no vale nada.

La perspectiva conflictiva: esta característica se permea en toda la obra de Weber, haciéndola una cuestión ya metodológica, es su pertenecía la tradición conflictivista en la ciencia social. Su mayor interés está en señalar la formación de grupos antagónicos, intereses encontrados, lizas por el poder, etc.

Los valores: implicaciones morales y cognoscitivas: Weber laboró en un ambiente neokantiano en el que prevalecía la convicción de los valores, que constituían algo fundamental en la naturaleza humana.

La acción social: se considera por la “acción” aquella conducta humana que su propio agente o agentes entienden como subjetivamente significativa

Es la unidad elemental para el análisis sociológico. Weber identifica cuatro tipos principales de acción social:

a) acción dotada de un propósito respecto a su fin, u orientada a su fin: es aquella cuyos medios se adecuan a los fines que se propone conseguir el sujeto. Tratase de una acción racional guiada por la eficacia y la ciencia, a la luz de los conocimientos disponibles por el actor y por el uso atinado de los recursos a su alcance. En ella predomina la estimación de los recursos de toda índole disponibles para el logro de unos fines determinados. El actor sopesa pros y contras, calcula esfuerzos y riesgos, estima posibles beneficios.

b) acción racional según el valor que la inspira, o racional valorativa; comparte con la anterior el hecho de que el actor plasme su conducta del modo más eficaz posible y adecuado a los medios. En su caso, no obstante, la guía principal de la conducta es la orientación del actor o agente hacia un valor supremo determinado. La acción se orienta hacia la valía intrínseca de algo que exige ser logrado u obedecido. En tal acción las expectativas de conducta de los demás pueden incluir costes serios para el sujeto (sacrificios, peligros) pero este se dispone a correr los riesgos necesarios en nombre de la bondad, justicia, o imperativo moral de sus principios u objetivos

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