Tolypeutes tricinctus
Enviado por Manuelrico • 10 de Junio de 2014 • Informe • 385 Palabras (2 Páginas) • 243 Visitas
La idea nació en 2012 con una campaña en las redes sociales de la ecologista Asociación Caatinga, que proponía al tatú-bola (Tolypeutes tricinctus) como mascota del campeonato que se celebrará entre el 12 de junio y el 13 de julio en doce ciudades de Brasil.
La FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociado) aceptó y bautizó a la mascota con el nombre de Fuleco, acrónimo inventado de las palabras “fútbol” y “ecología”.
“Se trata de una especie exclusivamente brasileña, amenazada de extinción”, dijo a Tierramérica el secretario ejecutivo de la Asociación Caatinga, Rodrigo Castro.
“Vive en un ecosistema poco conocido y protegido (la caatinga) y tiene la increíble capacidad de cerrarse como una pelota cuando se siente amenazado, debido a su caparazón flexible”, añadió.
La caatinga es el bioma semiárido del Nordeste de Brasil y cubre cerca de 10 por ciento del territorio nacional, entre 700.000 y un millón de kilómetros cuadrados.
El Fuleco se multiplicó en millones de muñecos y otros productos con su imagen que comercializa la FIFA –generando además millones de dólares de ganancias—, exactamente al revés que el pequeño armadillo, cada vez más raro en su hábitat.
En la lista mundial de especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), el Tolypeutes tricinctus está pasando de la categoría “vulnerable” a la de “en peligro”.
“Esto significa que si no se hace nada, el animal se puede extinguir en los próximos 50 años”, dijo a Tierramérica la bióloga y veterinaria Flávia Miranda, del conservacionista Proyecto Tamanduá.
El Tolypeutes tricinctus es una de las dos especies de armadillo con la facultad de enrollarse formando una bola. La otra es el Tolypeutes matacus, presente en varios países sudamericanos.
El tatú-bola puede medir hasta 45 centímetros y pesar un kilo y medio. Su armadura está compuesta por tres capas dérmicas osificadas. Se alimenta sobre todo de insectos.
Se estima que ya ha desaparecido 30 por ciento de su población original. “Calculamos que perdió 50 por ciento de su hábitat en los últimos 15 años”, subrayó Miranda, también consultora de la Asociación Caatinga.
La reducción del hábitat es la principal razón de peligro, apuntó Castro, causada por la deforestación de la Caatinga y del Cerrado, la vecina ecorregión de sabana tropical que también habita.
Pero no se puede ignorar la caza: “Se trata de una práctica cultural y tradicional de comunidades rurales”, explicó Castro.
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