Terrorismo en Perú

En el año 1980, se inició por quinta vez, el esfuerzo de transición hacia la democracia, los objetivos eran la restauración del régimen constitucional, la redemocratización de la sociedad peruana, la estabilización social, la reforma del Estado, la reactivación y la liberación de la economía. Había una gran estatización, por lo cual era necesario liberar la economía, la organización estatal y crear cauces constitucionales para la libre participación de los partidos y fuerzas políticas.

La transición se inició con la asamblea constituyente, formada por Morales Bermúdez, con el fin de que se realice las elecciones presidenciales. Se realizó cambios en la constitución, incluyéndose el voto de analfabetos y se estableció los 5 años para ejercer la presidencia. De esta manera, se logró el consenso de todas las fuerzas políticas, pero esto se vio afectado por las protestas y demandas promovidas por la izquierda marxista, lo cual no contribuyo a la consolidación del régimen. Hubo un consenso insuficiente, esto impidió enfrentar con éxito las dificultades graves que afectaron la gobernabilidad y su legitimidad.

La primera fue el surgimiento del terrorismo el 10 de mayo de 1980, el mismo día de las elecciones presidenciales. Por ello, nos damos cuenta que fue una pesada herencia dejada por el régimen militar. Se conoce el gran daño, las consecuencias perturbadoras del terrorismo y las dificultades que crea para la construcción democrática. En segundo lugar, fue la crisis de la deuda externa, hubo políticas proteccionistas por los países desarrollados, los cuales abrieron los préstamos en la década de los 70 y a partir de los 80 comenzaron a cobrar una deuda impagable.

El gobierno democrático de Fernando Belaunde, nos dejó una deuda externa de 769 millones de dólares. Además, existía una preocupante carga, la estatización y socialización de la economía, que afecto fundamentalmente la estructura productiva del país y de la sociedad peruana.

A partir de los años 70, el rumbo político nacional giró de manera sustancial respecto del pasado inmediato, surgieron vitales e inéditas fuerzas sociales, no necesariamente politizadas, en búsqueda de un horizonte político con el cual identificarse. Estas dos décadas representan debilitamiento partidario y la reacción de estos fue la frustración, el desencanto y el rechazo violento.

Belaúnde asume el poder el 28 de julio de 1980 y ese mismo día promulgó la Constitución de 1979, declaró la amnistía política general y dispuso la devolución de los diarios incautados a sus legítimos propietarios. Es decir, las libertades democráticas se restablecieron.

Los principales sucesos que ocurrieron durante esos cinco años de democratización, uno de los primeros fue la Acción Popular consiguiendo la escena política en 1980 con su esperado y abrumador triunfo. Sin embargo, el “alvismo”, liderado por Javier Alva Orlandini, quien objetó los excesos del liberalismo económico, porque se interesaba en reforzar una base de apoyo social en el clásico estilo populista y la segunda facción era la de los tecnócratas, liderados por Manuel Ulloa, un equipo de personas de elevado nivel profesionales, aplicaron el modelo económico (libre mercado) y su perspectiva estaba mucho más allá de las peleas intrapartidarias.

El Partido Comunista del Perú, “Sendero Luminoso” irrumpió un día antes de las elecciones de mayo de 1980, incendió el local municipal, las ánforas y cédulas electorales en Chuschi, Ayacucho. También, el gobierno de Belaúnde sostuvo, a través de su ministro del interior José María de la Jara y Ureta, que estos actos de SL constituían “un terrorismo incipiente y actos de sabotaje”.

El Sendero Luminoso, es un grupo perturbador, extremadamente violento, sectario y absoluto quienes sostenían que el proceso revolucionario

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