Transtornos Alimentarios

Los transtornos de conducta alimentaria son enfermedades basadas en la distorsión de la imagen corporal y sus consecuencias, siendo la anorexia nerviosa y la bulimia las más conocidas. Las causas de estos transtornos pueden ser biológicas, psicológicas, familiares y sociales.

Si bien hay reportes de estos transtornos desde tan temprano colo la Edad Media, es en la modernidad que se les está estudiando y prestando importante atención.

Entre los diferentes tipos de enfermedades se encuentran:

Transtorno por Atracón: Se trata de una ingesta sobremesurada de alimentos seguida de un período de auto restricción de comer a pesar del gran deseo de hacerlo, repitiéndose un ciclo que destruye la salud corporal y mental.

Bulimia: Parecida al anterior, la bulimia consiste de una exagerada ingesta, pero se diferencia del TPA por seguir este paso por vómito y/u otros métodos de evacuar los alimentos del cuerpo. Puede haber hasta 15 episodios por semana. Hay dos tipos de bulimia: Bulimia purgativa (purgación forzada del alimento) y la Bulimia no purgativa (ayunos y ejercicio físico intensos para bajar de peso).

Anorexia Nerviosa: Es la sumatoria de dietas restrictivas al extremo, ejercicio físico excesivo y purgas, con el objetivo de obtener el tipo de cuerpo soñado, a costa de la salud propia y obsesivamente no percibir las verdaderas proporciones del cuerpo.

Vigorexia: La vigorexia puede ser o bien una obsesión con el ejercicio físico compulsivo y constante o bien el comer con el objetivo de aumentar de peso, sintiendo que uno es demasiado delgado.

Megarexia: Denominado el “opuesto de la anorexia”, se trata de la percepción de que uno se mantiene perfectamente sano y por lo tanto se alimenta de nada más que de comida basura.

Pica: Es la ingestión obsesiva de sustancias no comestibles.

Toda enfermedad de transtorno alimentario se basa en una fijación por el aspecto físico y el peso, desarollando ansiedad, baja o débil autoestima, frustración y cambio de conductas alimentarias que llevan a la autodestrucción mental y física. A lo largo del padecimiento e incluso después de la recuperación se sufre depresión, culpa, vergüenza.

La víctima queda cambiada para siempre: no solo se afecta sus hábitos alimenticios, también su relación con el entorno, círculos sociales, percepción de uno mismo y demás.

Estos problemas suelen desarollarse al comenzar la pubertad, niños que eran perfectamente saludables empiezan a consumir tres cuartos de lo normal y pronto caen en bulimia u otros. Una víctima de transtorno alimentario tiene problemas para aceptarse a sí misma, controlar su vida (desde su propio punto de vista), problemas para relacionarse con otros, perfecionismo y autocriticismo de uno mismo y evitan toda situación lo mínimamente estresante.

Entre un 40% y 80% de víctimas sufren también de depresión clínica, la cual juega un papel importante en su enfermedad, así como problemas de ansiedad y fobias.

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