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Un Estado laico en Colombia


Enviado por   •  25 de Octubre de 2017  •  Ensayo  •  3.012 Palabras (13 Páginas)  •  247 Visitas

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UNIVERSIDAD DE LA AMAZONIA[pic 1]

“La Universidad Hacia El Posconflicto”

UN ESTADO LAICO EN COLOMBIA

LUIS FERNANDO VARGAS OLIVEROS

PROGRAMA DE DERECHO

PRIMER SEMESTRE

HISTORIA DE LAS IDEAS POLITICAS

JOSE LEONARDO SUAREZ

Florencia, Caquetá, 04 de Octubre de 2017

Un Estado laico en Colombia.

Comencemos con una pequeña definición, se define la laicidad como “un régimen social de convivencia, cuyas instituciones políticas están legitimadas por la soberanía popular y no por elementos religiosos”[1], o simplemente como “el ejercicio de la separación entre las sociedades civil y religiosa”[2]. Pero laicidad no es estrictamente la separación del Estado con las iglesias, esto significa que puede haber países formalmente laicos, pero sin embargo todavía están condicionados por el apoyo político proveniente de la o las iglesias del país; Y por el contrario, existen países que no son formalmente laicos pero no dependen de la legitimidad proveniente de las instituciones religiosas.

No se puede afirmar la existencia de una sociedad absolutamente democrática, ni la existencia de un sistema político que sea total y definitivamente laico.

Un punto fundamental de cualquier constitución política es la definición del carácter del estado en el cual la sociedad se compromete a desarrollarse, a vivir. En la actualidad, llama la atención la resistencia al Estado laico, frente al cual se crea un debate donde algunos dicen que “la laicidad se trata de un ataque a todos los creyentes”[3].

La laicidad, por lo contrario, invita al respeto del pensamiento de cada persona y de igual manera su creencia religiosa o el hecho de que no tenga ninguna. También invita a la igualdad de los ciudadanos independientemente de su postura religiosa, además “la laicidad no es antirreligiosa” [4] como algunos lo mencionan, ni es una imposición, pues permite la libertad de conciencia y de cultos, no impide ni pone una religión por encima de otra sino que les da garantías y las protege siempre y cuando no atenten contra los derechos humanos o leyes penales, pues no se puede justificar asesinatos o pedofilia simplemente por asuntos de fe. Así, toda la fe religiosa y filosófica, tendrán la misma posibilidad de expresar su pensamiento, de realizar sus ritos si los tienen y de sentirse en plena igualdad de condiciones frente a las demás.

El efecto político del cristianismo es que el Estado sea laico debido a que “Cristo muere porque la religión judía lo condena, estamos diciendo que al Dios nuestro, al de los cristianos, lo asesinó la religión o más bien la intolerancia a otras creencias”[5]. Ello no existe en el mundo musulmán donde “no ha existido nunca una separación entre el Estado y la religión”[6]

El creyente de un credo religioso independientemente del que sea, no sentirá la amenaza de que se le quiera imponer otra religión, pero tampoco podrá imponer la suya. Un Estado laico asegura la existencia de todas las religiones y creencias sin que ninguna se sienta aislada o discriminado y para ello es necesaria la separación entre el estado y las organizaciones religiosas, donde una iglesia mayoritaria o minoritaria no determine las acciones del estado y donde el estado no interfiere en las acciones de la misma. Si en una constitución invoca algún dios estaría contradiciendo lo anterior por lo tanto establecería que no es un Estado laico.

Los opuestos a la laicidad creen poseer una verdad indiscutible y se sienten con el derecho de imponerla, tienen una inclinación que explica que “Bush”[7] haya acudido al nombre de Dios para invadir a Irak, que “Al-qaida”[8] haga lo mismo recurriendo al nombre de Dios para los actos terroristas o que el vaticano haya pactado con “Hitler”[9], al que nunca desmintieron cuando decía que mataba a judíos en cumplimiento de un mandato bíblico. El debate es entonces entre laicidad y autoritarismo, todos sabemos que el autoritarismo no es democracia y los creyentes que rechazan el uso político de la religión por parte de Bush o Hitler, saben bien la necesidad de que su fe sea respetada y no mezclada con los asuntos de la política.

Por el contrario, las personas que están de acuerdo con la laicidad están dispuestas a poner todo en discusión, a pensar diferente, a asumir como derecho personal el derecho a ser parte o no de un credo, la laicidad no impone la fe o la falta de fe.

Uno de los derechos humanos es precisamente la libertad de culto, siendo el Estado el encargado de garantizar la vigencia de los derechos humanos, la única forma de hacerlo es declarándose laico y eso significa “neutral y separado de toda fe religiosa, sin apoyar a ninguna ni económicamente ni de uno u otro modo”[10], fortaleciendo la educación laica, “La educación pública tiene que ser laica a todos los niveles. Dentro de una educación pública laica sólo se pueden transmitir conocimientos científicos y principios constitucionales”[11], renunciando al uso de cualquier símbolo religioso, confirmando la separación de las practicas públicas y privadas, sosteniendo la igualdad ante la ley y evitando conflictos religiosos que se dan cuando hay sentido de imposición de una fe sobre otra.

 “La constitucionalidad de la consagración oficial de Colombia al Sagrado Corazón era plausible durante la vigencia de la anterior Constitución”[12], hace referencia a la constitución de 1986, en la cual se establecía que la religión católica era la de la Nación y constituía un esencial elemento del orden social. Pero esa constitución vulnera el nuevo ordenamiento constitucional que establece un Estado laico y pluralista, que se basa en el reconocimiento de la plena libertad y la igualdad entre todas las creencias religiosas como se mencionaba anteriormente. En esa constitución se establecía que Dios era la fuente suprema de toda autoridad y que la religión Católica, Apostólica y Romana era la de la nación; La constitución de 1991 invoca la protección de Dios pero no le concede ningún atributo como fuente de autoridad o dignidad, ni referencia a una religión especifica. “Esta invocación de Dios es compatible con todas las creencias religiosas porque no resalta a ningún credo religioso, no se consagra la constitución como confesional, sino que simplemente quisieron expresar que las creencias religiosas tenían un valor constitucional protegido”[13]

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