Trabajo de Investigación La Revolución Industrial
Enviado por MerceFiores97 • 29 de Octubre de 2015 • Trabajo • 2.488 Palabras (10 Páginas) • 152 Visitas
Trabajo de Investigación
La Revolución Industrial
Introducción:
La revolución industrial marca un punto de inflexión, modificando e influenciando todos los aspectos de la vida cotidiana. Es el proceso de transformación económica, social y tecnológica que se inició en la segunda mitad del siglo XVIII en Gran Bretaña, y que más tarde se extendió por gran parte de Europa Occidental y Estados Unidos. En este periodo, se vivió el mayor conjunto de transformaciones de la historia. Se pasó de una economía rural, basada fundamentalmente en la agricultura y el comercio, a una economía de carácter urbano, industrializada y mecanizada. Se pasa del trabajo manual a la máquina, y del taller a la fábrica.
Los campesinos abandonan los campos y se trasladan a las nuevas capitales. El artesano desaparece casi por completo, y surgen nuevos profesionales: promotores e ingenieros. Aparece el proletariado, y la sociedad se ve inmersa en unos cambios de tal magnitud que desencadenaran la base del mundo contemporáneo.
Acontecimiento Histórico:
Durante la segunda mitad del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX tuvo lugar un periodo en la historia denominado Revolución Industrial.
El sistema de gobierno que había en ese momento era la monarquía, un sistema en el cual el poder legislativo, judicial y ejecutivo lo tenía el rey, es decir, el monarca tenía el poder absoluto. El estado, en su conjunto (habitantes-súbditos) eran propiedad del rey.
La sociedad se caracterizaba por la desigualdad legal entre los diferentes grupos sociales. Los Privilegiados, por un lado, constituido por la nobleza y el alto clero, quienes poseían grandes riquezas provenientes de las rentas de las tierras, gozaban de grandes extensiones y estaban excluidos de pagar impuestos. Ocupaban los cargos más importantes del ejército, la Iglesia y el Estado. Eran juzgados con leyes distintas a las del pueblo.
Por otro lado, el grupo de los “no privilegiados” (o tercer estado), eran un grupo heterogéneo que incluía desde ricos comerciantes y banqueros (que nada envidiaba a la nobleza en cuanto a patrimonio), hasta el más humilde de los campesinos. Todos ellos, tenían en común el hecho de ser quienes sostenían económicamente el país con su trabajo y con sus impuestos. El tercer estado constituía habitualmente 9/10 de la población, y de ellos la mayoría eran campesinos pobres.
El sector económico de ese entonces, tenía base agraria: tres cuartos de la población se ocupan de tareas agropecuarias. Se trata de una agricultura caracterizada por su bajísima productividad, al estar dirigida al autoconsumo (el campesino piensa fundamentalmente en alimentarse el mismo y sus familias con el producto de sus tierras) y no a la comercialización.
Sin embargo, se conservaba el régimen señorial en la mayor parte de la población: los campesinos en teoría hombres libres, debían pagar impuestos a su feudal (gran propietario de la zona con un título de nobleza o algún cargo eclesiástico) en forma de pagos en moneda, en especie (una parte de la cosecha) o personal (trabajando gratis durante varias jornadas en las tierras del señor). Los campesinos además, debían aceptar la autoridad judicial del señor.
La peste (epidemia devastadora de aquel entonces) diezmó la población, debilitando dicho sistema feudal. Los señores debieron "aflojar" la presión sobre los campesinos. Y las monarquías absolutas, por su parte, recortaron el poder de los señores, en especial su capacidad para ejercer justicia y cobrar impuestos. Ya en Gran Bretaña, el poder monárquico, perdía su poder de antaño, lo que se consideró favorable para la modernización de la agricultura y de la economía, que se produciría en este país a partir el siglo XVIII.
A finales del siglo XVIII la mayoría de la población inglesa vivía en el campo y en la zona rural. En las ciudades no se concentraba un gran número de población. Los campesinos se producían sus alimentos y tejían sus propias ropas. En las ciudades, las personas podían elaborar su ropa, sus zapatos, o cualquier otro objeto de uso doméstico; como también podían recurrir al taller de un maestro experimentado para que los confeccionara.
Los trabajadores de cualquier sector artesanal se separaban en gremios.
Los gremios de los diferentes grupos de artesanos (zapateros, tejedores, alfareros...) se organizaban por disciplinas para controlar toda la actividad que se desarrolle en esa ciudad, de manera que las mercancías fabricadas en otros lugares no puedan entrar en su ciudad, pudiendo controlar ellos mismos el comercio local. Estos gremios, fijaban de una forma rígida horarios laborales, precios de los productos, salarios, herramientas de trabajo, número de trabajadores por taller, etc, porque lo más importante era garantizar la calidad del producto desarrollado. Esta organización, además, impedía cualquier avance técnico u organizativo que pudiese dar ventaja a unos talleres sobre otros. De esta forma la competencia era igualitaria y equitativa. Por estas razones los nuevos regímenes liberales prohibirán la existencia de gremios, como organismos incompatibles, con economías basadas en el progreso tecnológico continúo que deriva de la competencia y el libre mercado.
La población británica creció a gran ritmo, a causa fundamentalmente, de los cambios en la agricultura (el suministro constante y creciente de alimentos va terminando con la crisis demográfica) permitiendo aumento de la calidad y los años de vida. Parte de esa población en crecimiento emigrará a las ciudades y formará la masa de los trabajadores industriales. La carencia de habitaciones en las nuevas viviendas urbanas, fue el primer problema que sufrió esta población marginada socialmente; pues debían vivir en espacios reducidos sin comodidades mínimas y a ello se sumaban jornadas de trabajo, que llegaban a más de catorce horas diarias. En dichas jornadas participaban hombres, mujeres y niños con salarios miserables, y carentes de protección legal frente a la arbitrariedad de los dueños de las fábricas o centros de producción. Así nació el proletariado, es decir los obreros. Este conjunto de males, que afectaba al proletariado, se llamó la “Cuestión Social”, haciendo alusión a las insuficiencias materiales y espirituales que les afectaban.
Como contraste al proletariado, se fortaleció el poder económico y social de los grandes empresarios, los llamados burgueses. El sistema burgués representa, de esta forma, un modelo de sistema económico capitalista, caracterizado por la propiedad privada de los medios de producción y la regulación de los precios por el mercado, de acuerdo con la oferta y la demanda.
La economía basada en el trabajo manual, se remplazó por la industria y la manufactura. La Revolución comenzó con la mecanización de las industrias textiles y el desarrollo de los procesos del hierro. Se aumenta la cantidad de productos y se disminuye el tiempo en el que estos se realizan, dando paso a la producción en serie, ya que se simplifican tareas complejas en varias operaciones simples, que puede realizar cualquier obrero sin necesidad de que sea mano de obra cualificada. De este modo, bajan los costos en producción y se elevan la cantidad de unidades producidas bajo el mismo costo fijo.
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