Trochero
Enviado por lectoraXXI • 29 de Abril de 2021 • Apuntes • 490 Palabras (2 Páginas) • 222 Visitas
Trochero, trochera
Sonia Piña, 21 de julio de 2020
La palabra trochero no aparece registrada en el Diccionario de la Lengua Española de la RAE, aunque su uso no es extraño en el español de Venezuela. Quizá sea una hipótesis digna de probar el hecho de que su empleo se haya hecho más frecuente desde que nos convertimos en los nuevos migrantes mayoritarios de América. Designaba casi en exclusividad a las personas que conocían las trochas, esa «vereda o camino angosto y excusado, o que sirve de atajo», según la definición del citado diccionario; el trochero guiaba el tránsito por vías no formales, alternas, para pasar de un lado a otro en límites fronterizos. Sin embargo, ahora, en el contexto de la pandemia del COVID-19, su recorrido interpretativo desde el lenguaje del poder se ha dirigido para designar a los migrantes venezolanos que pasan por esas vías inhóspitas, eludiendo los controles del Estado, cerrados o restringidos, para volver a su país de origen.
Trocha ha desplazado incluso en el imaginario colectivo a esos caminos verdes que popularizó Rubén Blades en su álbum Buscando América (1984). Mientras que esos caminos verdes eran esperanzadores, llenos de futuro y portadores de injusticias por redimir (Voy llegando a la frontera, pa´ salvarme en Venezuela), las trochas remiten a significados más humildes a los que se han añadido los de vergüenza y culpa, y han adquirido una connotación negativa de ilegalidad debido a que retan todas las restricciones oficiales para la movilidad que se han establecido en las fronteras venezolanas.
Tampoco la vestimenta fonética de la palabra ayuda a ser percibida con más enjundia (compárense trabajo / chamba, joven / chamo, torcido / choreto, sandalia / chancleta); resultaría digna de aparecer en la letra de la célebre canción Chilanga banda (Café Tacuba), pero sin la pátina simpática de pachanga o chinche. Ese sonido africado palatal de la ch, que ejerce como centro gravitatorio en la pronunciación, la asocia mediante una red de significados mentales escondidos en toda gran tradición lingüística a otras expresiones menesterosas como a troche y moche (algo que se hace con desenfreno, sin orden). Es un dato curioso que esta locución adverbial proceda, aparentemente, de los verbos trocear y mochar, una acción propia de los leñadores al abrirse paso en una vegetación cerrada. Y esta aparición de los leñadores nos transporta a su vez a otro refrán: hacer leña del árbol caído.
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