UN DIA POCO USUAL

UN DIA POCO USUAL

Sucedió en la fría mañana del veinticinco de octubre de dos mil trece mientras se desarrollaban mis practicas pedagógicas en la sede Manuel Santiago Vallecilla del colegio republica de Israel; ahí me encontraba sola junto con un grupo de treinta chiquillos de no más de 13 años, que realizan la cuarta etapa de las once que requiere este largo y obstaculizado viaje de la educación, con una de las peores sensaciones de la carrera docente, los nervios. Nervios de saber que ellos me podían devorar con un solo y pequeño resbalón que yo tuviese, pero al mismo tiempo esa confianza que salía entre la más grande mezcla de sentimientos, me permitía tomar el control y la autoridad para poder guiar a este grupo hacia el éxito.

Se me ocurrió la idea de preguntarles que deseaban hacer, pensé que de pronto podía satisfacer algún deseo; de sus bocas salieron miles de palabas difíciles pero no imposibles de cumplir, que requerían un tiempo y espacio determinado. De pronto todo quedo en silencio, saliendo así a relucir la voz de un pequeño que con su tierna mirada me decía: “traje un libro de mitos y leyendas, que tal si lo leemos”, todos nos miramos, unos con cara de desubicados, otros con una expresión muy agradable; ansiosos de poder salirse por un rato de esa rutina que para ellos era poco enriquecedora y nada llamativa de la jornada educativa que viven estos chicos, se sentaron en círculo dejándome como un trofeo a quien todos admiran y anhelan que entregue algo.

Extrañada de dicha conducta, me senté junto a uno de ellos y empecé a leer todos y cada uno de los textos que plasmados en ese libro nos divertían y nos permitían compartir un rato “bacano”, como uno de los chicos dijo. Realmente sentí que esta dinámica permitió dejar salir a flote sentimientos que pocos de ellos demuestran como lo son el respeto por los demás y el carisma mutuo que existe con sus compañeros.

Después de haber terminado con esta entretenida actividad me quede mirando el grupo en el que se desarrollaban mis prácticas pedagógicas, hasta ese momento me preocupaba poco la recreación de mis chicos, pues no le daba la importancia necesaria, pero el solo haber visto ese pequeño avance en el saber que ellos traían consigo desde sus casas, género y cambio en mi la verdadera necesidad que tengo por formar la generación del futuro. En ese momento me sentí realizada, satisfecha y sincera con lo que realmente quiero en mi vida profesional y personal, ese día me cambio.

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