Un Techo Para Mi Pais

Breve introducción

Un Techo para mi País es una organización latinoamericana que nace en Chile en 1997. Después de concluir unas misiones construyendo una capilla en el pueblo de Curanilahue, un grupo de jóvenes universitarios, apoyados por Felipe Berríos S.J., sintió la necesidad de denunciar la situación de extrema pobreza en que viven millones de personas en los asentamientos precarios. La idea consistía en la construcción de viviendas de emergencia y la ejecución de planes de Habilitación Social para el desarrollo comunitario.

Hoy, Un Techo para mi País está presente en quince países. Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Nicaragua, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay se unen a través del trabajo de miles de voluntarios y comunidades que luchan por un continente más justo.

La misión es mejorar la calidad de vida de las familias que viven en situación de pobreza a través de la construcción de viviendas de emergencia y la ejecución de la Habilitación Social (plan de desarrollo comunitario), en un trabajo conjunto entre jóvenes voluntarios universitarios y las comunidades.

Queremos denunciar la realidad de los asentamientos precarios en que viven millones de personas en Latinoamérica e involucrar a la sociedad en su conjunto para lograr que se comprometa con la tarea de construir un continente más solidario, justo y sin exclusión.

Por otro lado, su visión apunta a disminuir la extrema pobreza en Latinoamérica, contando con jóvenes dispuestos a lidiar con los diferentes desafíos que sus países demandan, para lograr que todas las familias cuenten con una vivienda digna y puedan acceder a más oportunidades para mejorar su calidad de vida.

Relacionando el proyecto en cuestión con los autores vistos en el curso de Antropología, comenzaremos por Friedmann. Este ve a la libertad como “igualdad de resultados”, y que en otras palabras se está refiriendo a la equidad social cuando la señala como “partes equitativas para todos”. Esto se verá reflejado en las tareas que realiza nuestro gobierno a favor de “Un techo para mi país”, en tanto está apoyando estos principios planteados por el autor, contribuyendo a que todos puedan acceder a los mismos beneficios. Más allá de que el objetivo es este, no quita que algunas personas puedan quedar desconformes.

Mounier pensaba que los individuos toman la libertad desde la negación, cuando se refiere a que la misma “es una ausencia de causa, una laguna en el determinismo”. No se puede pensar a las personas aisladas de las condiciones que lo rodean: sociales, políticas, culturales, económicas. A raíz de esta carencia, Mounier diferencia dos formas de libertad: La libertad de indiferencia (libertad de no ser nada, de no hacer nada) y la del indeterminismo físico (la libertad que no se gana contra los determinismos naturales, se conquista sobre ellos, pero con ellos).

El propósito de “un techo para mi país” es liberar al hombre del estado de enajenación en que se encuentra, quitándolo del aislamiento social, político, cultural y económico que lo indiferencia, dándole la opción de reconstruir su vida.

El concepto integral de libertad es resultante de la contradicción determinación-indeterminación. Esta es absoluta y subjetiva: es en la medida que somos con los otros. Se es libre cuando las demás personas que nos rodean también lo son. Es por tanto una libertad condicionada por los otros sujetos; comienza con los demás, y la persona es libre en sociedad, pues no se puede pensar al ser humano como individuo aislado.

La libertad de uno se acrecienta con la del otro, lo lleva a que no se dé individualmente, sino a que se conquiste, se construya socialmente, se busque en relación con las demás personas, y no en forma individual. Es a su vez una condición social, no es la mera espontaneidad, sino la adhesión a los objetivos. La libertad no es quedar restringido a lo dado, y a los determinismos naturales; es apropiarse de ellos y personalizarlos.

Podemos señalar que nuestro Estado contribuye a la concreción de este proyecto, con el fin de que todos los beneficiarios accedan de igual manera, en forma equitativa, estableciendo una igualdad de oportunidades para todas las personas que estén en situación marginal, sin distinción alguna; dado que toda persona es libre en relación con los otros, o sea se da la relación Yo-Tu. “No me vuelvo libre sino por la libertad de los otros”, según Mounier.

El proceso histórico de desarrollo y crecimiento del proyecto Un Techo para mi País y la experiencia adquirida en los once años de trabajo junto con las familias más excluidas socialmente de Latinoamérica, ha tenido como consecuencia principal el desarrollo coherente de un modelo de intervención social de excelencia, sobre el cual se planifica el trabajo de la organización.

El Modelo de Intervención Social comprende la realidad de los asentamientos y de las familias que viven en ellos desde el marco teórico de la vulnerabilidad social. De esta manera, se han diseñado estrategias de intervención que apuntan a provocar un cambio significativo en la condición de vulnerabilidad de las familias de los asentamientos, que les permita contar con herramientas y capacidades efectivas para superar su condición de pobreza y salir de los asentamientos de forma autónoma.

El Modelo de Intervención cuenta con tres etapas de trabajo. Como primer etapa tenemos la Construcción de Viviendas de Emergencia, la cual promueve una solución transitoria a un problema de emergencia habitacional; en la segunda etapa se realiza la Habilitación Social, y sirve para potenciar las habilidades de la comunidad hasta empoderarlas de su propio desarrollo, y se culmina con una tercera etapa, donde se obtiene la Vivienda Definitiva, como reflejo de la auto-sustentabilidad.

En la primera etapa de la construcción de viviendas de emergencia, los esfuerzos se orientan a otorgar una solución temporal a la situación de emergencia habitacional. Esta experiencia también constituye la “puerta de entrada” para que muchos jóvenes voluntarios, que no han tenido la oportunidad de acercarse a la realidad de los asentamientos, se vinculen desde la acción con las comunidades más pobres.

Mediante el proceso de construcción se establecen los primeros vínculos de confianza con la comunidad al validar una relación que nos permite el posterior trabajo continuo en las comunidades.

La vivienda de emergencia es una casa de madera prefabricada, con techo a dos aguas de chapas de zinc, de dieciocho metros cuadrados. Se construye sobre la base de dieciocho pilotes que la aíslan del suelo y la protegen

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