Tic's Y Deporte

TIC’S y Entrenamiento

La tecnología altera radicalmente la manera en la que los profesionales del entrenamiento deportivo realizan su labor. Pensemos en un seleccionador de baloncesto, que previa competición contra otro equipo, visualiza los partidos de su rival mediante análisis de sus sistemas tácticos, en un corredor que vuelca en tiempo real toda la información sobre su sistema cardiovascular y zancada durante un entrenamiento, y un alpinista que mediante GPS se orienta en regiones de difícil acceso y orientación.

He escogido el término “entrenamiento” y no “deporte de competición” o “deporte de élite” o “de espectáculo”, para así centrar la atención en las herramientas de naturaleza tecnológica que facilitan la comunicación y la información en los procesos de entrenamiento. De esta manera, quedarían excluidos en esta sección los debates sobre la industria textil y de calzado deportivo u otros como la innovación en los implementos (tablas de surf, raquetas, etc.) y pavimentos (césped, vasos de piscina, etc.).

La tecnología en el entrenamiento también puede tener efectos colaterales, principalmente la exclusión, como advierte Katz (2001). La tecnología tendrá la misión de mejorar las habilidades atléticas para acercarse lo más posible a los límites físicos (desde un compromiso ético también ética) y serán los deportistas que tengan acceso a estos recursos los beneficiados. Este autor, en su artículo “Inovações na tecnologia Esportiva: Implicações para o Futuro”, se pregunta cómo la tecnología es utilizada para auxiliar la toma de decisiones en el deporte y cuáles son las perspectivas de futuro de las TIC en este ámbito.

Uno de las cuestiones aún sin resolver es si la tecnología debe sustituir los juicios de valor hechos por las personas, principalmente jueces y árbitros. La revisión y revalidación de decisiones arbitrales, la animación gráfica, los modelos tridimensionales y el uso del vídeo con diferentes ángulos de cámaras son actualmente recursos utilizados. Quizá la respuesta está, por un lado, en que al final del proceso siempre hay una persona valorando y, por otro, cuánto estamos dispuestos a sacrificar del espectáculo basado, en parte, por la incertidumbre que genera el siempre posible error humano.

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